El cierres de alianzas y las definiciones de candidatos que van a disputar las PASO en agosto y la elección el 22 de octubre próximo, debería ser el momento oportuno para que el sector agropecuario y agroindustrial hagan sus propuestas, en conjunto con los otros sectores económicos, para no perder el año legislativo y poder ayudar con nuevas políticas de estado al darle previsibilidad, para poder aumentar la producción y la actividad para salir de la actual crisis económica y social.

Llegó el momento también de grandes cambio en el trabajo gremial de las entidades gremiales si queremos concretar las políticas de estado que necesitamos.El desafío que le tocará al agro y la agroindustria para concretar dichas políticas de estado, va a ser arduo por la atomización existente en el trabajo gremial de nuestras entidades gremiales, que lo único que han logrado con dicha estrategia, es no tener poder político en la mesa de las grandes decisiones nacionales, acorde al poder económico del PBI y en nuestra exportaciones.

Resultado de esta forma de trabajar es la casi nula participación de referentes en el Congreso. Seguir trabajando sin institucionalizar el trabajo gremial por mayoría, es la confesión de parte de los actuales dirigentes que no quieren ser partícipe principal en los grandes cambios que necesita el país.

Reitero para aportar a este debate una de mis propuestas actualizada. Si realmente queremos cambiar el país, hay que salir de la coyuntura y pensar en el largo plazo. Se trata de un compromiso a asumir entre todos los sectores y la dirigencia política para revertir definitivamente con grandeza la actual decadencia, con un proyecto planificado de crecimiento y de desarrollo Agroindustrial a largo plazo, en función de valores, objetivos económicos generales y objetivos sectoriales de política agropecuaria y agroindustrial a ser respetados por todos.

No estoy proponiendo un proyecto agro exportador tradicional. Estoy promoviendo que el país se convierta rápidamente en un gran exportador de alimentos para abastecer la creciente demanda mundial y de esa forma poder generar un desarrollo equitativo de todo del país junto a todos los otros sectores de la economía. La agroindustria es la industria más eficiente y competitiva del país, base fundamental para un desarrollo nacional con inclusión por la acción geopolítica que genera.

¿El objetivo inmediato? Aumentar las inversiones, las fuentes de trabajo, las producciones y las transformaciones. Para exportar a todos los mercados del mundo y abastecer mejor el consumo interno.

¿El ejemplo a imitar? El de los emprendedores que motorizan diferentes clúster regionales en todo el país. Ellos logran integrar eficientemente las producciones y rompen la dinámica de la expulsión territorial de los trabajadores. Relativizan el costo del flete transformando la materia prima en origen y agregando valor a lo transportado. Éste es el ejemplo a imitar y a generalizar en el país. Se trata solamente de poner al complejo agroindustrial en igualdad de condiciones con los otros sectores de la economía. Y de integrarlo en un proyecto nacional basado en valores fundamentales y con objetivos económicos generales y sectoriales respaldado por un federalismo fiscal.

Entre estos valores fundamentales está el respeto irrestricto a la Constitución y a las instituciones de la Nación, la defensa de la República y del federalismo, la construcción de capital social con base en la ética y al rescate del espíritu emprendedor y la promoción de la equidad distributiva para lograr un mayor equilibrio regional, que aliente las posibilidades de desarrollo y promueve la radicación de la población en el interior del país en base a la educación y un trabajo digno que los contengan.

Además, una moderna y eficiente relación fiscal Nación-provincias. Los objetivos económicos serían lograr tasas sostenidas de alto crecimiento de la producción, atemperando los ciclos y las fluctuaciones bruscas, la promoción de inversiones atractivas en la Argentina, para que contribuyan a reducir las tasas de desempleo y promuevan el desarrollo regional. Esto alentaría a la población a radicarse en todo el territorio nacional.

Promover una mejor distribución de la riqueza personal, sectorial, funcional y regional, reduciendo los niveles de pobreza, eliminando la marginalidad y la pobreza extrema. Recuperar la cultura del trabajo, defender el valor de la moneda y la estabilidad de precios, a través de la independencia del Banco Central, el respeto a la seguridad jurídica de los inversores externos e internos y el cumplimiento de los compromisos por endeudamiento público.

Promover la inserción competitiva de la Argentina en el mundo, tanto a nivel comercial como financiero, asegurando políticas de Estado que atraigan inversiones externas e internas de largo plazo, orientadas al desarrollo económico y social, eliminando la discrecionalidad en el diseño y la ejecución de las políticas públicas, como primer paso en el combate a la corrupción. Promover la actividad emprendedora de nuestros ciudadanos, asegurando una tasa sustantivamente alta de creación de nuevas empresas y promoviendo el espíritu pionero, para rescatar el interior del país.

Cabe destacar que los objetivos sectoriales deben ser coherentes con los valores y objetivos generales. De esta manera se consigue que el interés particular de los actores económicos sectoriales vaya en línea con los intereses generales de la Nación y que las políticas se sostengan en el largo plazo, lo que las transforma en políticas de Estado. Entre ellas puedo mencionar:

1- Tipo de cambio nominal que asegure la protección de los sectores eficientes de la economía y no sea sometido a las fluctuaciones derivadas de su empleo como instrumento de política antiinflacionaria o de redistribución de ingresos.

2- No habrá control de cambio ni restricciones a operar en moneda extranjera.

3- Eliminación de restricciones cuantitativas, cuotas y toda traba para exportar e importar.

4- Política tributaria y de coparticipación actualizada, para un país federal.

5- No habrá derechos de exportación, excepto aquellos aprobados por ley del Honorable Congreso de la Nación.

6- Aranceles de importación no superiores al 10% para todos los bienes.

7- Libertad de precios para todos los bienes y servicios.

8- Promoción de los mercados a término para todos los productos. Forward para granos y carnes.

9- Promoción del crédito y de la asistencia financiera en condiciones de mercado y asistencia promocional del BICE y del Banco Nación, especialmente para las pymes. Actualización de la ley de warrant.

10- Promoción de las coberturas de riesgo climático, con participación del Estado hasta asegurar la generalización de su empleo, con racionalidad económica en los casos en que los riesgos sean imprevisibles y con primas de seguro que induzcan al productor a cubrirse.

11- Promoción de la Biotecnología. Respeto a la propiedad intelectual y modernización de la legislación, adecuándose a estándares internacionales.

12- Promover el cuidado del medio ambiente con Buena Práctica Agrícolas ,a través de una buena rotación de cultivos y el aumento de la productividad por unidad. Actualizar toda la legislación para el uso de agroquímicos y fertilizantes como la ley de arrendamiento.

13- Política de infraestructura y logística competitiva para atender el crecimiento sostenido de la producción, del comercio, del transporte y vías navegables y los puertos.

14- Promoción de clúster productivos regionales. El sector público agropecuario debe coordinar con el sector privado y los gobiernos provinciales y locales la promoción, con proyectos específicos y estratégicos, de una actividad principal y de sus servicios ligados.

15- Extender a la familia rural todos los beneficios de las políticas sociales y asistenciales de nivel nacional. Principio de no discriminación: en el campo también se necesita de la asistencia del Estado.

Por Arturo Navarro
Fuente: Años de Campo