Tras la decisión del Ministerio de Agricultura de Estados Unidos de frenar por 60 días el ingreso de limones provenientes del noroeste argentino, en varios sectores de la economía local reina la incertidumbre y la preocupación en torno del endurecimiento de la política proteccionista de Trump .

Estados Unidos constituye el tercer destino de las exportaciones argentinas detrás de Brasil y China. A noviembre de 2016 (último mes del que se disponen datos oficiales), las ventas al mercado norteamericano habían crecido 30%, hasta alcanzar un 8% del total, según datos del Indec.

Las exportaciones de biodiésel juegan un papel fundamental en este fenómeno, ya que de 2015 a 2016 se triplicó el volumen exportado, alcanzando los US$ 1000 millones. El 90% del biodiésel y sus derivados tienen como principal destino los Estados Unidos.

También según lo relevado para los primeros 11 meses de 2016, las ventas de aluminio al país del Norte alcanzaban los US$ 180 millones, representando la mitad de las exportaciones del sector.

Más allá de que las economías regionales no tienen un gran peso en las exportaciones a nivel agregado, las decisiones de política económica de los Estados Unidos generan una gran incertidumbre, puesto que constituyen, en muchos casos, su principal mercado. Tal es el caso del té negro y los arándanos, para los cuales dicho país representa el 75% y 65% de sus exportaciones, respectivamente.

Una situación semejante ocurre con el aceite de limón y los jugos de citrus, manzana y uva, que se exportan en un 40% a los Estados Unidos.

Señal de alerta

"Es prematuro hablar de cifras en términos de productos regionales. La cuestión de los limones, más que nada hay que tomarla como una señal de alerta, independientemente del impacto económico", dijo Luz García Balcarce, coordinadora de análisis económicos de la consultora Ecolatina.

"El tema del biodiésel es más preocupante en términos de peso económico. Esta política inicial de Trump puede ser tomada como una medida precautoria. El proteccionismo se puede dar en ciertos lugares, pero hay insumos estratégicos que Estados Unidos no puede fabricar. La situación es más preocupante en los países más industrializados, como México", concluyó.

"De implementarse medidas proteccionistas, el impacto directo no va a ser tan fuerte en la economía argentina, aunque si se hace foco en algunos sectores la situación sí es preocupante", dijo a LA NACION Belisario de Azevedo, analista macroeconómico de la consultora Abeceb.

De Azevedo destacó que "para los Estados Unidos, la Argentina no es un foco de atención puesto que tiene un superávit comercial de US$ 2300 millones en bienes y de US$ 6000 millones en servicios".

"Si bien las exportaciones crecieron del 6% al 8% en los primeros once meses de 2016, siguen representando menos del 1% del PBI, mientras que en países como México representan el 26% del producto", confirmó de Azevedo.

El Gobierno venía trabajando para que los Estados Unidos reincorporasen a la Argentina al Sistema Generalizado de Preferencias (SGP), un mecanismo por el cual los países beneficiarios reciben un tratamiento preferencial para ciertos productos -cerca de 500 en nuestro caso- y reducciones arancelarias significativas. La Argentina estaba incluida en la nómina hasta 2012, cuando fue excluida.

"Los sectores que más peso tienen dentro de las exportaciones son el biodiésel, el vino, el aluminio y el petróleo crudo. En ellos no deberían ocurrir cambios, puesto que no amenazan puestos de trabajo estadounidenses ni están expuestos a barreras fitosanitarias como ocurre con el limón y la carne", concluyó de Azevedo.

El presidente de la Cámara de Exportadores de la República Argentina (CERA), Enrique Mantilla, manifestó en un comunicado que la probabilidad de que en abril próximo se autoricen las exportaciones de la Argentina a Estados Unidos es "mayor al 80%" y que "la suspensión de trámites de importación en curso por 60 días es una medida general, que excede a la Argentina".