El trigo ha vuelto a renacer en la Argentina, con el cambio en las reglas de juego para la agricultura y, así, el país volvió a ocupar un lugar central entre los principales productores trigueros del mundo. En ese grupo de países, los líderes son Rusia, Ucrania y varios otros de Europa del Este, que ahora tendrán disponible la mejor tecnología argentina para cuidar los rindes de sus cultivos y seguir creciendo.
¿Por qué? Porque la principal empresa de fitosanitarios de capital nacional, Red Surcos, pionera en la aplicación de nanotecnología en los productos para la agricultura, logró que le aprobaran varias patentes de este tipo de insumos en aquellos países estratégicos.
“La agricultura se achica cada vez más en Europa del oeste y se va trasladando hacia el este, a países como Rusia y Ucrania, y algunos vecinos asiáticos, como Kazajistán. Por eso, nosotros iniciamos el largo proceso de patentar varios de nuestros productos en el 2012, y recientemente hemos tenido éxito con tres muy importantes”, explicó Sebastián Calvo, presidente de la empresa argentina.
Se trata de un 2.4D, un Dicamba y un Picloram. Es decir, productos que sirven para controlar malezas de hoja ancha en cultivos de invierno, en una región que los necesita como el agua, ya que justamente es casi la capital mundial en cultivos invernales, básicamente trigo.
De hecho, Rusia retomó en 2016 su posición al frente de los exportadores mundiales trigueros, con una producción que superó los 50 millones de toneladas.
La oportunidad que se abre en esa región estratégica es muy importante, por lo que representa para la empresa argentina y también para la agroindustria local en general, ya que, en definitiva, se trata de exportación de conocimiento argentino aplicado a productos para el agro.
Red Surcos ya está constituida en 5 países de esa región y está en proceso de hacerlo en 5 más. Las ventas comenzarían en la próxima campaña y serían abastecidas con la producción que la compañía enviará desde sus plantas ubicadas en Florencia Varela, Buenos Aires, y Recreo, Santa Fe.  En la primara se produce el 2.4D y en la segunda el Dicamba y el Picloram.
“Vamos a duplicar la producción de estos productos en nuestras plantas argentinas, como mínimo, porque la demanda allá es muy importante, dada la enorme superficie triguera que siembran cada año”, analizó Calvo.
“Además, en esas regiones no hay productos para el agro con nanotecnología, por lo cual seremos pioneros, como lo fuimos en la Argentina”, se entusiasmó el ejecutivo. Y agregó un dato que marca aun más la relevancia de lo que acaban de lograr: tienen la exclusividad para comercializar esos productos durante 15 años.
“Queremos diversificar los mercados en los que tenemos presencia. Así, enfrentamos situaciones económicas en distintos países que no son todas buenas o todas malas al mismo tiempo. Algo similar sucede con la situación climática que impacta en el negocio agrícola. De esa manera, bajamos el riesgo al que estamos expuestos como compañía y mejoramos nuestra sustentabilidad”, explica Calvo.
Los productos con nanotecnología que se fabrican en Florencio Varela y en Recreo tienen múltiples ventajas para el productor argentino que ya los usa y las tendrán también para sus colegas, rusos, ucranianos y kazajos, entre otros.
Permiten utilizar una cantidad mucho menor de producto, aunque con una mayor eficiencia, lo que aumenta la productividad, la rentabilidad y permite un mejor cuidado del medio ambiente.
Esto es, claramente, exportación de tecnología y de conocimiento argentinos. “Las patentes que recibimos y el interés que existe en esos mercados confirma la fuerte innovación que significa la nanotecnología aplicada a los fitosanitarios y la tendencia imparable a la difusión global de los avances que se pueden aplicar a la agricultura”, consideró el presidente de Red Surcos.
Estas novedades importantes se suman al buen momento que atraviesa el mercado argentino de fitosanitarios: tras el cambio en las reglas de juego para el negocio, los productores locales están invirtiendo desde el año pasado mucho más en cuidar los campos y los cultivos, lo cual es una muy buena noticia para la industria de fitosanitarios, para el sector y para el país.
Esto es demanda, es trabajo y es inversión. Junto con el conocimiento, conforman un combo que consolida a la Argentina como líder global en la industria agrícola.