RIO DE JANEIRO.- Efecto inmediato. Como consecuencia del escándalo de carnes adulteradas en Brasil, las exportaciones de productos cárnicos brasileños se derrumbaron esta semana. A principios de mes, se realizaban ventas al exterior por promedio de US$ 63 millones por día; el martes, el volumen cayó a apenas US$ 74.000, luego de que varios países decidieran frenar sus importaciones.

Los datos fueron recabados por el Ministerio de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior, y confirmados por el ministro de Agricultura, Blairo Maggi, al acudir a comparecer a las comisiones de Asuntos Económicos y Agricultura del Senado. Allí explicó los efectos que han tenido hasta ahora los embargos de carne bovina y de pollo decretados por prudencia por China, Hong Kong, Japón, la Unión Europea, Suiza, Egipto, Sudáfrica, México, Chile, Jamaica, y Trinidad y Tobago, mientras que otros países, como Estados Unidos, Corea del Sur y Arabia Saudita, aumentaron sus controles.

"Si me preguntan cúal es el perjuicio que espero, a grosso modo, algunas cuentas que hacemos prevén que Brasil tendrá una oscilación de mercado de aproximadamente 10% sobre un volumen de US$ 15.000 millones que exportamos por año", señaló Maggi, quien por unas horas dejó su activa campaña pública con visitas a frigoríficos y supermercados para infundir confianza a la población y contener los daños.

Brasil es el principal exportador de carne del mundo, y el segundo productor después de Estados Unidos. Sus productos cárnicos son vendidos en 150 países.

El escándalo comenzó el viernes último, cuando la Policía Federal desbarató una banda de empresarios del sector y agentes sanitarios a los que se les pagaba sobornos para permitir irregularidades en la producción de carne bovina y aviar en 21 frigoríficos. Fueron cerradas tres plantas y detenidas 38 personas luego de que se descubrió que se maquillaba con ácido carne en mal estado, se les agregaba agua para aumentar su peso, y se cambiaban las etiquetas de las fechas de vencimiento, entre otras prácticas.

El gobierno del presidente Michel Temer ha intentado minimizar el caso al resaltar que el país posee unos 4387 frigoríficos y sólo tres fueron cerrados y que nunca corrió riesgo la salud de los consumidores. Aún así, bloqueó los permisos de exportación de los 21 frigoríficos involucrados, entre ellos los gigantes BRF (dueño de las marcas Sadía y Perdigão) y JGS (Swift, Friboi y Seara).

Por otra parte, el ministro Maggi (que es un importante productor agrícola) y otras autoridades del sector han criticado con dureza la Operación Carne Débil de la Policía Federal, que según ellos cometió muchos errores y emitió información exagerada, que generó pánico. En el Congreso, miembros de la bancada del agronegocio apuntaron que los fiscales del caso deberían ser procesados por "delito de lesa patria" debido al grave daño económico que han causado al país, en plena recuperación después de la peor recesión en su historia.