Entrado el último mes del año, para la industria maderera es tiempo de balances. Sus referentes recientemente se reunieron en Mar del Plata en el 135 Congreso Nacional Maderero, organizado por la Federación Argentina de la Industria Maderera y Afines (Faima). Allí mostraron su preocupación por un combo difícil de contener: caída de ventas, aumento de costos y retroceso de la actividad.

Con un mercado interno cada vez más chico y una baja de casi el 20% de la actividad de la construcción, la industria de la madera actualmente trabaja casi a la mitad de su capacidad. Específicamente, con un 40% de capacidad ociosa, afirmaron desde Faima. Es que en una industria netamente dependiente del mercado interno, la caída de la actividad económica resulta fundamental. Más cuando se trata de productos "prescindibles" a la primera necesidad, como en el caso de los muebles, por lo que el sector no espera ni proyecta una inmediata recuperación.

En ese contexto, precisaron una caída de las ventas en torno al 30% en los primeros 10 meses del año, particularmente, de las ventas vinculadas a madera aserrada y sus subproductos, que se contrajeron un 33,1%, mientras que las de los muebles lo hicieron en un 29,2%, según un informe elaborado por el Observatorio de la Industria de la Madera y el Mueble (OIMyM). "Somos un sector de alta durabilidad, con bienes no seleccionables en primera categoría, que apunta un 98% al mercado interno", describe Pedro Reyna, Secretario General de Faima, que a pesar de todo resalta que en el sector no hubo reducción de personal. Concretamente, según la encuesta del Observatorio, un 65% de las firmas del sector encuestadas afirmó haber mantenido estable su dotación de personal, mientras que un 21,5% afirmó haberlo disminuido. Un 78% de las mismas no espera que haya cambios de dotación para 2017.

Claro que la producción sintió los efectos. El sector estimó una caída en la producción de madera aserrada y subproductos del 7,8%, y del 12,3% en la elaboración de muebles, para los primeros nueve meses del año, con una proyección hasta el cierre del año con el mismo margen. "Las decisiones de compra de productos madereros se ven afectadas ante caídas del salario real o por contextos de incertidumbre sobre la actividad", señaló Gabriel Campins, Vicepresidente 1ero de la entidad.

Según explicaron, el alza de los costos fueron morigerados por la falta de demanda y la caída de la producción (por lo menos en cuanto a insumos). Justamente, las materias primas e insumos explican un tercio de los costos del sector y se incrementaron 42% en promedio para el subsector de aserrado y 34% para el mueblero, en lo que va del año. Respecto a la mano de obra, de junio a noviembre, el sector firmó un aumento del 23,5%, para los cerca de 70.000 empleados. Pero quizás el mayor impacto lo sintieron con un incremento de las tarifas de servicios, por arriba del 40%. De cara al 2017, el 80% de las empresa no espera una mejora de la producción.

Con este escenario, las decisiones de inversión tienden a enfriarse. En maquinaria, por ejemplo, sólo un 40% de las firmas manifestó intenciones de inversión, mientras que en infraestructura invertirá sólo un 29%. "Tenemos el problema de que las fuentes de aprovisionamiento de insumos están lejos de los centros de industrialización", afirma Reyna, que pone al tema logístico como una de las mayores dificultades. Grafica que Capital y el Gran Buenos Aires representan el 50% del consumo de muebles del país, en donde resulta más barato el envío a países como Malasia o China, que el transporte desde Posadas a Buenos Aires. "Hay caminos intermedios que es la vía fluvial y la ferroviaria, que servirían para la competitividad de las compañías. Hoy todo lo que se traslada es en camión", afirma Reyna.

En total, la cadena de valor foresto industrial emplea 77.600 puestos de trabajo, con un valor bruto de producción que alcanza los u$s 8155 millones.