María Eugenia Vidal es hábil. Evita, por ejemplo, criticar con crudeza a Daniel Scioli, como marca el manual de estilo de Jaime Durán Barba. Hace equilibrio entre la guía comunicacional del consultor ecuatoriano y el pedido de Emilio Monzó y el ala política del PRO de incorporar dirigentes peronistas al espacio. En especial por la inclusión de justicialistas en su gabinete: "Más que peronistas he incorporado gente que creo valiosa". Dice que no rechaza la candidatura de Elisa Carrió en la provincia de Buenos Aires, que es un error creer que si Cambiemos gana este año el oficialismo gobernará por ocho años y que, por el contrario, solo se quedará hasta el 2019 si pierde. Defiende la foto con Mario Ishii y Eduardo Duhalde de hace unos días, jura que no le interesa una eventual candidatura de Cristina Kirchner y asegura que Pablo Bressi es un buen jefe policial, pero que hay etapas par la gestión, que no descarta cambios y que "es difícil saber" cuando la provincia de Buenos Aires será segura.

La gobernadora bonaerense está de excelente humor, una costumbre casi habitual cuando enfrenta a los medios. Recibe a Infobae en su oficina del piso 19 de la sede porteña del Banco Provincia al borde del mediodía del martes 10, una hora antes de almorzar con Mauricio Macri. Está a días de iniciar sus vacaciones de una semana en las playas mexicanas con sus hijos. Se pone seria cuando habla de ellos. "Fue un año duro para ellos", confiesa. No solo por el divorcio con el intendente Ramiro Tagliaferro. Sino por las amenazas sufridas durante el año pasado en medio de la purga de la Policía Bonaerense y del Servicio Penitenciario Federal, las consecuencias en la seguridad de su familia y el reclamo de sus tres hijos, en especial de la mayor, de 16 años.

– El año pasado tuvo varios mensajes mafiosos, como la vaina en su casa o el mensaje en los tribunales de San Martín. ¿En algún momento sintió miedo? ¿La pasó mal?

Cualquier persona que intentar ser intimidada la pasa mal, por supuesto. Más por mi familia que por mi; yo elegí este trabajo y sabía donde me estaba metiendo, pero la familia, los hijos, los padres…

– ¿Sus hijos le han reclamado?

La mayor tiene 16, algunas medidas de seguridad no les gustan porque restringen su libertad. Son adolescentes las dos mayores, lo hemos hablado, son conscientes de que son medidas necesarias. Mi hijo más chico todavía es chico, tiene 10, atraviesa menos este tema. Lo hemos hablado y tratamos de encontrar una manera de vivir lo más normal posible. Yo también quiero que tengan una vida normal. Nos tuvimos que mudar, tuvieron que dejar su casa. Hay costos. Esto fue lo que más me pesó de las intimidaciones: los costos familiares y personales.

– ¿En algún momento se lo replanteó, le hizo pensar si valía la pena?

No porque no hay opción en esto. O das la pelea o sos cómplice, miras para otro lado. Nosotros no vinimos a eso. La gente no votó un cambio para que seamos cómplices o miremos para otro lado. La gente ve una esperanza de dar la batalla una vez como no se dio antes. Y eso vale la pena estos costos. Eso justifica esos costos. Y ser coherente. Yo no le prometí a los vecinos que les íbamos a resolver todos los problemas, pero sí que iba a dar la pelea.

– ¿Está conforme con Pablo Bressi como jefe de la Policía bonaerense? Hay versiones que dan cuenta de que está buscando otro jefe policial.

Hay etapas en la gestión, y yo he hecho muchos cambios de gabinete este año, y todo el mundo sabe que estoy dispuesta a seguir haciéndolos en función de que sea necesario. Pero también es cierto que la política de seguridad no depende de un jefe de policía. Sería reduccionista. Para la etapa que atravesamos del 2016 hasta hoy me parece que Bressi cumplió una buena tarea. Eso se evalúa todos los días.

– ¿Está evaluando cambios en la conducción de la Policía?

Hoy no, pero podríamos hacerlos. Vamos a seguir investigando. No hay estabilidad para nadie.

– ¿Cuándo cree que los bonaerenses van a estar seguros?

