1. ¿Cómo influirá la economía en los resultados electorales?

El gobierno mandó al freezer la política económica, en los primeros seis meses del año. Pospuso para 2018, las reformas importantes, aún pendientes: reducción del gasto público y reformas tributaria, previsional y laboral. Al hacer eje en la cuestión política y elegir la confrontación con el kirchnerismo, se expone a que -el discurso opositor sea básicamente económico y a que -lo que tenga para mostrar como resultados, en ese campo, sea bastante pobre.

Las elecciones provinciales serán (o intentarán ser) meras ratificaciones de poderes territoriales locales, tanto para los gobernadores del PJ como para los afines a Cambiemos y, por ende, la madre de todas las batallas es la Provincia de Buenos Aires, más precisamente el Conurbano, visiblemente empobrecido.

La distribución del ingreso empeoró entre el segundo trimestre de 2016 y el primero de 2017, en todo el país: la relación entre el 10% más rico y el 10% más pobre se amplió, de 14 a 17 veces. La última medición de desocupación, del primer trimestre, arroja 9,2% a nivel nacional y el 11,8% en los principales Partidos del Gran Buenos Aires. Para el INDEC, en el primer trimestre, el 80% de los ingresos individuales era inferior a $ 16.217; o sea algo menos de 1.000 dólares mensuales.

Por otra parte, la reactivación fue llegando con cuentagotas. Se inició -para el campo- en el último trimestre del año pasado, tuvo un impulso con el blanqueo y llegó a la construcción, en marzo y a la industria, recién en mayo. El consumo y el comercio minorista aún no han reaccionado. La gente usa menos las tarjetas de crédito, hay menos changas y una evidente caída en el número de empleos precarios.

La reactivación no llegó al consumo, porque los alimentos aumentaron pese al atraso cambiario (también las tarifas) y el gobierno no logró su objetivo antiinflacionario.

En definitiva, las PASO son muy complicadas para el oficialismo en la Provincia de Buenos Aires. Pero el resultado de Octubre podría ser mejor al de Agosto, más por el efecto “miedo a Cristina”, que por los resultados económicos (mejores) que se lograrían en los próximos meses, como ya veremos.

1. Entre las PASO y las elecciones, ¿cambiará la influencia de la economía?

Sí, cambiará. El INDEC midió el 1,2% para el IPC nacional de Junio, lo que da un acumulado nacional de 11,8%, que se conforma de: a) la inflación núcleo que acumuló el 10,7% y b) los precios regulados, que subieron 16,7%.

Ayer se publicó que el Índice Mayorista de Junio alcanzó el 1,9%. En lo que va de Julio tuvimos aumentos del Dólar, las pre-pagas, los cigarrillos, la nafta y el gasoil y ahora los taxis en la Capital Federal. Todo el mundo espera una inflación próxima al 2%, por acumulación de estos ajustes.

Ahora bien, no deberían registrarse aumentos de precios regulados hasta Octubre. El poder de control del Tipo de Cambio, por el Banco Central, debería garantizarle que, entre Agosto y Noviembre, la inflación no supere el 1% mensual. Por consiguiente, independientemente del impacto de los precios estacionales, el desafío pasaría por reducir la inflación núcleo, del 1,3% (Junio) al 1% mensual, habiendo acumulado en Julio todos los ajustes de precios que siguieron al cierre de las últimas paritarias. La menor inflación se asociaría a un mayor poder de compra efectivo de los salarios paritarios, y a una recuperación del ingreso real de los jubilados, en Setiembre, con lo cual el consumo podría mejorar y hacerse visible en Octubre.

1. ¿Qué pasará con el Dólar?

Hemos tenido un episodio de suba, sin la intervención directa del BCRA.

El Central quiso que aumente el precio del Dólar, para reducir el atraso y para evitar que estos movimientos se vieran en fechas más próximas a las elecciones. Tuvo que emitir M$ 42.300, como Adelantos Transitorios al Tesoro, para el pago de los aguinaldos. Dicha emisión llevó a un crecimiento interanual de la Base Monetaria, de casi un 30%. Todo bajo control, por eso “no hay que preocuparse”.

Nos aproximamos al Súper Martes 18, en que hay que renovar M$ 523.000, es decir el 62% del stock de LEBAC. El Central ya está aumentando las tasas, en operaciones de mercado secundario. Debería reabsorber todo el stock a vencer, pagando la tasa que haga falta (aproximadamente un 27%).

