CORDOBA.- Ya hay lácteas que registran incrementos en la demanda por los faltantes de productos SanCor en las góndolas. Según dijeron a LA NACION distintas fuentes empresarias de esta provincia, los distribuidores y cadenas de supermercados buscan reemplazos para los "huecos" que está dejando la compañía en crisis.

En paralelo, las pymes del sector plantean que "la misma preocupación" que los legisladores y el gobierno nacional manifiestan por SanCor deberían tenerla por empresas cuyo impacto en las economías regionales es similar al que tendría el cierre de plantas como las de General Moldes y Brinckman (Córdoba) o la de Centeno (Santa Fe).

"No pedimos un ...salvataje sino reglas claras, acciones concretas que hagan que las pymes ganen productividad y competitividad", dijo Javier Baudino, vicepresidente de la Asociación de Pequeños y Medianos Empresarios Lácteos (Apymel).

La referencia es, por ejemplo, a los mayores costos de logística que deben afrontar o a la falta de infraestructura. En Córdoba están identificadas 217 plantas pymes, que equivalen aproximadamente al 30% de la oferta en el país.

SanCor, según su último balance, procesó 1300 millones de litros de leche al año sobre una producción total del país de 9500 millones. El economista del Ieral, Juan Manuel Garzón, estimó que equivale al 13% de la leche procesada en la Argentina; descontando la cantidad destinada a exportaciones (entre 30 y 35%), volcaba al mercado interno 800 millones de litros, el 10% del volumen global.

El mercado lácteo es heterogéneo en cuanto a participación de marcas; en yogures, flanes y postres, La Serenísima y Danone controlan alrededor del 70%; SanCor, 20% (en 2016 anunció la venta del 90% de ese negocio a Vicentín a cambio de US$ 100 millones) y el resto de las marcas, 10 por ciento.

Para Garzón -experto en temas agropecuarios-, las mayores oportunidades se presentarán para las pymes queseras: "Hay muchas empresas con tecnología y canales de comercialización ya instrumentados que podrían aprovechar la chance, pero esa respuesta puede llevar tiempo porque no es fácil sustituir marca".

En cambio, entiende que, en productos más sofisticados, el recambio no será automático y serán otras grandes o medianas-grandes las que puedan cubrir los faltantes. En Manfrey confirmaron a LA NACION que ya notan el "efecto SanCor" en los pedidos que reciben. "Los distribuidores están pidiendo más, se nota el incremento", admitieron.

Adrián Cordero, dueño de Los Pinos -una láctea productora de quesos y dulce de leche en La Playosa (Córdoba)-, señala que, al menos en los primeros meses, a la marca la sustituirán otras grandes. "Al inicio puede haber una repercusión marginal para las pymes; el faltante será la marca, no el producto".

En Lácteos Capilla del Señor (Villa María, Córdoba, producen para supermercados), Alvaro Ugartmendia indicó que todavía no se registra un traslado de la demanda a marcas propias de cadenas. "Hay un deterioro del consumo, eso se nota, y puede demorar la reacción frente a un faltante de marca".

Al ritmo que hoy están trabajando las plantas de SanCor en actividad, volcarían al mercado entre 400 millones y 500 millones de litros de leche producidos, la mitad de lo habitual.

En Apymel indican que, desde diciembre, hay alrededor de un millón de litros de leche más disponibles para la industria (producto de la menor demanda de SanCor), lo que niveló el faltante típico de estos meses, que son los de menor producción. "Para los elaboradores de queso habrá una oportunidad -describió Baudino-; pero dependerá del perfil del consumidor".

Córdoba anunció subsidios

El gobierno de Córdoba anunció ayer que otorgará subsidios a los empleados de SanCor despedidos o suspendidos por el plan de reestructuración que comenzó a aplicar la empresa. En la provincia están afectadas las plantas ubicadas en las localidades de Binkmann y Coronel Moldes.

El ministro de Industria provincial, Roberto Avalle, explicó que el gobierno de Juan Schiaretti otorgará una ayuda económica no reintegrable. El subsidio consistirá en el pago mensual del equivalente a un salario mínimo vital y móvil (8060 pesos por empleado). Se mantendrá por un año y el trabajador lo percibirá aunque logre incorporarse a un nuevo empleo.

De igual manera, los operarios suspendidos accederán a esa ayuda económica en las mismas condiciones por el tiempo que dure la suspensión de sus tareas habituales.