AYACUCHO.- A un lado y otro de la ruta hay un común denominador: agua. Una laguna en algunos tramos, casi un mar en otros por el avance tierras adentro, la paleta de tonos celestes predomina sobre los escasos verdes, allí donde se refugia el ganado para alimentarse y, en esta época, darle un espacio más o menos seguro a las flamantes crías.

Las lluvias no han dado tregua a lo largo del año y en especial en estos últimos meses. "Ya estamos en los 1200 milímetros, más de un 50% por encima del promedio anual para la región, y todavía falta un trimestre", advierte Ignacio Miramón, productor agropecuario y miembro de la delegación local de la Sociedad Rural Argentina (SRA). La media en Ayacucho, cada doce meses, ronda los 800 milímetros.

El panorama es crítico y similar en toda la zona. Las complicaciones se advierten mucho más en el centro de la provincia y se extienden hacia el Este, donde la pendiente acumula agua en todo el frente más cercano a la costa, desde General Lavalle hasta el distrito de Mar Chiquita.

Se empiezan a lamentar pérdidas importantes en todas las vertientes del sector. Al paso pueden verse algunas vacas muertas. Los productores confirman que el impacto de las inundaciones puede ser mucho más grave si hay más lluvias en el horizonte inmediato.

Sólo durante el último fin de semana cayeron entre 70 y 120 milímetros en la zona. El distrito más perjudicado fue Rauch, donde el pluviómetro llegó hasta la marca de 140. Ayer a la mañana cayeron las últimas gotas. Por la tarde llegó el viento fuerte y el pronóstico promete varios días corridos con algo de sol, una verdadera bendición para que escurran los campos, seque y se recuperen los lotes todavía aptos para alimento de ganado.

"Uno de los efectos por la falta de sol es la merma de magnesio en las pasturas, que no se alcanza a recuperar y los animales mueren por hipomagnesemia", explica el veterinario Guillermo Soto, que confirma pérdidas de ganado en medio de este escenario climático adverso para el campo en casi la mitad de la provincia de Buenos Aires.

Hay campos a los que no se puede acceder. Con más de media tranquera bajo el agua, los productores han quedado casi aislados y sólo pueden llegar hasta la ruta con tractores o a caballo. Tampoco han podido sacar hacienda. Algo parecido se vivió en Maipú, donde se organizó una exposición durante el fin de semana, pero aún no se pudieron retirar los animales porque es imposible transitar los caminos cercanos.

Las dificultades para movilizarse en los campos también cuesta cabezas de ganado. En la zona de General Lavalle y General Madariaga, hay productores que perdieron hasta 40 animales porque no logran llegar con alimento hasta las islas donde se refugian las vacas y sus crías.

Carlos Sanz, ahora presidente honorario de la Sociedad Rural de Balcarce, asegura que el agua se convirtió en un verdadero problema para toda la región. Aunque ubica a su distrito algo más aliviado que otros vecinos, como el caso de Ayacucho, General Madariaga y Mar Chiquita, donde la superficie inundada es muy superior.

"Claro que aun así el riesgo está abierto, porque los animales están pariendo en medio del agua", explica a LA NACION. También, acota, se complica con el período de servicio para reproducción. "Esto significa que el año que viene es casi seguro que tendremos menos terneros en toda la región", apuntó.

El dolor de cabeza alcanza además a quienes están completando cosechas, demoradas también por cuestiones climáticas, o estaban en preparativos para la siembra de primavera. "Se está levantando lo último que quedó de maíz y soja, y está suspendida la siembra de trigo, cebada y avena, que es uno de los fuertes del sudeste bonaerense", detalla el ingeniero agrónomo Ezequiel Pérsico sobre la situación en Ayacucho y las zonas cercanas. Algo más aliviados transcurren hacia el Sudoeste, donde las lluvias también fueron abundantes, pero lejos de generar los problemas que padecen en el centro bonaerense. Sergio Melgarejo, presidente de la Sociedad Rural de San Cayetano, dijo: "Llovió más de lo normal, pero todavía se soporta", reconoce.

A las complicaciones de la producción se suman las de la vida cotidiana de las familias. Ayer fue un respiro por el feriado del Día del Maestro. Pero hoy y el resto de la semana será difícil que haya actividad normal en las escuelas rurales. "Acá hay agua por donde se mire", grita desde su caballo un peón rural a la vera de la ruta 74, entre Ayacucho y el cruce con la ruta 29.

Intendentes de las zonas afectadas están en diálogo con máximas autoridades provinciales a la espera de asistencia y respuestas. Así como lo anticipó ayer a LA NACION el jefe comunal de General Lavalle, Humberto Rodríguez, varios distritos son los que reclamarán que se declare la emergencia y una solución más pronta a las obras hídricas, una histórica demanda aún sin solución plena.