La cadena láctea conforma uno de los complejos agroalimentarios más importantes y dinámicos dentro de la economía Argentina, siendo considerada como uno de los principales por su distribución territorial y generación de empleo, lo cual lo constituye en un motor fundamental para las economías regionales y donde conviven grandes, medianas y pequeñas empresas de producción primaria e industrial.

En la Argentina, se denomina “tambo” a las instalaciones donde se realiza el ordeñe y, por extensión, a toda explotación rural dedicada a la producción de leche. Es precisamente en esta etapa donde se origina el proceso de obtención de leche de calidad. Aunque la pasterización elimina todos los gérmenes patógenos, a fin de evitar cualquier riesgo o accidente durante su procesamiento, es necesario partir de una leche cruda de calidad sanitaria excelente. Lograr esta calidad implica ejecutar un riguroso y estricto plan de sanidad con todos los animales del tambo, para poder obtener el certificado oficial de “Rodeo Libre de Enfermedades” tales como brucelosis y tuberculosis.

Hay dos sistemas de ordeñe: manual y mecánico.

Ordeñe manual: consiste en la extracción de la leche por presión manual. En la actualidad, este sistema es aplicado en una baja proporción de tambos pequeños.

Ordeñe mecánico: es el que se realiza por medio de máquinas especiales. El ordeñe mecanizado ha evolucionado mucho, tanto en la complejidad de la máquina como en su funcionamiento, para obtener la leche en forma rápida, sin dañar la ubre y en buenas condiciones de higiene. Una máquina de ordeñar es un sistema cerrado de tubos por los que la leche circula desde la ubre hasta un tanque de almacenamiento en frío. Tanto la extracción como el transporte de la leche se realizan por la presencia de vacío, es decir, la leche es prácticamente “aspirada”.

La leche, apenas ordeñada, tiene la temperatura corporal de la vaca, (alrededor de 37 grados Celsius). Esta temperatura resulta óptima para la multiplicación de las bacterias de la leche, razón por la cual, para evitar su proliferación, es fundamental poder enfriarla apenas ordeñada. El almacenamiento de leche cruda en el tambo, como en todo el resto de la cadena de recolección y transporte hasta su elaboración, debe llevarse a cabo con el mismo objetivo: mantener la pureza e higiene sin conservantes, usando solamente el frío.

La producción láctea de la Argentina se concentra en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos, La Pampa y Tucumán. Estas regiones lecheras reciben su denominación según la especialización, quedando conformadas dos grandes cuencas lecheras: la “cuenca de abasto”, la cual produce mayoritariamente leche fresca para consumo, y la “cuenca de la industria” especializada en la elaboración de productos industriales tales como quesos y manteca. Hay más de 11.500 tambos con distintos sistemas de producción (pastoriles, semipastoriles y estabulados), de los cuales el 95% se encuentran en Santa Fe (36%), Córdoba (30%), Buenos Aires (22%) y Entre Ríos (7%).

El 80% de la producción láctea argentina se consume internamente. Esto ofrece una base de demanda importante para la industria.

Dimensionamos la caída en la producción, la notable baja en el consumo interno de leche y sus derivados, el impacto de la merma del resultado comercial y la compleja situación del caso Sancor.

Encontramos que:

- La producción primaria de leche se redujo notablemente, perdiendo 11,8% frente a las marcas del año 2015.

- En 2016 se produjo una baja significativa en el consumo de leche. En efecto, se consumieron casi 6 litros menos de leche pasteurizada por persona.

- Analizando la evolución anual, el consumo per cápita de leche pasteurizada se ubicó en 2016 en niveles exiguos en términos históricos, siendo incluso más bajo que el vigente en el periodo de la crisis económica del 2001/2002.

– El comercio exterior cayó como consecuencia de la disminución interanual en las exportaciones lácteas cercana, que fue cercana al 40%. Las exportaciones de leche y derivados totalizaron 643 millones de dólares, cifra menor a los 870 millones de dólares exportados durante el 2015.

– En el proceso industrial (usinas lácteas), agrupa a unas 1.100 empresas. Sin embargo la demanda se encuentra muy concentrada, ya que cuatro firmas representan el 55% de la demanda de leche cruda y el 86% del volumen de ventas. Queda claro que en este contexto, a los tamberos les resulta imposible fijar un precio al litro de leche cruda que sea competitivo. Hoy en día los tamberos producen a pérdida. Reciben aproximadamente $4,71 por litro, con costos de producción estimados entre $5,30 y $5,50 por litro. Cabe destacar que esto se da aún después de la fuerte recuperación del 82% que tuvo el precio que recibe el productor en 2016. Dicho esto, es importante destacar también que las principales usinas lácteas como Mastellone y SanCor, se encuentran inmersas en profundas crisis. La crisis que atraviesa Sancor, la principal exportadora de lácteos del país, es particularmente alarmante. Las exportaciones de la firma cayeron un 60% en 2016 con respecto a 2015, su producción se redujo un 30% y el balance del 2016 arrojó una pérdida superior a los 2.400 millones de pesos.

Hay también una serie de condiciones coyunturales que han afectado negativamente al sector, agravando aún más la crisis: la devaluación del peso (el 60% de los insumos de los tamberos están atados al dólar), el ajuste tarifario, el aumento de los combustibles (logística). También en algunos tamberos costó el reajuste a un modelo sin derechos de exportación en cereales y disminución gradual en el complejo soja (esto sube el costo de alimentar a las vacas).

El factor final que termino de configurar una tormenta perfecta para el sector fue que durante el último año las zonas productoras de leche se vieron seriamente afectadas por recurrentes inundaciones lo que afectó severamente a la producción lechera.

Respecto al contexto internacional, la industria viene atravesando serias dificultades en los últimos años a nivel global. El precio internacional de la leche (se toma como referencia el de la leche en polvo) ha sufrido una fuerte baja desde 2014. Si bien en los últimos meses ha mostrado signos de recuperación, aún se encuentra por debajo de los costos de producción. La caída del precio de la leche tiene su origen en dos causas principales: un exceso de oferta a nivel global, y una caída de demanda por parte de Rusia, que restringió las importaciones de productos lácteos provenientes de occidente en 2014.

Mantener, reducir o abandonar la actividad, es la disyuntiva del productor lechero debido a la crisis por la que atraviesa el sector. Los mejores precios de los cultivos agrícolas y la sencillez operativa de éstos, han hecho incrementar, en los últimos años, la superficie dedicada a esa actividad y en especial a la soja en zonas que tradicionalmente eran ganaderas. Esta sería una causa más que importante de la reducción y desaparición de un gran número de tambos.

Fuente: “Agronomics Consultores”