Como si estuviéramos en el Egipto de Moisés,  una nueva plaga azota la zona agrícola, sometida a inundaciones e incendios extremos.

Parece una maldición de la naturaleza, enojada con el trato que recibe del hombre. Las condiciones atmosféricas agudas se vienen registrando  por tercer año consecutivo.  Y se sospecha que éste será el peor.

Basta mirar lo sucedido el domingo para comprender la gravedad del cuadro. Volvió a llover; y así sumó, en menos de treinta días,  más de 300 mm en la mitad de la provincia de Santa Fe.

Para colmo, hoy lunes 9, está lloviendo en buena parte de la región.

Los desastres naturales, cada año más recurrentes, tienen por gran responsable a  la imprevisión humana.  La acción del hombre mediante emisiones de gases industriales y energéticos, una  agresiva deforestación -sobre todo en  las provincia de Santiago del  Estero, Tucumán y del NEA,  así como en la propia Córdoba y Santa Fe-,   formas ineficientes en el uso del suelo, políticas inadecuadas de construcción de obras hidráulicas contribuyen decisivamente a tales desastres.

La aplicación de derechos de exportación, por años, ha estimulado el monocultivo y la reducción de la rotación agrícola. Hoy pagamos las consecuencias.

El Informe "Riesgo Territorial" del Programa Nacional de Prevención de Desastres,  con el apoyo del PNUD (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo), asevera que en la región pampeana, "la principal amenaza de desastres corresponde a anegamientos e inundaciones por desbordes fluviales y lluvias".

En principio se estima que cerca del 20% de la soja, en la zona núcleo,  está entre regular y mala condición.

Buena parte de los suelos de esta zona se encuentran saturados. Todavía hay lotes donde las siembras de soja de segunda  (de diciembre) no se han efectuado. Y hay otros que deben resembrarse.

Se estima que alrededor de un 25% de la superficie no se ha sembrado aún con soja de segunda.

En su mayor parte, los cultivos de soja sufren el ataque de bolillera y de infestación ligadas a la humedad excesiva.

Así están las cosas. Claro que en esta página lo que nos preocupa es la reacción del mercado frente a tales desastres.

El mercado internacional ahora aguarda los números que dará a conocer el USDA,  el próximo 12 de enero.

Vale recordar  que en su último reporte, hablaba de una producción para nuestro país de 57 millones de toneladas. Muy optimista.

En tanto la BCR estimaba  52,5 millones de toneladas.

Es probable que el USDA reduzca sustancialmente sus números el día 12. Si así fuese, lógico sería que, principalmente por la acción de los fondos, hubiese un salto en los precios.

Desde nuestro estudio,  estimamos un volumen de  apenas  50 millones de toneladas.

En este cuadro, los precios deberían caminar en alza. Claro que la palabra final la tiene el vecino  país.

Todo dependerá del volumen de cosecha de Brasil. En este sentido, las entidades del gobierno así como las privadas del país calculan un record productivo con 102,5 millones de toneladas.

Pero todavía falta para que, en Brasil, se complete la campaña.

Marzo debería ser un mes bisagra. ¿Por qué? Porque allí es cuando amengua la oferta del Norte de América y aparece la del Sur.  

Deberíamos tomar como escenario posible, un cuadro de precios  en suba para esa fecha.