RÍO DE JANEIRO.- En momentos en que la economía de Brasil empezaba a exhibir los primeros indicadores positivos tras la peor recesión de su historia, el escándalo de la carne adulterada en el país golpeó a uno de sus sectores más vigorosos, que ya sufre con el cierre de mercados. Ayer, China, la Unión Europea, Corea del Sur y Chile suspendieron por precaución las importaciones de productos cárnicos brasileños.

"Si sucede un problema en ese sector, las dimensiones económico-financieras y en el empleo son infinitamente superiores a las del petróleo y el gas. El estrago ya fue hecho y estamos corriendo para contenerlo", reconoció el secretario general de la Presidencia, Wellington Moreira Franco, al comparar el impacto del famoso caso de sobornos en Petrobras con el fraude en varios frigoríficos del país.

A través del operativo Carne Débil, el viernes pasado la Policía Federal reveló una mafia de empresas frigoríficas que pagaron a inspectores y a políticos para pasar por alto reglas sanitarias en el procesamiento de carne vacuna y de pollo en 21 productores. Se descubrieron carne podrida maquillada con ácido ascórbico para que no se notara su verdadero estado, cortes inyectados con agua para aumentar su peso, salchichas rellenas con proteína de soja en vez de carne y etiquetas con fechas de vencimiento adulteradas, entre otras irregularidades. Fueron clausurados tres frigoríficos y se realizaron 37 detenciones en 21 empresas, además de iniciarse una investigación por presuntos desvíos de dinero al oficialista Partido del Movimiento Democrático Brasileño.

En medio del escándalo quedaron las dos principales firmas frigoríficas de Brasil, BRF y JBS, gigantes exportadores con presencia en la Argentina, que niegan haber vendido internamente o al exterior carne en mal estado. Sus acciones se desplomaron ayer en la Bolsa de San Pablo.

Brasil es el segundo productor de carne bovina del mundo -después de Estados Unidos- y el mayor exportador. El año pasado exportó carne vacuna por US$ 5500 millones y carne de ave por US$ 6900 millones, según datos de la industria.

Tras una reunión con el presidente Michel Temer, el ministro de Agricultura, Blairo Maggi, aseguró que las irregularidades halladas no representan riesgos para la salud pública. Sin embargo, más tarde ordenó suspender la licencia de exportación de los 21 frigorificos investigados. Temer se reunió también con una treintena de embajadores de países importadores para llevarles tranquilidad. Aunque al final del encuentro con los diplomáticos el mandatario los invitó a comer a una típica churrasquería brasileña, la persistente inquietud internacional se hizo sentir con fuerza.

Corea del Sur fue el primer país que anunció la suspensión temporaria de sus importaciones de carne de pollo; más del 80% de las compras que hace Seúl son de Brasil, y BRF provee casi la mitad de las exportaciones. Le siguió los pasos la Unión Europea. "Se garantizará que cualquiera de los establecimientos implicados en el fraude quede suspendido de exportar a la UE", informó el vocero de la Comisión Europea, Enrico Brivio.

Antes del mediodía, el gobierno de China también ordenó que todos los cargamentos de carne provenientes de Brasil sean retenidos en los puertos a la espera de explicaciones más detalladas. China es el principal destino de las exportaciones de carne bovina brasileña y el segundo de carne de pollo.

Por la tarde, el Ministerio de Agricultura de Chile decidió suspender también la importación de carne vacuna de Brasil hasta que el gobierno esclarezca qué frigoríficos están autorizados a exportar.

Los ojos de las autoridades brasileñas estaban anoche puestos en Estados Unidos, que debería convertirse este año en el quinto destino de la carne bovina de Brasil.