CÓRDOBA.- La decisión del gobierno nacional de analizar la posibilidad de construir una "autopista navegable" alternativa al Paraná es bien vista por los especialistas, aunque también coinciden en que se trata de una obra que -con variantes- fue estudiada otras veces y dejada de lado por los inconvenientes que presenta y por los altos costos de ejecución.

La Subsecretaría de Recursos Hídricos de la Nación firmó un acuerdo de cooperación y asistencia técnica con el Ministerio de Infraestructura y Gestión Hídrica de los Países Bajos para estudiar la obra. Los resultados -según el documento- deben estar a mediados del año que viene.

Santiago Reyna, docente titular de Obras Hidráulicas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), explicó a LA NACION que siempre es positivo estudiar alternativas, pero enfatizó que la construcción de canales navegables -obras de mucha envergadura- es "muy costosa" por lo que queda reservada para áreas altamente rentables.

"Del estudio derivará la relación entre los beneficios esperados y los costos involucrados -continuó-. Con esos datos habrá que comparar con otras alternativas como es la de desarrollar la red ferroviaria y unirla a la hidrovía que ya existe en un sistema multimodal".

En esa línea describió que la hidrovía tiene "menos éxito del deseado" pero puede mejorarse con más trabajos de dragado, mejores accesos a los puertos y bajando los costos de operación.

El objetivo del proyecto que retomó la Nación es evaluar la prefactibilidad técnica, económica y ambiental de la construcción de un canal adecuado para el transporte por vías de navegación interior. Busca la conexión entre zonas de gran producción agrícola en el centro del país y un puerto (a desarrollar o no) capaz de recibir embarcaciones de ultramar.

José María Rodríguez, economista de la UNC, coincidió en que se trata de iniciativas "muy atractivas" desde el punto de vista técnico pero "muy complejas desde lo económico". El hecho de que se planteen exclusas -como las del canal de Panamá- para regular el agua suma costos a una inversión inicial que "ya es muy significativa".

"Para que sea viable desde lo económico debe implicar una reducción de costos en relación a otras alternativas como el Paraná o el ferrocarril -agregó-. Si bien las barcazas tienen bajos costos operativos, la inversión inicial y los gastos derivados de las exclusas seguramente los compensarían ampliamente".

Los expertos plantearon que el Paraná está "subutilizado" por los costos derivados de las regulaciones portuarias, en los que ahora se está trabajando para reducirlos.

Cuestiones técnicas

Entre los obstáculos hidrológicos e hídricos para ejecutar la obra, Reyna enumeró el cruce de las escorrentías de oeste a este -son áreas muy inundables-, los altos niveles freáticos que se registran en la región y la necesidad de garantizar caudales en una zona que no es rica en agua.

"Toda obra lineal -un canal, una autopista, un tren- genera un efecto barrera, lo que está de un lado no puede pasar del otro. Resolver ese aspecto es muy costoso", dijo. A esos factores, se suma el impacto ambiental que deberá estudiarse en detalle.

Maximiliano Mauvecin, director del Foro de Entidades Empresarias de la Región Centro quien acompañó al presidente Mauricio Macri en la gira por Holanda, consensuó en que es positivo analizar nuevas vías y reclamó que el estudio de infraestructura sea "integral".

"Hace tiempo que reclamamos por los altos costos de los traslados de productos por tierra (en rutas que no son adecuadas) y por las derivaciones económicas de las regulaciones portuarias. Una hidrovía funcionando baja fuerte los costos", indicó.