La compañía Atanor invertirá en los próximos cinco años en el país u$s 70 millones en el desarrollo de productos agroquímicos, de protección de cultivos, segmento en el que resolvió concentrar su negocio y que llevó a la empresa a cesar su actividad química en las plantas bonaerenses de Baradero y Munro.

"Es una decisión del grupo (Albaugh, propietario de Atanor) de focalizarse en el sector de protección de cultivos, donde vemos una oportunidad de crecimiento a nivel mundial", precisó a Télam el director de Asuntos Legales y Corporativos de la compañía, Agustín Herrera.

La estrategia de Atanor está en línea con lo acontecido a nivel local el año pasado, en que la utilización de tecnología de alto nivel en la actividad agrícola retornó a los campos argentinos y volvió a sentirse con fuerza en la presente campaña, según destacaron la Bolsa de Comercio de Rosario y de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.

Desde la Guía Estratégica para el Agro (GEA), de la Bolsa rosarina, destacaron el regreso de "la agricultura de calidad" a partir de la utilización de alta tecnología, y aseguraron que "cambió el modo de pensar la agricultura y se volvió a invertir".

Los técnicos rosarinos puntualizaron que "se dejó de pensar en sobrevivir, como en los últimos años, y se están haciendo cultivos no sólo con la tecnología adecuada para reponer los nutrientes que se sacan del suelo, sino para apuntar a buenos rindes y calidad".

Por su parte, un informe elaborado por la Bolsa de Cereales porteña concluyó que entre 2010 y 2015 cayó 35% la utilización de tecnología de alto nivel aplicada a los principales cultivos del sector agrícola argentino.

El deterioro en el empleo de la tecnología aplicada al agro respondió básicamente al incremento que los productores sufrieron en los costos de los insumos para cada campaña, que en el caso del trigo, hizo que para mantener un alto nivel de métodos tecnológicos se requiriese emplear el doble de producto.

Sin embargo, el año pasado se revirtió la tendencia y así "el mercado de fitosanitarios se mantuvo en 2016 en los u$s 2.472 millones a pesar de la fuerte baja del precio, que fue compensada con mayor volumen de comercialización", precisó Herrera.

El ejecutivo destacó que "Atanor creció 8% anual en ventas, confirmando su estrategia de ampliación de su portafolio en nuevos segmentos que posicionaron a la empresa entre las cinco principales que ofrecen soluciones para el agro", junto con Syngenta, Monsanto, Bayer, y Dow

"El objetivo es estar dentro de las tres primeras para el 2021, y eso se va a lograr con la inversión prevista, que permitirá desarrollar nuevas moléculas, a un ritmo de 5 por año, hasta el 2021", señaló Herrera, quien precisó que "estos nuevos productos estarán en la línea de fungicidas, insecticidas y herbicidas".

Para ello, indicó que "la compañía reforzará su estructura de desarrollo y comercial, además de aumentar las inversiones productivas en las unidades vinculadas con el agro", que son las plantas bonaerenses de San Nicolás y Pilar, y la cordobesa de Río Tercero.

Por otra parte, confirmó que Atanor "deja de tener actividad química en el país por la decisión de concentrar el negocio en la protección de cultivos", y precisó que "se discontinua la producción de los químicos en Munro y Baradero".

En estas plantas, quedan cesantes 80 trabajadores a los que la compañía indemnizará, aunque en estos momentos las negociaciones se encuentran abiertas por el dictado de una conciliación obligatoria que hizo el gobierno provincial.

En este marco de cambio estratégico es que Atanor vendió en diciembre último el ingenio azucarero Marapa, de la localidad tucumana de Juan Bautista Alberdi, al empresario supermercadista Emilio Luque; y tiene en venta otro en Concepción, en la misma provincia, que despertó el interés de la azucarera jujeña Ledesma.