La palabra grainstorming (deriva del término brainstorming, o tormenta de ideas) es utilizada en nuestra empresa cuando hablamos de factores o variables que por su cantidad y complejidad ameritan sentarse a pensar en equipo para observar y analizar hacia dónde puede ir el mercado. Tal fue el éxito de este término, que terminamos por patentarlo. Pues bien, la situación actual merece claramente un grainstroming.

El miércoles por la noche se conoció la noticia de que la justicia brasileña investigaba al presidente Michel Temer por haber avalado, supuestamente, el pago de un soborno para comprar el silencio del ex presidente de la Cámara de Diputados de ese país, Eduardo Cunha, hoy en prisión.

Más allá del estupor de la noticia, resulta interesante entender que la moneda brasileña se depreció al otro día un 7%. El índice Bovespa se hundió más del 10%, al tiempo que en la Argentina el dólar oficial superó los $ 16,25 para el tipo vendedor, evidenciando una devaluación superior al 2,5 por ciento.

Lo comentado podría acelerar el ritmo de ventas de la soja en Brasil, que se mostraba un 15% demorado respecto del promedio histórico. Y el resultado no se hizo esperar, los futuros de la soja en la Bolsa de Chicago mostraron retrocesos superiores al 3,28% pasada la media sesión.

Pero esto no fue todo. El pronóstico muestra la posibilidad de lluvias, tanto en la Argentina como en los Estados Unidos. En nuestro país podrían complicar aún más los retrasos en la recolección, al tiempo que en el cinturón sojero-maicero estadounidense podrían generar demoras adicionales en las siembras. El inconveniente de esto último es que con estas lluvias no estarían definidas todavía las áreas en Estados Unidos y hasta incluso no se descartan mayores recortes en el maíz por encima del ya efectuado por el USDA en el informe del pasado 31 de marzo.

Lo contrario ocurriría para la soja, que podría ver incrementada su área de siembra, sumándole un factor negativo adicional a la oleaginosa. Del lado alcista se esgrimen la potente demanda China, que suma y sigue, y las precipitaciones que están pronosticadas para nuestra región productiva. Ello seguramente generará mayores inconvenientes para un normal flujo de mercadería hacia los puertos, pudiendo redireccionar demanda hacia otras regiones.

Claramente, el tema no se agota con las variables mencionadas. Estas son algunas de las que creemos más importantes en la actual coyuntura. Resulta evidente que el devenir climático en los Estados Unidos durante el período crítico de los cultivos (julio-agosto) será también de vital importancia para definir la futura evolución de los precios. Sin lugar a dudas, cuando llegue ese momento este importante factor de mercado también formará parte de un nuevo grainstorming.

El autor es socio de Nóvitas SA