Abrió una negociación para superar la crisis que se desató cuando la oposición impuso en la Cámara de Diputados su propia versión del impuesto a las ganancias. Relegó al presidente de Boca y empresario del juego Daniel Angelici de cualquier intervención en la política judicial del oficialismo. Y envió un mensaje al gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, en el que le advertía que ya no está en condiciones de pagar el costo internacional que supone la prisión preventiva de Milagro Sala. Con estos giros se cierran tres etapas. Y se inauguran nuevos problemas. Tenía razón Julio Irazusta: "La política es una opción entre dificultades".

La reforma de Ganancias expone casi todas las disfunciones de la vida pública. Allí, Macri chocó contra uno de sus grandes dilemas. La alianza Cambiemos está unida por la contradicción con el kirchnerismo. Lo mismo sucede con una franja importante de la base electoral oficialista. Esta dinámica obliga al Gobierno a librar un incesante ballottage contra "lo viejo". Pero la estrategia tiene un límite: como el Poder Ejecutivo está en minoría en el Congreso, está condenado a entenderse con "lo viejo".

En las últimas dos reuniones de Macri con su equipo se impartió la misma instrucción: dialogar. De pronto, Massa dejó de ser un impostor. Además de la retórica, mejora el método. El Presidente indicó que hablar con Peña, Mario Quintana o Gustavo Lopetegui es hablar con él. Un espaldarazo para Peña, y un upgrade para sus dos subordinados. La otra recomendación de ayer, en Olivos, fue quitar dramatismo a la tormenta. Traducido: fragmentar las negociaciones. Hay un escollo: Macri no quiere ceder más recursos que los de su proyecto.

Salvo que exprese una posición negociadora, esa rigidez haría que las conversaciones sean inconducentes. Por ahora, el Presidente confía en que la racionalidad de los números convenza al peronismo. Alberto Abad presentó cifras impactantes. La propuesta oficial suponía un costo fiscal de $ 41.800 millones. La ley Massa-Kicillof sacrifica $ 150.000 millones.

El impacto sobre alguna provincias es llamativo. Según la AFIP, Buenos Aires perdería $ 9860 millones; Santa Fe, 6600; Córdoba, 6400; Tucumán, 3400. Pero lo más curioso es la caída de recaudación para los distritos más pobres, donde Ganancias alcanza a menos habitantes. Según el economista Federico Forte, la reforma beneficia sobre todo al 9° y al 10° decil, con salarios brutos superiores a $ 29.000 o a $ 61.000. Por eso es incomprensible que Chaco ceda $ 3500 millones, Salta 2900, o Misiones 2400.

Abad y el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, lograron que los ministros de Hacienda de todas las provincias, después de calibrar el costo de la ley, pidieran al Senado la suspensión del tratamiento. Esos tesoreros revelaron así que los diputados de sus distritos habían votado una reforma impositiva de primera magnitud sin calculadora. Pocas veces la dirigencia exhibió una irresponsabilidad más escandalosa.

Macri tiene a favor la interna peronista. La astucia de Massa consistió en arrastrar a todo el PJ a la velocidad de sus propias urgencias. Él enfrenta una encrucijada en las elecciones bonaerenses del año próximo. Necesita que el Gobierno llegue a octubre debilitado. No está claro que sea una prioridad para todo el peronismo. Menos aún para Juan Manuel Urtubey, challenger de Massa en una competencia de larga duración. No es de extrañar, entonces, que entre los senadores del Frente para la Victoria los disidentes más duros hayan sido el salteño Rodolfo Urtubey, hermano del gobernador, y el catamarqueño Dalmacio Mera Figueroa, su primo.

En esa bancada hay más contradicciones. Anteanoche sorprendió la virulencia del tucumano José Alperovich contra Macri. Es comprensible: en cualquier momento Alperovich cae enredado por las denuncias contra su amigo José López, que le pregunta desde las cámaras del presidio por qué no lo visita. Gildo Insfrán también tiene pesadillas. El juez Ariel Lijo citó a indagatoria al presidente del Banco de Formosa, Martín Cortés, por el contrato con Old Fund, de Amado Boudou, por $ 7,6 millones.