Es difícil definir una fecha, son procesos que en algunos casos funcionaron mal durante más de 25 años. No peleamos contra personas corruptas, peleamos contra un sistema que está corrupto. No se trata de hacer una purga.

– ¿Sigue siendo corrupta la Bonaerense?

Seguramente que adentro de la Policía todavía hay lugares de corrupción que no encontramos y que vamos a seguir encontrando. No se desarma de un día para el otro. Seguimos apartando a gente por qué no hace bien su trabajo. Estamos hablando de 94.000 personas. Entiendo que la gente quiere respuestas ya, pero no hay recetas mágicas. Yo no le voy a mentir a la gente. La única seguridad que les puedo dar es que yo se en qué vereda estoy parada, y el Presidente también. Yo no soy parte del narcotráfico, no soy parte de las mafias policiales, no soy parte del juego. Yo no convivo con el delito. Pero va a llevar tiempo.

– No le gusta calificarse, ¿pero está conforme con su primer año gestión?

Conforme no estoy nunca, es una desgracia para mi equipo, nunca estoy conforme. Más en una provincia que tiene tantas necesidades y problemas como la provincia de Buenos Aires.

– ¿Si ganan este año las elecciones se quedan ocho años y si las pierden solo cuatro?

Me parece un error tremendo pensar que por perder una elección intermedia no vas a ganar la siguiente o por qué la ganas tenes garantizada la siguiente. Recién concluido el primer año de gestión no está bien pensar en cuatro años más o en procesos de reelección. Todavía me tengo que aprobar a mí misma. Yo tuve y tengo una vida muy linda fuera de la política, no me desespero por un cargo. En su momento tomaré la decisión que sienta que es mejor para mi familia y la provincia.

– ¿Usted prefiere que Elisa Carrió no sea candidata en la Provincia?

Prefiero que los candidatos en la provincia sean el resultado de un debate de Cambiemos. Yo he dicho públicamente que tengo una muy buena relación con "Lilita" Carrió. Lo hemos hablado muchas veces. A ella tampoco la desesperan los cargos, me lo ha dicho varias veces.

– Le cambio la pregunta: ¿Cree que Carrió ayudaría más a Cambiemos siendo candidata en la ciudad de Buenos Aires?

"Lilita" ayuda en todo el país, olvidate.

– ¿Le preocupa la pelea de Carrió con Ricardo Lorenzetti?

En ese caso, y el Presidente ya lo ha dicho, ella expresa una posición personal, no de espacio político. Pero Cambiemos no va a invalidar la acción de nadie. Lorenzetti ya se refirió al tema, ha declarado su inocencia y tenemos un Poder Judicial que avanzará aclarando las cosas. No es una posición institucional de Cambiemos.

– ¿De qué lado está usted en la discusión pública y la grieta entre Emilio Monzó y Jaime Durán Barba?

La grieta… yo creo que no hubo ni fisura (ríe). No son visiones opuestas, son complementarias. El estar cerca de la gente, el escuchar, el caminar y recorrer y no quedarse encerrado en el escritorio es una manera de hacer política que yo siento y comparto. Y eso no invalida otras formas de hacer política que también incluyen generar consensos y sentarse con gente de otros partidos. Yo le sigo tocando el timbre a la gente. Eso también es gobernar. Y también lo es reunirme con Margarita Stolbizer, con Felipe Solá, verme con Sergio Massa, juntarme con intendentes del PJ como (Martín) Insaurralde o (Gabriel) Katopodis.

– ¿Hace lo que Macri no quiere o no puede hacer?

Todo se trata de sobreinterpretar. Yo tengo una política general en el Gobierno de la provincia que no es distinta a la que tiene el Presidente, de consensuar. Nadie gobierna solo.

– Pero usted tiene más apertura, incorporó dirigentes peronistas al gabinete. Monzó ha criticado esa falta de apertura en el Gobierno nacional.

Más que peronistas he incorporado gente que creo valiosa. Yo quiero a los más valiosos en mi equipo siempre. Eso le garantiza mejores resultados a la gente.

– En la campaña usted fue muy crítica de los barones del conurbano, y hace unos días se mostró con Mario Ishii, con Eduardo Duhalde y con Aldo Rico. ¿Se arrepiente de esa foto?

