Raúl Crucianelli tenía 15 años cuando empezó a trabajar como cadete en Crucianelli S.A, la empresa familiar en Armstrong, Santa Fe. Pero luego la pyme empezó a crecer y le tocó supervisar la fabricación de discos múltiples, rastras doble tracción y sembradoras. Hoy es el director y sus tres hijos gerencian la compañía que exporta a 15 países, además de abastecer al mercado local.

"Viví todos los cambios que hubo en la empresa. Mi padre arrancó en un garaje con tres colaboradores y a los 15 me sumé yo. Iba a la escuela, pero a la tarde manejaba hasta desarmaderos en pueblos vecinos donde mi padre compraba maquinaria vieja. Con tal de manejar iba, no tenía carnet", afirmó Raúl Crucianelli.

En sus orígenes en 1956, Crucianelli S.A. fabricaba arados de rejas con materiales recuperados de arados importados. Luego, en 1960, empezó la fabricación de discos múltiples, rastras doble acción y sembradoras combinadas de grano grueso. En 1965, en tanto, se lanzó la primera sembradora de grano fino.

"El mercado nos fue llevando a hacer sembradoras. En el comienzo estuvo la mecanización agrícola, después las líneas de roturación y siembra, en los 80´, la labranza mínima; y, en los 90´, la siembra directa y toda la otra maquinaria se dejó de utilizar. Fuimos siguiendo los cambios de mercado ", explicó.

El camino, sin embargo, no estuvo exento de crisis. Según Crucianelli, la historia parece repetirse cada cuatro o cinco años y hubo momentos difíciles en 2001, 2008 y entre 2011 y 2015. "Si al productor no le va bien, lo primero que deja de comprar es maquinaria. El campo se resfría y nosotros quedamos en terapia intensiva. Cuando sobra, guardamos y, cuando falta, sacamos. La sobrellevamos con una línea económica austera, siendo prolijos y conservadores. Si le va bien al país, nos va bien, si le va mal, mal", aseguró.

Más allá de esto, en 2008, ya exportaban a 15 destinos; en 2011, ampliaron la infraestructura de la planta en un 50%; y, en 2016, cumplieron 60 años de existencia.

De acuerdo con Crucianelli, todo esto fue posible porque se rodeó de equipos de expertos, al igual que su padre, y además destacó como diferencial de la industria argentina la personalización.

"En el país hay 300 fabricantes de maquinaria agrícola y 40 de sembradoras. El fabricante se pudo adaptar a que en el Norte hagan 40 grados, en San Luis, hay arena y en La Pampa, mucha agua. Las multinacionales fabrican a gran escala, pero no personalizan. Esa es nuestra fortaleza. También brindamos un servicio y las multinacionales no pueden estar en la atención al cliente, en el servicio post venta", concluyó.