Sergio Uñac (San Juan), Liliana Corpacci (Catamarca) y Sergio Casas (La Rioja) tuvieron un comportamiento más extraño. Hace un año pidieron a Macri la eliminación de las retenciones a la minería. Pero sus diputados votaron reponerlas.

Una incógnita recorre al peronismo: ¿cómo es el vínculo de Massa con Miguel Pichetto? En la Casa Rosada lo suponen cada día más estrecho. Senadores que no quieren a Pichetto lo desmienten. Dicen, chistosos, que "a Miguel le gustaría ayudar a Macri, pero Macri no lo deja". Anteayer los dos hablaron por teléfono. Y el que proponía soluciones era el senador opositor. Hubo una discusión reveladora. Durante la última reunión de bloque, Pichetto recriminó al ultrakirchnerista Marcelo Fuentes: "Vos no te endurecés por los trabajadores, sino para que Macri tenga que vetar". Parecía que, en alguna charla privada, Fuentes había confesado esa intención.

Pichetto administra una contradicción: los gobernadores le piden que modere la rebaja de Ganancias, y a los sindicalistas les gustaría mantenerla. Pero en la CGT también se abren fisuras. José Luis Lingeri, "Mr. Cloro", se ofreció como negociador con el oficialismo. Lo rechazaron cuando pidió a cambio la presidencia de AySA para uno de sus hombres. Era la prebenda que tenía con los Kirchner cuando pactaba las obras con el piadoso José López. Consecuencia: Macri recibió ayer en Olivos a Hugo Moyano. El camionero depende del Presidente para salvar OCA, que controla como si fuera propia, y que mantiene con la AFIP una deuda que envidiaría Cristóbal López. Moyano ya no puede pedir más rebajas impositivas.

A propósito de Cristóbal y de la "industria" del juego, uno de los escándalos que podría haber el miércoles, cuando el Senado trate Ganancias, tiene que ver con la opaca negociación de los diputados peronistas para reducir el impuesto al juego de $ 6000 millones a menos de $ 1000 millones por año. López tiene suerte: mañana se aprobará en la Legislatura la transferencia de sus salas a la Ciudad, sin que Macri haya derogado el decreto con el que Néstor Kirchner, en 2007, le extendió el vencimiento de la concesión de Palermo desde 2017 a 2032.

Esta vez no estuvo Angelici para defender al sector. El "Tano" informó a Macri que abandona las gestiones políticas. En especial en Tribunales. El Presidente se lo comunicó el lunes a Germán Garavano, a quien le corrió un frío por la espalda. Teme que Angelici haga notar que el Gobierno lo necesita disparando "fuego amigo" desde los juzgados en los que tiene buenas relaciones. Sospecha inaugural: ¿esa guerra ya empezó con la decisión del fiscal Guillermo Marijuan de imputar al Presidente, a Peña y a Alfonso Prat-Gay por el decreto que permite a familiares de funcionarios ingresar al blanqueo? El inspirador de la medida fue el asesor presidencial Fabián "Pepín" Rodríguez Simón, adversario de Angelici y, sobre todo, amigo de su verdugo, Elisa Carrió. La causa se tramita en lo de Lijo. Este juez, para quien trabaja un sobrino de Angelici, también ha sido muy severo con "Pepín" por el financiamiento de la campaña.

Los virajes de Macri en las últimas horas se extienden a otro caso judicial: la prisión preventiva de Milagro Sala. El Presidente comunicó a los radicales que no está en condiciones de que los líderes extranjeros le sigan reclamando por esa dirigente. Los últimos en hacerlo fueron Tabaré Vázquez y Michelle Bachelet. Gerardo Morales, además, trabaja para Sala. Sus representantes en la Legislatura propusieron un plebiscito para que los jujeños opinen sobre el cautiverio de Sala. Ni en la Venezuela de Maduro se imaginó semejante disparate.

El caso Sala está rodeado de una enorme hipocresía. Es posible que su prisión preventiva esté más justificada que la de Ricardo Jaime, Lázaro Báez o José López. O la de innumerables militares investigados por los delitos aberrantes que se cometieron durante la dictadura. Da la impresión de que el sistema de garantías sólo rige para quienes, desde cerca o desde lejos, despiertan simpatía. Por los indeseables nadie llora.