Sin embargo hacia la zona mediterránea algodonera, la retracción de las precipitaciones ya se manifestaba con claridad, como corresponde a comienzos del trimestre frío. Conforme avanzó el pasado mes, las lluvias cedieron ostensiblemente sobre el centro norte de la Mesopotamia, afianzándose este comportamiento desde hace ya más de cuatro semanas. Esto es razonable y a la vez favorable para la zona algodonera para reducir la posibilidad de excesos hídricos. En general el mes pasado cerró con valores normales o deficitarios que tendieron a fortalecerse sobre el sudoeste de la región y sobre Santiago del Estero.

Las reservas de humedad se mueven en valores adecuados aun cuando las precipitaciones del último mes se hayan presentado escasas. Las recargas del trimestre del otoño fueron importantes y en esta parte del año, los consumos y las exigencias atmosféricas decaen. De este modo, la zona puede verse expuesta a una pérdida de humedad superficial pero el perfil de suelo tiene una carga razonable para la zona. Con algunas lluvias de mantenimiento y cuando el mes de agosto aleje el riesgo de heladas para la zona mediterránea, podrán intentarse las primeras siembras de girasol.


Respecto del comportamiento de las temperaturas, los promedios mensuales de los valores extremos tendieron a mostrar desvíos positivos a nivel generalizado. Si quitáramos los cuatro días que van entre el 18 y el 21 de junio, en que gran parte del país fue recorrido por una masa de aire polar, es sencillo justificar que al final del mes los registros de máxima y mínima mostraron promedios superadores de las marcas normales. Así y todo, es menester destacar que las jornadas del 19 y 20 de junio presentaron heladas muy intensas y generalizadas, las cuales afectaron la zona algodonera. Igualmente hay que decir que los fríos han sido muy esporádicos.

El mes de julio ha comenzado con la consolidación del ambiente húmedo pero con lluvias que en general han sido de milimetrajes modestos. No parece perfilarse un cambio en este comportamiento, para el recorrido de julio. En todo caso las entradas de aire frío fortalecerían el patrón de precipitaciones escasas.

Tendencias

El fenómeno de El Niño está evolucionando en forma incipiente. Las últimas dos semanas se han observado ligeros apartamientos positivos, un calentamiento que puede considerarse menor y que no puede esgrimirse como influyente sobre el patrón climático del sudeste de Sudamérica. Los desvíos positivos de la humedad y la temperatura que ha presentado el mes de junio, no se vinculan al estado de este indicador y por lo tanto la proyección de estas variables para lo que resta del invierno no están atadas a la evolución de su comportamiento.

El apartamiento promedio del último mes hace evidente la presencia de la anomalía sobre el centro del Pacífico Ecuatorial, sin embargo esta anomalía, como decíamos, no es destacada. Sobre las costas de Sudamérica el calentamiento se ha disipado por completo respecto de lo que se observaba en el mes de mayo. En cuanto al litoral Atlántico, el calentamiento también se fue reduciendo, sin embargo las costas uruguayas y bonaerenses aún se mantienen dentro de un patrón más cálido que lo normal.

La clave para el desarrollo del resto del trimestre frío continúa siendo la persistencia de la circulación del sector norte. Mientras se mantenga esta anomalía de circulación la tendencia estacional de precipitaciones tendrá una mayor probabilidad de converger a un patrón con desvíos positivos.

Sería altamente beneficioso que el resto del mes de julio logre una moderación de este comportamiento. Aun sin que se imponga un enfriamiento riguroso, el ingreso de masas de aire frío, es la única solución para morigerar la influencia del ambiente húmedo que domina gran parte del país. Es posible que desde el lunes vayamos convergiendo hacia un escenario de esas características.

A gran escala no parece muy probable evolucionar hacia una condición térmica que muestre promedios por debajo de los normales para lo que resta del invierno. Por eso decimos que es importante notar al menos una moderación del patrón de circulación del sector norte, de modo de no llegar a la primavera con una sobrecarga de humedad tan significativa. Este contexto podría influir en un adelanto del inicio de las lluvias de primavera, algo que para muchos sectores de la región no sería beneficioso.

La moderación de las precipitaciones en el norte del país, se justifica por la ineficacia que los sistemas frontales han tenido a la hora de avanzar sobre la zona. Los mismos en las últimas semanas han llegado al NEA y el norte de la Mesopotamia en forma desorganizada con poca capacidad para inestabilizar la masa de aire. Esto se vincula al escaso contraste térmico que estas perturbaciones son capaces de provocar en la zona. Teniendo en cuenta que en esta época del año los mecanismos convectivos (muy efectivos en áreas tropicales) se moderan, son los sistemas frontales los responsables de generar precipitaciones. Si estos llegan con mínima capacidad para inestabilizar el área, es difícil que se vuelva a reproducir la situación de excesos pluviales que dominó abril, mayo y el comienzo de junio. Eventualmente podrían recuperarse las precipitaciones hasta los valores normales, pero el contexto de lluvias excesivas se ha depreciado.