Un reporte de la agencia Noticias Argentinas firmada por Matilde Fierro, advierte que la tan esperada cosecha de granos gruesos, en especial soja y  maíz con epicentro en el otoño puede enfrentar un escenario de  lluvias que compliquen las tareas de recolección y provoquen  pérdidas de rentabilidad en los productores.

Esta es la síntesis del diálogo con el especialista en  agroclimatología Eduardo Sierra, quien recientemente difundió un  informe estacional del clima para la Bolsa de Cereales de Buenos  Aires en el que dijo que “La Niña” continúa con su disipación y  el Océano Atlántico está muy perturbado.

Es decir que la cosecha gruesa, que está concentrada en la  Zona Núcleo, en el 80% de la producción, en un área constituida  por el centro sur y sur de Santa Fe, el oeste de Entre Ríos, el  este de Córdoba y el norte de Buenos Aires (con campos más altos)  probablemente tenga dificultades climáticas en marzo y abril  cuando arranca la recolección.

Ocurre que “el Océano Atlántico viene observando una intensa  actividad, que es la que controla la marcha del clima sobre la  mayor parte del área agrícola sudamericana”, expresó.

“Este mecanismo consiste en una puja entre la corriente marina  cálida del Brasil, que aporta agua cálida desde el Ecuador hacia  el Sur y la corriente marina fría de Malvinas, que aporta agua  fría desde el Polo hacia el norte”, explicó Sierra a NA.

La situación implica que la Zona Núcleo está a merced de  fenómenos causados por esta puja, como una sudestada (viento por  el eje del río), el ingreso de aire marítimo y la consecuente  lluvia.

Para Sierra el volumen de producción no va a ser afectado,  pero sí en cambio la rentabilidad del productor que tendrá que  movilizarse como pueda en caminos anegados y cosechar granos  húmedos de los que deberá pagar el secado.

“De todos modos sólo hablamos de una posibilidad y no de una  predictibilidad que es saber cuándo y cómo. Es previsible que va  a seguir habiendo este tipo de lluvia y humedad”, sostuvo el  especialista.

Por lo tanto, cuando se producen precipitaciones muy  concentradas en el tiempo y en el espacio, como suele suceder  durante las tormentas severas, éstas resultan muy poco  eficientes y causan problemas contrapuestos.

Por un lado, los terrenos altos reciben un alivio parcial, ya  que la mayor parte del agua escurre rápidamente hacia los bajos,  “no reponiendo totalmente las reservas de los suelos”, evaluó.

Mientras que “por otra parte, el escurrimiento de los terrenos  altos corre hacia los bajos, donde se acumula, persistiendo  durante largo tiempo, ya que no pueden desagotarse por  escurrimiento superficial debido a la escasa pendiente del área y  deben hacerlo por evaporación y percolación”.

Esto hace que, en el área, co-existan frecuentemente terrenos  altos con sequía y terrenos bajos anegados.

Sierra señaló que durante la campaña actual, 2016-2017, la  influencia de los fenómenos que tienen su epicentro en el Océano  Pacífico (“El Niño” y “La Niña”) fue muy débil.

Contrariamente, es el Océano Atlántico el que tiene una  intensa actividad perturbadora.

No obstante, la sequía que asoló a parte del sudeste y todo el  sudoeste de la región pampeana y donde hubo importantes pérdidas  de girasol, además de soja y maíz, el Panorama Agrícola Semanal  (PAS) de la Bolsa porteña ratificó sus estimaciones productivas.

Afianzó su proyección de producción total en el país de 54.8  millones de toneladas de soja y más aún no descartó “la  posibilidad de lograr un volumen aún mayor si las condiciones  climáticas continúan favoreciendo el crecimiento y desarrollo del  cultivo”.

Sin embargo, el pronóstico a corto plazo prevé lluvias de  variable intensidad en regiones de gran relevancia, que a la  fecha mantienen una elevada humedad ambiental y en donde nuevas  precipitaciones podría impactar de forma negativa sobre la actual  condición sanitaria de los cuadros, precisó el PAS.

Además mantuvo la proyección de producción de maíz con destino  grano comercial para la campaña 2016-2017 en 37 millones de  toneladas, un 23 por ciento superior al ciclo previo ya que el  volumen cosechado en 2015-2016, con retenciones (ahora  no) fue de 30 millones de toneladas.