Acostumbrado a la operatividad que le imprimía a su actividad privada, Néstor Roulet confiesa que le costó entre dos y tres meses adecuarse al ritmo que impone la gestión del Estado, donde todo es más lento.

 

Sin embargo desde su función de secretario de Valor Agregado de la Nación, el productor cordobés asegura que con sentido común y cierta lógica se puede realizar gestión pública que impacte en la producción.

 

En diálogo con Agrovoz , el funcionario nacional repasó su primer año de gestión al frente de la secretaría del Ministerio de Agroindustrial.

 

–Como repartición nueva dentro del organigrama del Ministerio, ¿qué le aportó la Secretaría de Valor Agregado a la agroindustria?

–Al principio costó acomodarnos. Conocer un expediente y el mecanismo del Estado no es simple, pero redondeamos un año con muchos resultados concretos. Tenemos varias subsecretarias y direcciones a cargo, donde el trabajo dio sus frutos. En la subsecretaria de Alimentos y Bebidas, por ejemplo, trabajamos con la Comisión Nacional de Alimentos, que estamos presidiendo a partir del 1° de enero, y que es la encargada de autorizar todos los alimentos nuevos. Dentro de esta estrategia estamos en camino de sumar al Código Alimentario el aceite alto oleico de soja. Como sellos distintivos de calidad también dimos denominación geográfica al alcaucil platense, que tiene dos mil hectárea en el área de La Plata, que se exporta a Italia; y al membrillo de San Juan. Por nombrar solo algunas de las medidas que apuntan a darle valor agregado a las producciones regionales.

 

–A nivel de energías, ¿qué resultados obtuvieron?

–Desde la subsecretaría de Bioindustria trabajamos fuerte en biodiésel. Convocamos a la Mesa de biocombustibles que estaba prevista por ley pero que nunca se había reunido. Allí convergen los ministerios de Producción, Energía, Ambiente y Agroindustria, y a partir de esta sinergia organizamos la actividad. Cuando asumimos el precio de venta del biodiésel a las petroleras era de seis pesos el litro y lo llevamos a 10, porque si no nadie vendía. En 2014 y 2105, la participación del biodiésel en el corte del gasoil no superaba el cuatro por ciento. A partir de actualizar los precios e incentivar los cupos logramos que se cumpliera con el cupo del 10 por ciento. Estamos hoy con un millón de toneladas en el consumo interno, y también incentivamos su uso en la producción de energía en grandes motores y en los impulsores de ciclo combinado, con una demanda extra de entre 300 mil y 400 mil toneladas. También se trabajó en la difusión de las exportaciones, en el que se abrieron más mercados. En resumen creció 50 por ciento la producción.

 

–¿Están buscando incentivar el uso propio del biodiésel en los productores?

–Es el objetivo para este año. Estamos trabajando con la nueva Oncca para crear un nuevo sujeto que es “el usuario de industria”, a través del cual el productor llevaría soja y la industria devolvería biodiésel, a partir de un servicio a fason. Estamos negociando con las grandes marcas de maquinaria agrícola, como Agco, CNH, para que pongan motores que usen B100 (100 por ciento de biodiésel); al igual que en el transporte donde hay camiones, por ejemplo Scania y Volvo, que toleran el ciento por ciento de biodiésel para el uso propio.

 

–¿Cuáles son los planes oficiales para la producción de etanol?

–Si bien es la Secretaría de Energía la que otorga los cupos a las empresas, desde el Ministerio de Agroindustria trabajamos en su desarrollo. Durante 2016 se aumentó en dos puntos la participación del etanol en el corte con la nafta, que se otorgó al sector cañero que venía con dificultades. Hoy los cañeros tienen una realidad mucho mejor, la bolsa de azúcar pasó de 160 pesos a 400 pesos. En 2018, la nafta se mezclará con 25 por ciento de etanol (E25) de maíz y de caña de azúcar (NdR: hoy ese valor es 12 por ciento). Ese nivel de mezcla permitiría duplicar la cantidad de etanol que hoy se consume, tanto para el maíz como para la caña de azúcar. Hoy tenemos una participación de ambos productos que es del 50 por ciento y es probable que siga en esos términos. Vamos a tener 500 mil toneladas más de consumo que será muy bueno para Córdoba. Estamos trabajando con la Asociación de Fabricantes de Automotores (Adefa) para llegar a su implementación, en especial por el tema de las garantías de los motores.

 

–¿Se van a probar nuevos eventos en materia de biotecnología?

–De los 32 eventos que tiene aprobados el país, cuatro se dieron durante el año pasado. Y durante 2017 se van a aprobar más. Hay empresas que están trabajando en nuevas tecnologías, no sólo para cultivos extensivos sino también en intensivos. Hay desarrollos en productos específicos. Se vienen nuevos eventos resistentes a sequía en soja y en trigo; muchos de empresas nacionales.

 

–¿Cuál fue en objetivo de crear la Dirección de Maquinaria Agrícola?

–Es efectuar un acompañamiento a las empresas del sector, por ejemplo, en la estrategia de internacionalizar la maquinaria agrícola. Junto con las nuevas direcciones nacionales de Gestión Ambiental y Financiamiento trabajamos fuerte en mostrar que nuestro sistema de siembra directa no solo ayuda a producir más sino que también contribuye a mejorar el medio ambiente. Con el Ministerio de Producción decidimos prorrogar el reembolso fiscal de 14 por ciento por seis meses, pero en el futuro se va a modificar. Se les va a requerir ciertas condiciones a las empresas. Durante los próximos seis meses vamos a trabajar en ver cuáles son las obligaciones a cumplir para cobrar este reembolso. Veremos si sale por ley o se mantiene el esquema del decreto, con algunas condiciones. La idea es desarrollar un esquema que les permita a las empresas que incorporen tecnología verse beneficiadas. Apuntamos a contar con un sello nacional para la maquinaria agrícola, al que las industrias podrán acceder luego de cumplir con una serie de pasos.

 

–¿Hubo asistencia financiera durante 2016?

–Pusimos líneas de crédito por siete mil millones de pesos, tanto en la banca pública o privada. El objetivo era asistir a las economías regionales, a través del subsidio de tasa. Se otorgaron alrededor de 4.500 millones de pesos. En ganados y carnes se destinaron 600 millones de pesos y se concedió todo. Hubo asistencia para lechería, manzanas y peras, vid, olivos, arroz y cítricos, entre otros. Hay una línea especial, por ejemplo, para reconvertir la industria láctea al 11 por ciento anual con cinco años de plazo y uno de gracia. Muy accesible.

 

–¿Habrá ayuda crediticia para 2017?

–Ya hay algo previsto para las cadenas de alimentos. Hay un fondo específico de 1.700 millones de pesos que se va a destinar a capital de trabajo, inversión productiva y reducción de costos en 14 cadenas sectoriales. Ya se tiene el diagnóstico y durante este año vamos a poner énfasis en ello.