La crisis con los gremios de los maestros (que es, de alguna manera, una confrontación directa con el kirchnerismo) tenía una notable ausencia de voces oficiales para pelear contra la sinrazón en el terreno mediático. Ayer se anunció que la gobernadora María Eugenia Vidal dará hoy una conferencia de prensa. Hace falta su palabra, porque la única excepción fue, hasta que apareció Carrió, el ministro de Economía bonaerense, Hernán Lacunza. El único, en efecto, que dio la cara frente a huelguistas con propósitos políticos. ¿Habrá alguna solución para la huelga de los maestros? "No", contesta, seco y seguro, un alto funcionario del gobierno bonaerense. Con la mitad de los maestros en las aulas, dispuestos a romper las órdenes de los sindicatos, la estrategia del gobierno parece consistir en resistir hasta desgastar a la dirigencia gremial. Esa tesis es compartida por Carrió. No obstante, esa estrategia necesita, además, de una presencia constante en los medios de muchos funcionarios oficiales; en los medios se libra el combate por el liderazgo de la opinión pública.

Los sindicatos docentes acostumbran decidir las huelgas antes de reunirse con el Gobierno. Esto es: ya no les importa qué escucharán de parte de los funcionarios. La situación provoca un caos en el orden familiar y decepciona a niños y jóvenes con ganas de volver a las aulas. Pero aquel funcionario tiene razón. ¿Cómo imaginar una solución cuando la propuesta del gobierno es del 19 por ciento y la de los gremios es del 35? ¿Cómo, si la docente es la primera paritaria del país y es la que deja una tendencia para el resto de las paritarias que se negociarán hasta junio? ¿Qué pediría Pablo Moyano en la paritaria de los camioneros de junio si el aumento a los docentes fuera el que reclaman los sindicatos?

No sorprende que Carrió haya salido en defensa del Gobierno en un conflicto que se desarrolla en el territorio bonaerense. Ahí, en la provincia de Buenos Aires, la carismática diputada tendrá una importante influencia en el año electoral. Sea candidata en la provincia o en la Capital. La resolución del lugar donde competirá no es un secreto bien guardado; simplemente, no hay resolución todavía. Todos los protagonistas están esperando jugar sus cartas luego de que las jueguen los otros. Sergio Massa aguarda la resolución del oficialismo. ¿Será Carrió la candidata del Gobierno? Es probable, en ese caso, que Massa le deje la candidatura a Margarita Stolbizer. La ambición del ex alcalde de Tigre es acceder a la Casa Rosada en 2019. ¿Por qué exponerse entonces a la dura campaña que plantea siempre Carrió? Ya en 2015 Carrió lo cuestionó duramente en las presidenciales de entonces (incluso, y sobre todo, moralmente) y le despejó el camino a Mauricio Macri para que polarizara con Daniel Scioli.

La propia Cristina Kirchner espera las definiciones de Massa y de Carrió. Una campaña sería con ellos en la competencia y otra con los dos, o con uno, fuera del campo electoral. El Gobierno mismo quisiera tomar una decisión luego de que la hayan tomado Massa y Cristina, pero tiene algunos límites. Carrió vive alternativamente en la Capital y en la provincia de Buenos Aires. En abril deberá fijar residencia definitiva para poder ser candidata. Por eso, ella anticipa que la resolución se tomará después de Pascuas, a mediados de abril. Será un acuerdo entre ella y Macri. "La mesa será chica, muy chiquita", suele ironizar. Aunque últimamente concilió posiciones con Marcos Peña, Carrió prefiere una interlocución directa con el Presidente. En rigor, quiere sacar de la discusión a Jaime Durán Barba, a pesar de que Peña le aclaró (y ella le creyó) que sus posiciones no son siempre las del consultor electoral.

El cuestionamiento de Carrió a Durán Barba tiene raíces políticas más profundas que su disidencia con un buen o un mal consejo electoral. Carrió vivió el drama de la Alianza a principios de siglo, cuando un sector del radicalismo le aconsejó a De la Rúa que se deshiciera del entonces vicepresidente Carlos "Chacho" Álvarez. La renuncia de Álvarez constituyó el principió del fin del gobierno de De la Rúa. Carrió sabe que Durán Barba explora ahora los mismos caminos (y los mismos errores). Él promueve una próxima campaña electoral sólo, o primordialmente, con candidatos de Pro. Si Durán Barba consiguiera ese objetivo, el radicalismo podría irse con Massa, quien ya estuvo cerca de seducir al viejo partido en 2015, y ella misma debería definir su situación dentro de la coalición Cambiemos.

Durán Barba no era el único problema de Carrió. Ella da por hecho que Jorge Macri no será candidato en la provincia de Buenos Aires. La información que proviene del intendente de Vicente López es muy parecida. Carrió no se postularía en ningún lugar si el primo del Presidente fuera candidato bonaerense. Ella cuestionó con dramatismo la solvencia moral de Jorge Macri. El argumento más sólido de Carrió, con todo, fue que no se puede seguir poniendo en discusión moral el apellido del jefe del Estado. Sin embargo, Carrió nunca dudó de la honestidad del Presidente. "Yo creo que es un hombre bueno", suele decir de quien es su frecuente interlocutor personal o telefónico. "Tiene padre y primos que no lo son, pero él quiere cambiar su historia personal", argumenta.

Ahora bien, ¿qué condiciones pondría Carrió para ser candidata en la provincia de Buenos Aires? Hace poco, ella estuvo a punto de poner en crisis a Cambiemos, sobre todo cuando cuestionó a Jorge Macri con su habitual claridad. La tesis de Carrió consiste en que sólo llegando a esos extremos podía salvarse a Cambiemos. Tanto del primo del Presidente como de Durán Barba. Parece haber logrado los dos objetivos que se propuso. La segunda condición es que ella supervisaría la calidad moral, no partidaria, de los candidatos que la acompañen en la boleta. Nunca será cabeza de lista de una boleta cargada de nombres que puedan recibir una objeción moral.

Esta condición tiene una explicación. Confía en María Eugenia Vidal, en su coraje y en su honestidad, pero confía menos en algunos de sus ministros. ¿Ejemplos? Cristian Ritondo y Gustavo Ferrari. Cree que hay detrás de ellos una alianza espuria con tentáculos que llegan hasta la policía bonaerense. La resolución de su candidatura, de todos modos, deberá atravesar también el análisis de la Capital. Aquí el peligro para el oficialismo porteño no es Cristina Kirchner ni Massa, sino Martín Lousteau, extrañamente el actual embajador de Macri en Washington. Lousteau no presentaría su candidatura en la Capital si la postulante porteña de Cambiemos fuera Carrió. Cerradas las puertas de Cambiemos para Lousteau, a quien apoyan los radicales, el actual embajador enfrentaría en las elecciones generales al oficialismo de Macri.

A pesar de todo, el mayor desafío electoral del Presidente sigue estando en la provincia de Buenos Aires. Y el más grande conflicto político de estos días es con los docentes bonaerenses. En ese territorio de combates en ciernes y de crisis efectivas se metió ayer Carrió, la principal aliada política del Presidente.