En ese sentido, expone que si se compara las moliendas del primer trimestre del 2016 y las del 2017, hay una notable disminución. El año pasado, en el periodo enero-marzo se industrializaron un total de 863.267 toneladas de soja, mientras que en el mismo lapso del presente año, la cantidad bajó a 791.208 toneladas, lo que indica un 8,3% menos.

Ocurrió lo mismo con la manufactura de “otros granos”, que cayó nada menos que un 83%, de 19.314 toneladas en el primer trimestre del 2016 a solo 3.276 toneladas en los primeros tres meses del 2017.

El informe da a entender que si se quiere ver algo positivo a nivel de la industrialización de granos en el país, se puede resaltar las cifras del último mes, es decir marzo pasado, cuando la molienda aumentó considerablemente para completar 385.208 toneladas en un solo mes, cifra mayor a las 360.585 toneladas procesadas en el país en marzo de 2016.

En ese sentido, también destaca que el pasado mes las tareas de molienda llegaron a utilizar el 90% de la capacidad nominal instalada de las fábricas locales. Al respecto, Cappro sostiene que “más allá de que es un valor alto, es lo que se espera para la época del año y más aún en una zafra récord”, pero que “el desafío es poder mantener estos niveles de utilización en un escenario donde la exportación de soja en estado natural continúa con una tendencia alcista y volvió a superar el millón de toneladas en marzo”.

El análisis concluye que “el sector se encuentra muy lejos de tener las condiciones adecuadas para seguir con su desarrollo y consolidación”, y más aún cuando últimamente, “además de la falta de una política industrial del Gobierno, ahora se suma una medida unilateral, como el aumento de la tarifa de energía eléctrica, que también afecta la competitividad de las industrias”.

Recuerda que la energía eléctrica es un componente importante en la estructura de costos y el impacto “es bastante considerable”.