El aislamiento de los cultivos a las condiciones ambientales, como
sequías, heladas o granizos, permite lograr mayores rendimientos así
como una oferta menos estacionada, generando producciones en todo
momento del año y en diversas zonas del país donde el cultivo a campo
no sería posible debido al clima.
Al colocarse una cubierta que permite el paso de los rayos solares, se
genera en su interior un ambiente óptimo para el crecimiento de las
plantas (siempre que se controlen los excesos de temperatura y
humedad). Sin embargo, estas mismas condiciones que permiten altos
rendimientos, también favorece el ataque de enfermedades e insectos. Es
decir, el invernadero protege no solo a las plantas sino también a sus
respectivas plagas de las condiciones climáticas, favoreciendo su
crecimiento y propagación. Es aquí donde el cultivo bajo invernadero no
es ajeno al manejo integrado de plagas y malezas, debiendo
implementarlo a fin de lograr productos de calidad.
A diferencia de los cultivos a campo, en este caso, las enfermedades e
insectos son las plagas de mayor incidencia en la producción. Si bien
las malezas constituyen una amenaza, son fácilmente controladas
mediante tecnologías como el “mulching”, el cual consiste en cubrir
mediante un plástico la hilera de tierra que se ha preparado para la
siembra, dejando únicamente la zona de la semilla sembrada al
descubierto. De esta manera se impide la emergencia de plántulas de
malezas. Asimismo debido a que las extensiones de producción son
generalmente menores a las de campo se realizan también controles
manuales además de controles con productos fitosanitarios en algunos
casos, principalmente previo a la siembra o plantación.
En cuanto al manejo de plagas y enfermedades, es indispensable que se
realice un correcto monitoreo a fin de identificar las “plagas
problema” y evaluar si ante su presencia y distribución se hace
necesaria la aplicación de productos fitosanitarios. Los monitoreos
debieran realizarse al menos, dos veces por semana. Inspeccionando
tanto hojas como tallos, en búsqueda de frutos u hojas dañadas. Se
deberá mirar tanto en el envés de las hojas como la zona de inserción
de la ramificación (axila), ya que muchas plagas, como por ejemplo
pulgones, suelen hospedarse en esas zonas. También se deberá poner
especial atención alrededor de puertas, hendijas o ventanas que es
donde suelen aparecer los primeros focos.
Una vez identificada la plaga o enfermedad y con ayuda de un asesor
técnico idóneo, que suele ser el Ingeniero Agrónomo, se podrá
seleccionar el producto fitosanitario que permita disminuir la
propagación de la misma. En general las aplicaciones bajo invernadero
son realizadas mediante una “mochila pulverizadora”. Es importante que
se cuente con personal capacitado al momento de realizar una aplicación
con productos fitosanitarios bajo invernadero, ya que las condiciones
del mismo generan una mayor exposición al producto a diferencia de
aplicaciones a campo.
El aplicador deberá no solo leer cuidadosamente las instrucciones que
figuran en la etiqueta del producto a utilizar, sino que deberá seguir
las indicaciones del profesional asesor, respetando las dosis y
momentos de aplicación, y utilizando el equipo de protección personal
correspondiente. El mismo deberá contar con botas o zapatos de suela
impermeable, traje impermeable o repelente al agua, antiparras, guantes
de nitrilo, mantener su cabeza cubierta con un gorro o capucha
impermeable y utilizar máscaras respiratorias, ya que las condiciones
de altas temperaturas pueden generar una mayor volatilidad de los
productos utilizados, y al utilizar los productos en un ambiente
cerrado aumenta la exposición y por ende el riesgo de tener algún
problema en su salud.
Luego de realizada la aplicación es importante respetar los “períodos
de reingreso” a la zona tratada, los cuales figuran en la etiqueta de
los productos. Asimismo se deberán respetar los “periodos de carencia”
a fin de evitar superar los límites máximos de residuos (LMR) al
momento de cosecha.
Utilizando técnicas del manejo integrado de plagas y malezas y usando
responsablemente los productos fitosanitarios es que se podrán cuidar
los cultivos bajo cubierta generando productos inocuos y de calidad,
resguardando la salud tanto de los trabajadores como de los
consumidores.