Más allá de las cuestiones internacionales, la expectativa de los operadores de Chicago estaba centrada en los guarismos que el organismo publicó sobre la producción de EE.UU. para maíz y la soja de la campaña 2017/2018. Como el periodo crítico para el forrajero fue julio y, claramente, el clima en el noroeste del cinturón maicero durante ese mes no fue el más halagüeño, era de esperarse un recorte en los rendimientos que impactaran en una menor producción. Situación que logró materializarse en las cifras del USDA. Si bien el recorte resultó bastante menor a las expectativas previas, es de esperar que en próximos reportes la cartera con sede en Washington continúe ajustando los rindes a la baja.

Lo que sí resultó más sorpresivo fue el incremento en los rindes en soja. Si bien la condición de los cultivos ha venido evolucionando favorablemente en las últimas semanas, la diferencia que existe entre dicho ratio y el promedio de los últimos 4 años (60% bueno/excelente este año versus 66% promedio de los últimos 4) hacía presuponer datos un poco más prudentes. De hecho, las fuertes bajas registradas para la oleaginosa el día del informe mostraban claramente que el mercado aguardaba otra cosa.

Mientras esto ocurría a escala internacional, donde la lupa está puesta en el devenir climático para los próximos días, no tan sólo en los Estados Unidos sino también en regiones importantes como Europa, la ex Unión Soviética y China, localmente el partido es otro.

Al respecto, las subas verificadas en el tipo de cambio durante las últimas semanas -circunstancia que en algún momento coincidió con las mejoras registradas en los precios de Chicago- vienen ahora a compensar los retrocesos que se dieron en la tendencia de las cotizaciones internacionales desde que se inició agosto. Sin embargo, el incremento de los valores en pesos puede ayudar a atenuar los costos o eventualmente las deudas que se encuentren pesificadas, pero de ninguna manera es correcto para evaluar el negocio en su conjunto.

El momento actual requiere monitorear con precisión las posibles tendencias que los precios internacionales muestren, sobre todo durante el presente mes. Si bien los pronósticos climáticos para EE.UU. resultan un poco más benévolos en agosto respecto de lo ocurrido en julio, todavía la soja está en su momento más crítico. Las oportunidades que se puedan generar como consecuencia de la expectativa y el consecuente incremento en la volatilidad resultan muy atendibles a la hora de la toma de decisiones, no solo para ponerle precio a la cosecha de la actual temporada sino, y más importante aún, para comenzar a perfilar las coberturas de la campaña 2017/2018.

En este sentido, los valores del trigo enero 2018, que superan los 170 dólares por tonelada; los del maíz, ubicándose en torno de los 150 dólares por tonelada para marzo/abril, y los de la soja, cercanos a los 250 dólares, son para tener en cuenta. Aunque claramente con esto no alcanza. Todavía con un mes por delante, que podría eventualmente mostrar riesgo para los cultivos, la compra de calls se esgrime como la mejor alternativa para "apalancar" adecuadamente cualquier decisión de venta.

El autor es socio de Nóvitas SA.