A la extensa superficie agropecuaria de La Pampa, Río Negro y Buenos Aires afectada por los incendios rurales, se le suma un pronóstico que anticipa que, hasta fines de enero, no se producirían lluvias  en toda la región. Por esto, especialistas del INTA recomiendan reforzar las precauciones y mantener la limpieza de alambrados, cortafuegos y picadas para evitar la reactivación y propagación del fuego.

“Las precipitaciones ocurridas en algunas localidades pampeanas y del sur bonaerense la semana pasada, tuvieron muy poca cobertura”, expresó Pablo Mercuri, director del Centro de Investigación en Recursos Naturales del INTA, quien anticipó que “en los pronósticos, no se observa con claridad que se produzca en el corto plazo un cambio atmosférico que modifique este patrón climático, por lo que la situación deficitaria se mantendría y podría prolongarse durante todo enero”.

Según Mercuri, “en la tendencia de los modelos se observa que recién a partir de la última semana de enero se generarían condiciones de inestabilidad que podrían provocar lluvias de alcance regional”. Y aclaró: “Esta probabilidad se analiza en detalle, requiere confirmación y que podrá realizarse con certeza más cerca de la fecha”.

En este contexto, Mercuri alertó: “La región aún está en situación de alto riesgo y emergencia”.

Pablo Vázquez, del área de Gestión Ambiental y Recursos Naturales del INTA Anguil –La Pampa–, señaló que las herramientas de teledetección, mediante el uso de imágenes de alta resolución y las alarmas por focos de calor, ayudan a determinar la extensión espacial del fuego.

“En los mapas se puede observar cómo los incendios ocurrieron y se propagaron en lugares con diferentes grados de acumulación de combustible”, mostró Vázquez. “Los de mayor proporción se originaron en zonas caracterizadas por presentar más de 10 años sin haber sido quemados, con pastizales secos encerrados en áreas muy arbustizadas e inaccesibles al ganado”, agregó.

“El riesgo de incendio no sólo depende de la cantidad de combustible sino también de la facilidad de propagación y las dificultades para su control que se registren en cada zona”, indicó.

Las rutas son cortafuegos por excelencia. Pero, si las banquinas tienen acumulación de materia vegetal, el camino podría no ser suficiente para detener un fuego incentivado por el viento. En cualquier caso, con cortafuegos lo suficientemente anchos será posible detener el avance de las llamas.

“En La Pampa, la legislación provincial indica que las picadas perimetrales deben tener al menos 20 metros de ancho”, explicó Vázquez. “Estas picadas tienen más de un propósito y es por eso la importancia de mantenerlas limpias: facilitar el traslado de equipos de lucha contra los incendios para acceder a los sitios afectados, favorecer una vía de escape y dificultar el avance de las llamas”, destacó.

En esa provincia, bomberos voluntarios y Defensa Civil siguen realizando la guardia de cenizas para evitar que se vuelvan a encender los focos declarados extintos.

Ante la posibilidad de nuevos focos de incendios, Daniel Bolla, especialista del INTA Valle Inferior –Río Negro–, alerta sobre los cuidados a tener dentro de los campos. “No dejar materiales inflamables, como leña, papeles, combustibles líquidos, pinturas expuestos a las altas temperaturas”, señaló.

De acuerdo con Bolla, “es necesario mantener la limpieza de los alambrados, los cortafuegos, las picadas y los alrededores de las viviendas e instalaciones”. Además, recomendó que es fundamental “tener despejados los accesos, los tanques australianos llenos de agua, los corrales limpios y libres de malezas, si es posible, algún potrero anexo totalmente limpio donde se pueda refugiar la hacienda y prever líneas de defensa y vías de escape que permitan ingresar o salir rápido de los lugares con fuego”.

Los incendios rurales no afectan a un solo campo, por lo que resulta fundamental que los productores estén comunicados y en alerta, particularmente en días de tormentas y altas temperaturas, para avisar rápidamente a los vecinos, Defensa Civil y bomberos más cercanos.

“La limpieza tanto de picadas como de alambrados, además de evitar el avance de un incendio, impide que se quemen postes y varillas”, aseguró Bolla. “Es muy importante tener el establecimiento en condiciones debido a que, tanto las picadas como los caminos laterales sin vegetación, permitirá la circulación rápida y serán vías de escape ante la ocurrencia de un siniestro”, aclaró.


Pronóstico para la región

El informe de previsiones climáticas para la gestión de riesgos en la región afectada por la situación de sequía, elaborado por el Centro de Investigación del INTA, indica que no se producirían lluvias que puedan ser significativas en los próximos días en el centro y sur de La Pampa y el sudoeste de Buenos Aires.

Mientras tanto para el sur y sudeste de Buenos Aires, con sierras y lotes con rastrojos de trigo y pastizales también afectados por fuegos, podrían ocurrir mejoras graduales en la disponibilidad hídrica. A partir del 22 ocurrirían lluvias aisladas, más probables cerca de zonas costeras. Sin embargo, “las mayores chances de lluvias sobre el sur de Buenos Aires, La Pampa y Río Negro se prevén para los últimos días del mes de enero, a partir del 27 y 28, cuando se generarían situaciones de inestabilidad con la posibilidad de más milímetros y precipitaciones que cubran toda la región”, aseguró el informe.

De todos modos, aclara: “Un escenario más probable es que un cambio marcado en los patrones climáticos y la regularización de la situación hídrica en las zonas deficitarias comience a partir de marzo – abril, en la región sur y sudeste bonaerense”.