La reducción gradual de las retenciones a la soja, anunciada por el Gobierno para el año próximo, podrá derivar en una mayor demanda de fertilizantes. Fue la conclusión que se planteó ayer en la sede de la Asociación Civil Fertilizar, en el marco de la presentación "Nutrimos cultivos que nutren personas", donde el equipo de profesionales de la entidad volvió a insistir en el uso de la tecnología disponible para poder alcanzar un mayor rendimiento de los cultivos.

"Creemos que el clic se va a hacer con la quita de retenciones proyectada para el año próximo", explicó Jorge Bassi, vicepresidente de Fertilizar. "Hay una limitante que es que el productor de soja es de por sí conservador. Con la quita proporcional del impuesto, el cultivo va a ganar mucha competitividad", afirmó.

En la entidad consideran que el productor utilizará ese beneficio para invertir en el manejo de insumos. "No tenemos el cálculo, pero hemos realizado encuestas a productores y ellos responden que volcarán ese beneficio en tecnología", dijo a LA NACION Fernanda González Sanjuan, gerenta ejecutiva de Fertilizar. "Si tomamos como ejemplo el caso del maíz y el trigo, la quita de retenciones se invirtió en el paquete tecnológico: más allá de que aumentó la superficie en ambos casos, también lo hicieron las dosis de fertilizantes", explicó.

En la entidad esperan alcanzar el 6% de crecimiento anual que proyectaron en enero de este año, antes de las inundaciones: en 2016 se vendieron 3,6 millones de toneladas, y para 2017 esperaban llegar a 3,8 millones. Pero a esta altura del año, debido a las condiciones meteorológicas que afectaron a la región pampeana, ese 6% que antes parecía conservador ahora parece todo un desafío.

El equipo de Fertilizar observó además que, por exceso hídrico o por falta de humedad, según la región, muchos productores trazaron un plan de fertilización fuerte, y cuando llegó el momento de aplicarlo lo descartaron por la inmediatez en sembrar. "Hay fertilizantes comprados, pagados y guardados en el depósito sin retirar", dijo Bassi.

"Es una variable que en soja se repite mucho: el ritmo de la campaña lo marcan las lluvias, el agua. No podemos proyectar una fertilización fuerte en un cultivo que se siembra en tres o cuatro semanas; el plan es adelantarnos. La fertilización es clave para las brechas de rendimiento", explicó.

Razones productivas

Los números indican que el crecimiento del uso de fertilizantes está asociado a las dosis y al aumento de gramíneas (trigo y maíz), y en el caso de la soja consideran que hay un retraso con respecto a otros cultivos, pese a que las redes de ensayos e investigaciones son cada vez más consistentes en cuanto a la respuesta de la oleaginosa. "El productor está perdiendo una oportunidad", insistieron, y exhibieron resultados de redes de ensayos que demuestran cómo el manejo balanceado de nutrientes permite rindes de poco más del 14 por ciento.

Otro factor que influye en el menor uso de fertilizantes en soja es el esquema empresarial, ya que gran parte de los campos de soja son alquilados. Eso significa, según Bassi, que se hace un manejo austero porque "se piensa peso por peso invertido". En maíz, en cambio, se hace en gran medida sobre campo propio.

Las variables se enlazan como cuentas de un collar: una oleaginosa que se siembra en tierra que no es del productor, una ausencia de rotación de cultivos y un ruralista "austero" que busca llegar a un rinde "cómodo".