En la semana que pasó se difundieron distintos datos sobre la economía
que comienzan a demostrar las primeras señales de reactivación. En
paralelo el Banco Nación lanzó un crédito para construcción a 20 años.
A continuación un análisis detallado por los hechos más destacados de
la semana.
Un, dos, tres, cuatro …Brotes verdes al fin
La tan ansiada reactivación comienza a dar sus primeros pasos. Quizás
convenga ser prudentes, pero son cada vez más los indicios en este
sentido.
Con un trimestre de demora respecto de lo que preveía el consenso de
los analistas finalmente asoman los primeros datos que parecen
convalidar que la Argentina habría dejado atrás la recesión en el
cuarto trimestre de 2016.
1-El Estimador Mensual de Actividad Económica de noviembre creció 1,4%
respecto de octubre mostrando así la segunda suba mensual
consecutiva. En términos interanuales la actividad económica de
noviembre siguió por debajo de igual mes de 2015 (-1.4%), pero la caída
se recortó respecto de lo verificado los meses anteriores). Al dato de
ese mes se sumaría un diciembre que podría haber sido incluso algo
mejor, convalidando nuestra previsión de retracción de la actividad de
2.3% para todo 2016.
2-En el mismo sentido, el Índice Líder de Actividad (ILA) que elabora
el BCRA señala que la economía habría iniciado una fase expansiva en
algún momento de noviembre/diciembre.
3-Las exportaciones mostraron subas interesantes de 13,5% en el cuarto
trimestre (14,6% en cantidad) por las ventas de cereales, biodiesel y
subproductos de soja (el menor impacto de un Brasil que moderó sus
caídas está ayudando).
4-La construcción cerró el año con datos alentadores, dinamizada
fundamentalmente por la obra pública. Así, por ejemplo, el Índice
Construya desestacionalizado mostró una suba mensual de 6,3% en
diciembre, recortando la caída interanual a 12,6% versus las fuertes
bajas de entorno al 20% registradas en el tercer trimestre. Los
despachos de cemento a granel y asfalto mejoraron impulsados por la
ejecución de obras a nivel nacional, provincial y municipal, que se
aceleraron desde agosto pasado. Estas señales positivas de la obra
pública se complementan con las provenientes del sector privado. Sin
cepo cambiario el número de escrituras de compra-venta celebradas en
CABA y en la Provincia de Buenos Aires ha continuado la tendencia al
alza iniciada a comienzos de año, registrando una suba de 14.0%
interanual en noviembre.
5-Los indicadores de empleo han comenzado a dar señales más
alentadoras, aunque tibias. El nivel del empleo privado registrado se
ubicó en el trimestre septiembre/noviembre, ligeramente por encima del
mismo plazo anterior (en términos desestacionalizados). Y en la
comparación interanual, por ejemplo, la destrucción neta de empleo en
noviembre se redujo a 69 mil puestos versus una destrucción neta de 86
mil puestos promedio por mes en los 4 meses previos.
20
El Banco Nación anunció esta semana el lanzamiento de una línea de
créditos para construcción sobre terreno propio, a 20 años con una tasa
de 14% y 18% los primeros tres años y financiación de hasta 80% del
valor de la propiedad a construir.
Es una señal que va en el sentido correcto. La necesidad de este tipo
de instrumentos es obvia ya que el déficit habitacional en Argentina
está a la vista. El sueño de la casa propia en nuestro país nunca fue
más sueño que realidad que en la actualidad. El rol del BCRA (con el
lanzamiento de los UVA), del sector y la banca pública es clave, al
menos en una transición donde es clave generar las condiciones para
crear volumen y bajar las barreras de acceso que obstaculizan el acceso
a esos préstamos.
4,6%
Con la designación de Nicolás Dujovne como Ministro de Hacienda y el
anuncio de que en 2016 se había sobre cumplido la meta fiscal al
verificarse un déficit primario (sin rentas) de 4.6% del PBI (versus el
objetivo inicial de 4.8%), el gobierno buscó dar señales de mayor
preocupación por el desbalance fiscal que enfrenta nuestro país. Pero
la realidad es que la situación fiscal de la Argentina seguirá en el
foco de todas las miradas porque los números “bien” mirados siguen
suscitando dudas.
En primer lugar, si se excluyen los ingresos extraordinarios obtenidos
por el pago de multas del blanqueo, el déficit primario de 2016 resultó
de nada menos que 6% del PBI, mayor que el verificado en 2015. Claro
está que incidieron en dicho resultado las reducciones de impuestos
dispuestas por el Ejecutivo, que eran necesarias para eliminar
distorsiones heredadas (baja de retenciones a la exportación,
modificación del mínimo no imponible de Ganancias), pero la realidad es
que la dinámica del gasto público siguió siendo muy expansiva.
Para 2017 el gobierno se trazó un objetivo de bajar el déficit a 4,2%
del PBI (con ingresos del blanqueo) pero que treparía a 4.8% si no
consideramos esos ingresos extraordinarios. Si bien implica una
reducción de más de un punto respecto de 2016 (que el gobierno piensa
lograr básicamente vía recortes de subsidios y con la ayuda de la
recuperación de la actividad) se trata de una tarea desafiante, debido
a las demandas de un año electoral y la necesidad de impulsar
fuertemente la obra pública.
El Gobierno piensa también trabajar en mejorar la eficiencia del gasto
para conseguir ahorros (lo cual viene bien sin dudas) sin tener que
apelar a una ajuste fuerte, pero la realidad es que dado el tamaño del
gasto y su composición no queda claro cuánto podrá, por esta vía,
mejorar la performance fiscal.
La buena noticia es que los mercados siguen dispuestos a financiar el
abultado rojo de la Argentina. De hecho, el gobierno ya cubrió el 100%
de los vencimientos de deuda en moneda extranjera en el mercado (sin
Letes) con el préstamo de USD 6000 millones obtenido del consorcio de
bancos extranjeros y la colocación de USD 7000 millones de deuda en los
mercados internacionales de enero. Pero lo cierto es que pensando en
2018, deberá esforzarse bastante en dar señales más claras de cómo se
piensa avanzar en bajar el déficit fiscal (y la dependencia del
endeudamiento) para reducir la vulnerabilidad de la Argentina en este
frente. El Ministro sugirió que empezará a fijar metas fiscales
trimestrales y que avanzará en reglas fiscales de mediano plazo
apuntando a consolidar el proceso de consolidación, lo cual son señales
correctas que apuntan a mejorar la reputación. Pero la realidad es que
el mercado estará mirando cada vez más si las señales se convalidan con
hechos para un gobierno que se viene mostrando muy gradualista.