Aunque no pierden la esperanza de revertir la situación, los arroceros enfrentan la necesidad de reducir 10% el área de siembra del cereal de cara a la zafra que está por comenzar.

Pasados los 21 días de haberse reunido con el presidente Tabaré Vázquez para plantear su situación y mostrarle cómo la reducción del área impactará en el empleo, la Asociación Cultivadores de Arroz (ACA), aún no recibió ningún planteo concreto del gobierno. Vázquez le había pedido a los productores entre 15 y 20 días para darles una respuesta a sus planteos.

Los productores arroceros están muy preocupados, porque lo único que tienen hasta ahora es el compromiso del primer mandatario de trabajar en paliativos para mejorar la competitividad de los productores y las empresas y evitar la pérdida de más puestos de trabajo.

“Estamos trabajando con los Ministerios de Industria, Energía y Minería y, Ganadería, Agricultura y Pesca, los ministros dicen que está todo muy encaminado pero no hemos tenido respuesta ninguna”, aseguró a El País el presidente de la Asociación Cultivadores de Arroz, Alfredo Lago.

En el encuentro con el presidente Vázquez, los productores le pidieron una respuesta antes del 15 del presente mes, cuando tienen que definir qué áreas plantar.

El sector apunta a que el gobierno adopte una serie de acciones que mejoren la situación del sector previo a las fechas óptimas de siembra del cereal.

En ese contexto, la ACA planteó a Vázquez las pérdidas de competitividad por el bajo precio del dólar, los combustibles más caros que en la región y el costo de la energía eléctrica, así como las dificultades para pagar el Fondo Arrocero y acceder a nuevos créditos en el Banco República. El repago del Fondo Arrocero -dinero del mismo sector que se paga con las exportaciones-, implica hoy para el productor casi medio dólar por bolsa de 50 kilos de arroz cáscara y está pesando bastante en las empresas.

Los productores arroceros llevan cuatro zafras con pérdidas, pese a los altos rendimientos y en la pasada, el endeudamiento subió US$ 200 por hectárea. Más allá de la producción récord de la zafra 2016/17 (9.000 kilos por hectárea), la pérdida de competitividad se mantuvo y afectó la cantidad de empleo.

“El presidente nos dijo que iba a estudiar las propuestas que le acercamos, coincide con la problemática que le planteamos y nos pidió entre 15 y 20 días para contestar. Nos dijo que habrá acciones dentro de las posibilidades del Poder Ejecutivo”, dijo Lago a la salida del encuentro con gobierno hace varias semanas atrás.

Impacto. Si el área de siembra de arroz cae, como se proyecta, un 10% respecto al año anterior -pasará a 150.000 hectáreas frente a las 164.500 hectáreas del año anterior- se van a perder 700 puestos directos y otros 3.000 indirectos en la cadena arrocera.

“Hay gente en el seguro de paro y si la situación no cambia no van a poder volver a sus puestos de trabajo”, afirmó Lago. El nivel de actividad de los productores también repercute en el nivel de actividad de los vendedores de insumos, camioneros y gomerías del interior del país, complicando más la falta de fuentes laborales.

La misma falta de competitividad que tienen los productores también la enfrenta la industria arrocera que vende la producción al mundo.