Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, el avance en la cosecha de soja hasta el jueves pasado es de un 16,3%, cifra que iguala el avance del año anterior pero está muy por debajo del promedio de los últimos 5 años (39,2%). Este retraso se siente en el ingreso de camiones a los puertos de Rosario que está en menos de la mitad de los picos que deberíamos estar viendo para esta época. Como consecuencia, los compradores no han podido aplicar los usuales descuentos sobre el precio con descarga inmediata y se encuentran trabajando a contramargen, pagando unos $3.600/tn sobre un FAS teórico de $3.538/tn según la Bolsa de Cereales de Rosario.

A pesar de ello, del otro lado del mostrador vemos que el productor lleva comprometida menos mercadería que el año pasado (14,8 mill. de t. vs 17,8 mill. de t.) de la cual la proporción de negocios a fijar es de un 68% cuando la campaña pasada dicha cifra ascendía a 50%. Esto es un indicativo de la falta de incentivos para cerrar precios a los valores actuales. La actitud es por demás entendible si consideramos que la soja vale prácticamente lo mismo que hace un año atrás a pesar de haber acumulado una inflación de más de 30% en el mismo período. También es cierto que la caja del trigo ha sido más abultada que el año previo (se vendió el doble con precio firme hasta mediados de marzo que la campaña anterior), lo cual puede explicar la menor necesidad de financiamiento en este momento en particular.

Sin dudas muchos productores deben estar percibiendo la conveniencia de financiarse con la venta de los cereales y poder postergar la liquidación de la soja hasta noviembre siendo que ésta cotiza unos u$s 250/tn para fin de año, casi u$s 15/tn por encima del precio disponible. Por otro lado, el mercado de maíz disponible muestra muy buen soporte ante el retraso de la cosecha de primera, con un precio de u$s 155/tn que se desploma hasta los u$s 142/tn para julio, mes de referencia para el ingreso de los maíces tardíos que ocupan poco más del 60% del área sembrada y son candidatos a sufrir una fuerte presión en los precios de cosecha en un contexto de competencia directa con la safrinha de Brasil que estaría apuntando a una producción record luego de la seca que sufrió el año pasado (93,5 mill. de t. vs 67 mill. de t.).

En línea con este panorama, la recomendación más visible que surge de este mercado es desprenderse del maíz disponible, cubrir a la baja la el precio de maíces tardíos y retener la soja hasta el segundo semestre. En este punto, venimos siendo enfáticos con que el negocio para el maíz de primera es financiero en el actual contexto de atraso cambiario y tasas a la suba. Hoy se puede vender el cereal y colocar en Lebacs a tasas del 24% hasta mediados de año cuando haya que hacer frente a los compromisos de alquileres e insumos.

Por supuesto que este no es el fin de la historia ya que sobre mitad de año tendremos la volatilidad asociada al clima en EE.UU. donde se estarán definiendo los rindes de soja y maíz en el país del norte. Es muy importante comprender que el mundo viene con abultados stocks de granos, que en el caso de la soja podrían incrementarse aún más en la campaña 2017/18 ya que EE.UU. estaría sembrando casi 2 millones de has más este año. Esto significa que bien podría ocurrir que los precios de la soja en Chicago vuelvan a exhibir un comportamiento bajista sobre el segundo semestre si no ocurre ninguna complicación a nivel productivo. Es por ello que el productor que decide postergar sus ventas de soja debería ir pensando en coberturas flexibles a la baja comprando PUTs sobre la posición de noviembre para poder especular más tranquilo lo que resta de la campaña.

Por Patricio Lagger - Responsable de Análisis de Mercado en BLD S.A.
Fuente: Centro de Gestión Agropecuaria