El sector avícola argentino entró en alerta luego de la aparición en Chile de un foco de influenza aviar (gripe), enfermedad infecciosa que además de provocar una importante pérdida productiva puede ocasionar el cierre de mercados para la exportación.

 

En ese país es la tercera vez que se detecta la enfermedad. En esta oportunidad, fue en una granja de pavos en la comuna de Quilpué, en la región de Valparaíso. Según la agencia de noticias alemana DPA, las autoridades chilenas ordenaron sacrificar 350.000 pavos para frenar el foco, entre otras medidas para aislar la zona.

 

Ante esta situación, en la Argentina el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) prohibió preventivamente todo tipo de importaciones de productos avícolas y de aves vivas provenientes de Chile, aunque esas importaciones son inexistentes.

 

Además, anunció el refuerzo de los controles de vehículos y personas en los pasos fronterizos con Chile.

 

La Argentina está considerada país libre de la enfermedad. Las aves migratorias son una fuente de transmisión y el ser humano la puede diseminar ser si pisa excremento de animales enfermos y luego ingresa a las granjas. Para la Organización Mundial de la Salud, la mayoría de los virus de la gripe aviar no infectan al ser humano, pero algunos, como el A(H5N1) y el A(H7N9), pueden causar infecciones humanas graves.

 

Según el Senasa, el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) de Chile reportó que el virus es de baja patogenicidad y pertenece al subtipo H7. Precisamente, ayer en el sector avícola estaban aguardando saber el nivel de patogenicidad. "Lo más importante es estar alertas e incrementar los cuidados en las granjas", señaló a LA NACION Roberto Domenech, presidente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA). Domenech cree que Chile "va a manejar bien la situación" en el sentido del control del foco.

 

En la Argentina hay unas 5000 granjas de pollos y gallinas ponedoras, todas georeferenciadas. Allí se están incrementando las medidas de seguridad. El Senasa pidió minimizar visitas y presencia de extraños en las granjas, impedir el ingreso de otros animales, instalar o controlar el correcto funcionamiento de pediluvios y rodaluvios (recipientes con agua y desinfectantes por donde se debe pasar caminando o los autos ingresantes), controlar moscas y roedores, utilizar o instalar los compost debidamente y no arrojar guano o aves muertas fuera de la granja. Aconsejó evitar el contacto de gallinas y pollos con aves silvestres.

 

Por otra parte, recomendó restringir viajes y visitas a granjas avícolas de Chile por parte de profesionales de la avicultura. Si lo hacen, al regresar a la Argentina deben evitar el ingreso a las granjas durante una semana.

 

Con la guardia en alto

200.000 tn fue el volumen de exportaciones de pollo argentino el año pasado, según datos de la industria avícola. La cifra representó una baja del 14% interanual. La presencia de la enfermedad en un país puede llevar al cierre de mercados.

 

50% pérdida potencial. Es el porcentaje del plantel productivo de una granja avícola que se puede perder en apenas 48 horas desde la detección de un foco altamente infeccioso, según los especialistas.