Históricamente el fortalecimiento del dólar, hoy en el mayor nivel de los últimos 13 años, y la suba de tasas ante la perspectiva de una inflación más alta en los Estados Unidos hubieran sido factores suficientes para provocar una baja generalizada en el precio de las commodities. Pero está sucediendo lo contrario, en el último mes el precio de la soja acumuló subas de US$ 20, un 6% promedio; los aceites ganaron US$ 60 o su equivalente del 8%, y finalmente la harina de soja aumentó US$ 11 o el 3%.

 

En la Argentina el precio de la soja de la nueva cosecha en el Matba registró subas de US$ 9, equivalentes al 3,5%. Todo el complejo soja registró subas en el momento en que los farmers estadounidenses ya vendieron buena parte de su cosecha y ahora están sentados arriba esperando mejores precios.

 

El comportamiento del mercado hasta el momento les ha dado la razón, pero en el caso del trigo hubo bajas de US$ 10 o del 6% en el mismo periodo, mientras que el maíz mantuvo casi el mismo valor.

 

Una respuesta simplista a la suba sería, "están comprando los chinos". Es cierto, pero los chinos compran poroto de soja. ¿Por qué suben entonces el aceite y la harina? "La India está comprando más aceite y Europa hace lo mismo con la harina", podría ser otra de las respuestas. "El efecto Trump podrá haber influido tanto en la estrategia de los productores y frenar la venta de soja disponible esperando algún cambio en el mercado", este es el argumento más difícil de sustentar tratándose de la solidez que ha demostrado tener la política agropecuaria de EE.UU. más allá de los cambios presidenciales.

 

Finalmente, ¿qué otro factor que no estamos viendo podría estar induciendo a los fondos no comerciales a incrementar su posición comprada de soja en Chicago? Toda posición comprada implica una visión alcista. ¿Qué están viendo los fondos que no está viendo el resto del mercado? Para poder ensayar esta respuesta debemos apelar a la memoria: abril de 2016, los fondos comienzan a armar una sólida posición comprada ante pronósticos de una grave sequía en EE.UU. que debería haber ocurrido en agosto de este mismo año. La famosa "sequía que no fue" y que, por el contrario, dejó cosecha récord de soja y de maíz.

 

Existen hoy informes de consultores climáticos que están pronosticando fuertes pulsos de sequía y elevadas temperaturas en Sudamérica. Incluso se conoció un informe privado que anticipa una caída en la productividad de la soja y del maíz. La gran duda entre todos los operadores es si esta vez los fondos se volverán a equivocar.