Mi presencia ahí fue institucional, fui a inaugurar dos hospitales que se hicieron con fondos de la Provincia y que los ejecutó el gobierno municipal. El acto lo organiza el intendente, que fue elegido por la gente, e invita a quienes cree que tiene que invitar. Yo estaba ahí como gobernadora.

– Pero usted no es ingenua, sabe con quién se mostraba.

Yo le doy mucho menos valor que lo que la política le da en general a las fotos. Y siempre ha sido así. Lo que importa es el trabajo y el lugar donde yo estoy parada. La gente sabe que ni Ishii ni Duhalde son parte de Cambiemos.

– ¿Le gustaría que Cristina sea candidata?

No me preocupa, no es algo que sea objeto de mi análisis, o a lo que le ponga energía. Es una decisión de ella y de su espacio político.

– En estos días hubo una polémica en torno a los 25.000 millones de pesos de coparticipación que Nación decidió girarle. Usted ha presentado una demanda en la Corte Suprema, sobre la que el máximo tribunal se declaró competente, por lo que podría fallar en algún tiempo a favor o en contra. ¿Lo habló con el Presidente?

El Presidente apoyó nuestro reclamo en la Corte.

– ¿De cuánta plata estamos hablando?

Hay una deuda de más de 400.000 millones de pesos por todo lo que no se pagó en estos años, y después está lo que cada año debe recibir la provincia, que son 50.000 millones de pesos, de los cuales la Nación nos dio la mitad. Nosotros, con este fondo que nos da Nación, recibimos 9.500 pesos por cada vecino contra 30.000 pesos que reciben el resto de las provincias. Estos fondos que se transfirieron no son para este año, son del año pasado. No son fondos electorales.

– Si la Corte falla a favor de ustedes, ¿cuánto debería pagarle Nación?

Que nos devuelvan los 50.000 millones al año y se defina un plan de pagos razonable para recuperar la deuda.

– Sus colaboradores han dicho que la Provincia ahorró este año unos 5.000 millones de pesos en gastos, ¿era plata mal usada o se la robaron?

Varias cosas. En IOMA llegamos a un ahorro de 700 millones de pesos, había sobreprecios, pacientes que recibían atención que no vivían. Lo denunciamos penalmente. Hicimos ahorros significativos en la pauta publicitaria, el año pasado con inflación de más del 30 por ciento gastó menos de la mitad que el Gobierno de Scioli había gastado en 2015. Redujimos más de 200 cargos políticos que a nuestro entender no eran necesarios.

– Se que es muy cauta al hablar de Scioli así que se lo pregunto de esta manera. ¿Le compraría a su antecesor un auto usado?

No manejo, no le compraría un auto a nadie (ríe con ganas).

– ¿Le compraría una bicicleta?

No voy a comprar una bicicleta usada (ríe). No sé si compraría dentro de la política en general.

– Le cuesta mucho criticar al ex gobernador.

Tampoco critico a Cristina, a Sergio Massa o a Stolbizer. No creo en esa forma de hacer política. Después de ocho años cada vecino sabe quien es Scioli. Lo que hizo o no hizo por él, lo que prometió y no cumplió. No necesita que yo se lo diga. Ya tuvo su tiempo y su oportunidad. No comparto su gobierno y tengo profundas diferencias con él. Pero el periodo de la pesada herencia pasó y yo me hago cargo de lo que hay hoy en la Provincia, me hago responsable. Como el Presidente se hace responsable del gobierno nacional.

– Este es el cargo más importante que le tocó ocupar hasta ahora, ¿le hacen sentir su condición de mujer en un ambiente aún muy machista?

Sí, lo sentí también en la campaña y en los anteriores cargos. La política todavía es machista. No es un ámbito excepcional. Pero nunca me victimicé por eso. Lo tomo como un dato. Yo siento que no estoy acá porque soy mujer.

– Eligió a Julio Conte Grand como el jefe de los fiscales, ¿no puede llegar a ser su Gils Carbó?

No, es imposible que pase eso.

– ¿Por qué?

Primero porque yo no se lo pediría. Y segundo porque él no lo aceptaría.