En la última década, los impactos de los fenómenos climáticos El Niño y La Niña han sido cada vez más recurrentes y han generado pérdidas por un valor promedio de entre $us 400 millones a $us 500 millones anuales en Bolivia, reveló Carlos Ortuño, ministro de Medio Ambiente y Agua, en la inauguración de la

Primera Conferencia Regional de América Latina y el Caribe para la Gestión y Preparación contra la Sequía.

Las cantidades representan entre el 74,2% y el 92,7% de los $us 539 millones que Bolivia destinó para importar alimentos el año pasado.

“Cuando hablamos de sequía tenemos que ver varios elementos, Bolivia es un país muy extenso, con más de un millón de kilómetros cuadrados de superficie. Las aéreas secas comprenden más de 480.000 kilómetros cuadrados. Esas áreas son afectadas por procesos de degradación y de descertificación altamente vulnerables a fenómenos extremos, como las sequías”, señaló Ortuño.

La autoridad explicó que desde 2006 el Gobierno viene realizando esfuerzos para garantizar a la población el derecho humano de acceso al agua, con iniciativas y planes como el programa Más inversión para el agua: Mi agua, el programa de Más inversión para el riego: Mi riego, y el nuevo programa Cosechando agua sembrando luz.

En el evento, que se está desarrollando en Santa Cruz, se informó que los países de América Latina y el Caribe son altamente vulnerables a los eventos de sequía.
Propósito del evento

José Miguel Torrico, coordinador para América Latina y el Caribe de la Convención para Combatir la Desertificación de las Naciones Unidas, indicó que espera que los países que están participando en el evento se comprometan con la mitigación de los efectos de las sequías.
“Cuando no existe una preparación caemos en una situación de crisis, y cuando pasan las crisis hay que recuperar todo lo que no se preservó, lo cual es más costoso”, manifestó Torrico.

Determinación de riesgo

Oscar Rojas, oficial de recursos naturales de la Oficina Subregional de la FAO para Mesoamérica, explicó que han desarrollado el sistema del Índice de Estrés Agrícola (ASIS, por sus siglas en inglés), que utiliza imágenes de satélite para monitorear la situación de la vegetación. “Usamos la cobertura del uso actual de suelo, donde están localizados los cultivos y extraemos los píxeles para saber cómo está la situación de un cultivo con relación a la sequía”, expresó.

Bolivia se constituirá en uno de los primeros países en contar con esta herramienta creada para detectar áreas agrícolas, donde se presenten condiciones de alta probabilidad de sufrir estrés hídrico o sequía.

Áreas afectadas

Edilberto Osinaga, gerente general de la CAO, señaló que las áreas productivas más afectadas por la sequía son el Chaco, parte de la zona este y los valles cruceños.