Hace 40 años que su padre, Luis Calvo, fundó la empresa en Resistencia, Chaco. Desde allí se estableció como distribuidor de insumos para el NOA de productos veterinarios y semillas, para luego incursionar en el rubro de los fitosanitarios (agroquímicos). Hoy, ese segmento, capta el 95% de la facturación de la empresa, aunque hace dos años el negocio pegó un giro. Dejó de distribuir productos de otras compañías para dedicarse de lleno a los de marca propia.

Con 150 empleados y una facturación de u$s 75 millones, el presidente asegura tener una participación de entre 4% y 5% del mercado de agroquímicos, que estima en u$s 2300 millones. "Estimamos que más del 45% del mercado de agroquímicos está en glifosatos. Para nosotros nunca superó el 30%", sostiene. Optimista desde el cambio de políticas para el sector agropecuario, reconoce que los precios de los herbicidas tuvieron bajas en dólares del 15% al 20% en el último año, pero que en este 2017 van a subir. "Es el momento de invertir", afirma.

¿Cómo compiten con multinacionales como Monsanto o Syngenta?

Creemos ser una empresa sumamente eficiente, con medio millón de dólares de facturación por empleado. Eso nos hace una estructura super chata, con un directorio de tres integrantes y seis gerencias que tienen reacción comercial total. Tenemos mucho poder de reacción ante un mercado que cambia seguido y las decisiones llegan directo al productor.

Aprovechando esa cercanía, ¿cómo perciben al productor a partir de los cambios en las políticas agropecuarias?

Hay en el sector un optimismo generalizado, porque se han tomado medidas y sincerado indicadores económicos. Hasta un problema como es el de la financiación ha mejorado. Los bancos hacia fines de 2015 empezaron a volcarse al campo, con financiación. Hoy hay muchas más herramientas financieras que hace dos años, donde el productor puede hacerse de los insumos para sembrar y cosechar y esperar hasta cuatro o seis meses para pagarlos. Es algo que no se daba antes. Igual, creo que el productor siempre ha invertido, y no hablo de los grandes pooles de siembra. El productor no puede dejar de sembrar, siempre apuesta. Veo un clima positivo y este año va a ser cosecha récord, con precios aceptables.

¿A pesar de las inundaciones?

Está un poco en jaque, pero más allá de si es récord o no hoy tenes un tipo de cambio más aceptable, un inflación más controlada, y carencias enormes en infraestructura. Si se soluciona el tema de la logística, daría un vuelco fenomenal. Es la gran falencia que tiene el campo.

¿Cuánto de las explicaciones de las inundaciones pasan por el monocultivo?

Estamos a favor del uso responsable de los fitosanitarios y el cuidado del medio ambiente, por eso tenemos un departamento de calidad muy riguroso. Pero creo que se está direccionando hacia algo muy positivo que es el control de no tender hacia un monocultivo. Pero para eso tiene que haber infraestructura, reglas de juego claras hacia el futuro. Nosotros fomentamos la rotación, sería irresponsable no hacerlo.

¿Cómo analiza el esquema que se estableció de quita de retenciones a la soja?

No es simpático que no se cumpla una promesa de campaña, pero creo que es parte de algo que debió haber sido pensado mejor. Hoy la soja es rentable, en condiciones normales, y hay otras herramientas para saldar eso, como podría ser una mejora del ferrocarril. Los empresarios también tenemos que poner el hombro y dejar de pedir al Gobierno. La expectativa es que las condiciones no estén dadas sólo para empresas sino también para los productores.

¿Qué consideraciones hace de los conflictos que surgieron el año pasado por la Ley de Semillas y el control de regalías?

Creo que hay que tomar decisiones de una vez por todas a favor del que invierte, como es el productor agropecuario, que arriesga contantemente su capital, porque este no es un negocio seguro, sino de mucho riesgo. Mi posición va a ser siempre a favor de los productores, pero hay que cumplir con lo que se pactó.

Hay que cuidar al que arriesga, con reglas de juego claras.