Si hay algo que no se puede dejar de reconocer es que el gobierno de Mauricio Macri recibió un contexto internacional a nivel de comercio que se volvió cada vez más proteccionista y con Brasil, nuestro socio comercial más importante, con crisis política y económica.

¿Cuáles son las consecuencias para nuestra economía? En principio que Brasil nos quiera vender todo lo que su mercado interno no está consumiendo más lo que el mundo no le compra. Y peor aún: tampoco podemos venderle a Brasil lo que le estábamos vendiendo, ya que tras las caídas de esa economía en 2015 y 2016, recién este año comienza a mostrar una tibia recuperación.

Macri visitó en misiones y reuniones comerciales todos los países librecambistas con los cuales el gobierno anterior no tenía mayores vínculos. Sin embargo, entre los planes del Gobierno para volver al mundo es extraño que no se ampare en una victimización real: este es otro mundo, un mundo más cerrado. Tanto Estados Unidos con Trump y la Unión Europea (UE) post situación del Brexit ven con otros ojos su apertura hacia los mercados. Muy por el contrario la búsqueda se encuentra en repatriar empresas, producto y empleo.

El retorno a los nacionalismos europeos y americanos izan la bandera de una anti globalización también en una globalización diferente donde los servicios le van ganando a los bienes y Argentina desea vender bienes sin aún consolidar un plan estratégico por sectores económicos para agregar valor de servicios. El caso de los agronegocios es un ejemplo donde la producción crece tanto en ganado como en granos, pero no le va tan bien a frutas y verduras.

El Gobierno les va a dar otra oportunidad al sector que este no puede perder. En enero de 2018 volverán a bajar las retenciones 0,5% por mes pasando del 30% al 24% en 2018 y del 24% al 18% en 2019. El Ejecutivo debe guiar el desarrollo del sector y exigir con esta eliminación de las retenciones el paso de una Argentina rentista hacia una desarrollista con inversión en bienes de capital y nuevas tecnologías para mejorar la productividad y competitividad de cada uno de los sectores que reúne al campo.

La disminución de la presión tributaria que esperan a partir del proyecto de reforma impositiva que la Casa Rosada prevé enviar al Congreso les viene de una gracia divina.

Evaluemos que está pasando estas semanas en el debate entre Cerdos Norteamericanos vs Limones Argentinos pero sin exportación de Biodiésel Argentino hacia Estados Unidos. Independientemente de que la única fundamentación es la cerrazón del mundo es interesante revisar los números sector por sector.

- Limones: La producción de limones cayó de 1.750.000 toneladas en 2011 a 1.550.000 toneladas en 2016 de acuerdo a Fedecitrus (Federación Argentina del Citrus). La proyección es que la apertura del mercado de Estados Unidos hacia esta fruta significará unas 20.000 toneladas. Tenemos que tener en cuenta que Argentina es el segundo productor mundial de limón después de México pero Estados Unidos es el cuarto productor mundial. Es decir no le estamos vendiendo agua al desierto de Sahara. De hecho esas 20.000 toneladas son menos que lo que nos compra España, Rusia, Holanda o Italia. Luego de 15 años de espera por algo se empieza, pero debemos tener en cuenta que es menos del 10% de la producción exportable total. A su vez, recordemos que para acercarnos más al supermercado del mundo tenemos que pensar en como ir avanzando hacia la exportación del jugo de limón concentrado, aceite de limón, etc.

- Cerdo: En Argentina el consumo interno de carne porcina pasó de 5,7% en 1992 a 13,6% en 2017 de acuerdo a los datos del Ministerio de Agroindustria de la Nación. Argentina, por su bajo volumen de producción, enfrentaba amenazas de la importación de Brasil a las que ahora se suma Estados Unidos. Ambos países ocupan la posición 4 y 3 entre los principales productores de carne porcina a nivel mundial. La única fortaleza del mercado interno es que el crecimiento del consumo de carne porcina asimila mejor el aumento de las importaciones provenientes de Brasil, EE.UU., Dinamarca, entre otros. La gran debilidad es que ahora Estados Unidos será una competencia más para el productor local en el mercado interno. Pero también hay que mostrar otros dos datos elocuentes: De acuerdo a Minagro en 2011 se importaron 55.000 toneladas de cerdo y en 2012 30.600 toneladas mientras que en 2016 las importaciones fueron de 17.000 toneladas. Es decir, es real que en 2016 las importaciones de cerdo aumentaron más de 157% frente a las bajas importaciones de 7000 toneladas de 2015, pero hay que hacer revisionismo histórico y ver que 6 años antes importábamos más que ahora.

Por otra parte, El 61,9% de las importaciones de cerdo vienen de Brasil veremos cuanto puede participar Estados Unidos en el global. La producción en el mercado local crece en forma sostenida y también lo hace el consumo con una participación record entre las 3 carnes más apreciables luego de la vacuna y la aviar.

-Biodiésel: Argentina durante el 2016 se convirtió en el cuarto productor mundial de biodiésel con 2,25 millones de toneladas producidas y duplicó el éxito con exportación récord a Estados Unidos por 1,43 millones de toneladas. Es decir más del 50% de las exportaciones locales y 20% de las compras norteamericanas de este producto. El Departamento de Comercio de EE.UU. busca imponer aranceles compensatorios del 50,29% al 64,17% al biodiésel de Argentina. La misma argucia de 30 estados norteamericanos que producen biodiésel a partir de la materia prima vegetal, animal o mezcla de ambos es ahora endilgada a las exportaciones argentinas. La Unión Europea también había tomado la misma determinación y recibió el revés de la OMC a favor de Argentina en 2016.

Alexander Hamilton (Secretario del Tesoro de EE.UU.) en su informe de 1791 al Congreso Report on the subject of manufactures decía que "el gobierno de una nación económicamente atrasada, como era EE.UU. debe proteger y alimentar a las industrias desde la infancia hasta que crezcan frente a los competidores extranjeros superiores". En esta economía global Trump parecería ser librecambista para vender y proteccionista para comprar. Estados Unidos siempre lo fue y ahí radica el éxito del desarrollo de sus industrias nacientes. Ahora también en el sector cuaternario de su economía: robótica, informática, genética, biotecnología, entre otros.