Presente en muchas de las dietas para adelgazar que emprenden los argentinos y gran aportante de vitamina C, el pomelo se ha ganado un lugar en los paladares locales: en el país se consumen 2,90 kilos per cápita anuales de esta fruta, típica de las zonas más cálidas.

La producción argentina de pomelo es de 130.382 toneladas anuales, según datos estadísticos de la Federación Argentina de Citrus (Federcitrus). De esa cifra sólo se exportan 460 toneladas, muy lejos del pico alcanzado en 2008, con 32.378 toneladas. Los dos destinos a los que la Argentina le vende pomelos son Paraguay, en su mayoría, y Uruguay.

Las principales provincias productoras son Salta (47.850 toneladas), Corrientes (27.000 toneladas anuales), Formosa (19.000 toneladas) y Jujuy (14.000 toneladas). La industria acapara 61.594 toneladas, mientras que el consumo interno en "fresco" se lleva 42.918 toneladas.

El árbol del pomelo (citrus paradisi), a veces llamado pomelero o toronjo, es de la familia de las rutáceas, cultivado por su fruta que es el pomelo, toronja o pomelo rosado. Es un híbrido, probablemente producido de manera espontánea entre la pampelmusa y la naranja dulce (citrus sinensis) en las plantaciones del mar Caribe alrededor del siglo XVII.

Aún cuando el consumo predominante del pomelo es en fresco, ya sea en el mercado interno o externo, parte de la cosecha (alrededor del 13% a nivel nacional) es derivada a la industria. Existen plantas procesadoras de cítricos en Salta, Jujuy, Tucumán y Formosa.

En el mercado interno, las modalidades de comercialización son muy variadas. Todas las empacadoras grandes realizan operaciones de venta directa a supermercados. Otra alternativa de venta rápida de grandes volúmenes de fruta es la comercialización a través de subastas en el Mercado Central de Buenos Aires (MCBA).