BRUSELAS.- Esta vez no fueron atentados terroristas, olas migratorias ni candidatos extremistas los que sacudieron la atención de la Unión Europea (UE), sino la insólita contaminación de millones de huevos con un insecticida peligroso para la salud, que motivó la convocatoria de una reunión extraordinaria para septiembre.

Desde que comenzó el escándalo, la semana pasada, se destruyeron o retiraron de la venta millones de huevos contaminados en 17 países, incluso fuera del bloque comunitario, como Hong Kong.

El escándalo, además del riesgo sanitario, tuvo consecuencias políticas, ya que Bélgica, Holanda y Alemania se atribuyen mutuamente la culpa. Los más afectados son los productores avícolas, que culpan a la industria química por poner en jaque su negocio y causar peligro a los consumidores.

Anteayer fueron detenidos dos dirigentes "de la empresa que probablemente aplicó el producto en los criaderos avícolas", según medios holandeses, aunque las repercusiones judiciales se dieron también en los otros dos países. Cerca de 6000 litros "de productos prohibidos" fueron incautados en julio en una empresa belga, según la fiscalía de Amberes.

El insecticida en la mira es el fipronil, nocivo para la salud humana, que se halló mezclado con otro producto rociado sobre los pollos para eliminar garrapatas, pulgas y piojos llamado Dega 16.

En el ida y vuelta de responsabilidades, Bélgica acusó a Holanda de haber tratado a la ligera una información anónima recibida en noviembre de 2016 sobre el uso de fipronil en las granjas holandesas, entre los principales reproches.

"En cualquier crisis se cometen errores, es claramente el caso de ésta", reconoció ayer la ministra de Salud holandesa. "Pero no había ningún indicio de que el fipronil se encontrase en los huevos en ese momento", agregó.

Los huevos o productos derivados llegaron, además de los países mencionados, a Austria, Gran Bretaña, Dinamarca, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Polonia, Rumania, Eslovenia, Eslovaquia, Suecia y Suiza. La Comisión Europea convocó a una reunión de ministros y representantes de las agencias de seguridad alimentaria de todos los países de la UE implicados, a celebrarse el 26 de septiembre.

Los huevos contaminados presentan riesgos limitados para la salud del consumidor, ya que las dosis de fipronil potencialmente ingeridas en el marco del escándalo se mantienen muy por debajo de las dosis nocivas.

Según la Agencia de Seguridad de Alimentación francesa, "la cantidad máxima de huevos (contaminados) que se pueden consumir varía de uno (para un chico de 1 a 3 años) a diez al día (para un adulto)".

Agencias AP, AFP y DPA