Muestras de apoyo de las entidades gremiales de productores, algún recelo de la industria de insumos y quejas de productores en las redes sociales fueron las reacciones que provocó en el sector agropecuario la designación del presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Luis Miguel Etchevehere , como nuevo ministro de Agroindustria en reemplazo de Ricardo Buryaile .

Los dirigentes de Confederaciones Rurales Argentinas, Coninagro y la Federación Agraria expresaron su satisfacción con la designación del ruralista. No es casual: desde que asumió la presidencia de la Sociedad Rural, en 2012, Etchevehere mantuvo unida la Mesa de Enlace, aun cuando en el último año del kirchnerismo en el gobierno la Federación Agraria resolvió reanudar el diálogo con el entonces ministro de Economía Axel Kicillof .

En las empresas de semillas y agroquímicos, que atraviesan un complejo proceso de fusiones y adquisiciones, esperan que Etchevehere pase lo más rápido posible la transición de dirigente ruralista a funcionario del Estado y que logre soluciones equitativas a los conflictos. Uno de los temas que comenzó a resolver Buryaile, pero que todavía sigue en disputa, es el del reclamo de las empresas semilleras por el pago de regalías a la propiedad intelectual en semillas de soja. Es un negocio que podría facturar US$ 800 millones más que en la actualidad.

"Hubiéramos preferido que se eligiera a alguien que esté por encima de su sector y que haga fuerza para atraer inversiones de las empresas", dijo el ejecutivo de una multinacional en off the record. En otra compañía, sin embargo, reconocieron que Etchevehere fue duro en el momento de negociar, pero valoraron su vocación por llegar a un acuerdo en la disputa.

Los exportadores de granos confían en que el aval que le dio Macri a Etchevehere sea suficiente como para resolver los problemas de competitividad que enfrentan, como los costos de logística y las trabas burocráticas del Estado. Consideran también positiva la insistencia del ex presidente de la SRA en abrir mercados para las exportaciones argentinas.

Los productores que no están adheridos a las entidades gremiales comienzan a ver con recelo los movimientos del Gobierno. Se enojan cuando alguien dice que el campo vive "un boom", porque todavía ven que la presión impositiva los sigue teniendo como blanco. La soja, principal recurso de sus empresas, sean pequeñas o grandes, tributa un 30% en concepto de derechos de exportación. Con precios internacionales más bajos que hace un año, los márgenes de ganancia se están achicando. El anuncio del 50% de aumento del impuesto inmobiliario rural en la provincia de Buenos Aires tampoco los ayudó a mejorar el humor.

Hay otros segmentos del campo que aguardan soluciones, como los tamberos o las economías regionales, que vienen de padecer varios años con precios en baja. Será un desafío para Etchevehere.