Después de ello, y por lo menos hasta Octubre, habría que asegurar “emisión cero” para el Tesoro y que éste se ocupe de ayudar al Banco Central, absorbiendo los excedentes de liquidez con deuda en pesos ya que, si sigue trayendo dólares, se volvería a producir el fenómeno de la primera parte de este año: atraso cambiario y episodios de abrupta recuperación por cambio de expectativas. Obviamente todo esto dañaría la estrategia electoral oficial.

No hay razones para que el dólar vuelva a la tapa de los diarios.

1. ¿Qué pasará con la inflación?

Como se dijo, el control “oficial” del precio del Dólar es casi absoluto. Al día 11/07, el Tipo de Cambio de convertibilidad era $/U$S 17,63; sólo 2% superior al valor oficial. Una vez elevadas las tasas el Súper Martes 18, el Central podría adoptar una estrategia más independiente del nivel de la tasa de interés. Deberia tomar más en cuenta: -la necesidad electoral de un Tipo de Cambio fijo o cuasi fijo y –un control más estricto del crecimiento de la Base Monetaria, evitando emisiones para el Tesoro.

La emisión prevista para el Tesoro en 2017, era de M$ 150.000. Al día de hoy falta proveer M$ 53.500, en el resto del año. Esa cifra es aproximadamente el monto de los aguinaldos públicos, que deberán pagarse en Diciembre (incluyendo los del Sistema Previsional).

La condición para bajar la inflación y obtener el resultado apuntado, es que el Tesoro financie, en el tercer trimestre, los M$ 117.000 de desequilibrio operativo, con colocaciones (preferentemente en pesos) en el mercado de capitales y, así, libere al Banco Central de la tarea de asistirlo, para poder concentrarse en la disminución –vía Pases activos- de la tasa de interés: converger rápidamente a un nivel no superior al 20% anual, que sería consistente con la inflación del 20-21% (punta a punta) para 2017.

1. ¿Qué pasará con el déficit fiscal y su financiamiento?

En Mayo, el Gasto Operativo del Gobierno Nacional creció 24% interanual, 12 puntos menos de lo que había subido en Enero-Abril. La Cuenta de Subsidios Económicos, que aumentó apenas 1% en los primeros cinco meses del año, en Mayo disminuyó 15% nominal. Finalmente, los Recursos Tributarios que van al Tesoro, crecieron del 14% anual en Mayo, al 26,8%, en Junio.

Las Finanzas Públicas se están beneficiando de la tibia recuperación económica. Es decir que se puede conseguir un Déficit Operativo trimestral inferior a lo pautado. La clave es que el Tesoro lo financie con muy pocos dólares traídos del exterior y usando principalmente pesos. El Banco Central, a través del mecanismo de Pases bancarios, podría abocarse a bajar en serio la tasa, sin perder el control de la Base Monetaria.

Contraer deuda pública en dólares invalida el empleo de la tasa de interés como instrumento de control inflacionario e inevitablemente conduce al atraso cambiario. Esta nueva estrategia “posible” se llama, en buen romance, financiar mejor un déficit menor.

1. ¿Qué pasa si CFK gana en Octubre?

Ya se dijo que los PJ provinciales no hacen olas. Ningún Gobernador apoya a CFK. Pero, si Cristina gana, pondría en tela de juicio la capacidad del Gobierno para acordar reformas con el Justicialismo sensato y los Gobiernos Provinciales, en 2018.

La condición de gobernabilidad y la capacidad para introducir los cambios necesarios, queda supeditada, en caso de un resultado adverso en la Provincia de Buenos Aires, a la capacidad de Cambiemos para retener, con plata –que es como se hace esto-, a quienes dominan los territorios provinciales y así evitar la división del Justicialismo, sobre todo en los principales distritos que gobiernan.

Si Macri consigue alinear a los principales Gobernadores en pos de las reformas que hacen falta, puede generar un nuevo “acuerdo político” distinto al modelo que eligió para 2017: gobernar sólo con Cambiemos y en algunos casos, con el PRO.

Por el bien de nuestra economía, sería bueno que por segunda vez (como en 2016) los que gestionan acuerden la forma inteligente de evitar el éxito del kirchnerismo, que se ha visto fortalecido por la estrategia de la polarización.

El macrismo puro y duro, debería recordar –siempre- que “se gobierna con lo que hay, no con lo que no hay”.

Fuente: Años de Campo