El ovino continúa como un buen negocio, pero todavía hay espacio para crecer en valor, apoyándose más en las certificaciones de procesos y en la rebaja de aranceles, principalmente para la carne ovina uruguaya en algunos mercados clave.

Así lo planteó el presidente de Frigorífico “San Jacinto”, Gastón Scayola, en el marco del seminario“El Negocio Ovino”, organizado por el Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL), con una participación de más de 230 personas, donde se discutieron los problemas, las oportunidades y los desafíos de este sector.

Scayola planteó como desafío, “con el stock actual, generar más kilos de producto para mejorar la rentabilidad”, continuar “abriendo mercados desde el punto de vista sanitario” y “bajar aranceles en destinos clave para competir mejor con Australia y Nueva Zelanda que tienen tratados comerciales”.

El industrial, que estuvo acompañado en el panel por María de la Paz Bottaro (SUL), Mariana Losada (Instituto Nacional de Carnes) y Facundo Ruvira (por la industria Tops Fray Marcos), reconoció que “todas las razas tienen cabida” y defendió a la oveja, remarcando que la producción ovina “genera ingresos por varios rubros”.

El presidente de San Jacinto pidió a los productores “desestacionalizar la producción a lo largo del año”, evitando la concentración de la faena entre los meses de octubre y diciembre. “La concentración sobre finales del año genera presión sobre los compradores y no permite estar presente en las bocas de salida del mundo, que son los restaurantes de alto nivel”, afirmó Scayola.

Como en el ovino el partido se juega en carne con hueso, el panelista dijo que la cuota ovina con la Unión Europea (5.800 toneladas) “es muy acotada” y afirmó que el camino futuro pasa por “tener productos de calidad con certificaciones de atributos en México y Estados Unidos”, para poder diferenciarse de Australia y Nueva Zelanda que dominan el mercado. “Ponerle certificaciones como el libre de hormonas, antibióticos o respeto por el bienestar animal nos permitirá jugar en las grandes ligas”.

Mercados. A su vez, Mariana Losada, en representación del INAC, analizó el panorama de mercados de la carne ovina uruguaya y reconoció que el mundo tiene menor producción. “En 2016 la comecialización del producto se contrajo 4%”, con tres mercados (China, Unión Europea y Estados Unidos) que importan el 80% de la carne ovina producida. Losada mostró las diferencias arancelarias de la carne ovina uruguaya frente al mismo producto australiano neocelandés.

Lanas. Bottaro destacó como desafíos incrementar el volumen de lana acondicionada con grifas SUL y obtener más datos objetivos de la fibra.

Afirmó que hay avances en ellos, porque “China crece porque su población tiene mejores ingresos y pide mejores productos”. Uruguay produce productospremium pero en lana lavada y peinada se sigue dependiendo de China.

A su vez, Facundo Ruvira por la industria lanera, recordó que “la lana dejó de ser un sólo producto”, porque “el mercado se desarrolló” y explicó que “a diferencia de otros productos, no hay tracción desde la demanda”, sino que esa tracción “va de abajo hacia arriba”.

Consideró que “es muy importante lo que se haga en promoción de lana” y recordó que “el principal desarrollo e innovación se da en lanas finas, porque son más versátiles”.

Ruvira insistió en la necesidad de “obtener lanas certificadas y principalmente a nivel de procesos, como es el caso del bienestar animal”. Esas certificaciones se hacen más necesarias en segmentos de lanas más fuertes, como las de 28 micras.

Las lanas finas subieron fuerte, pero esas subas no pueden ser sostenidas por todos los productos.