De visita por el sur de España, uno vuelva recordar el privilegio recibido de la naturaleza en nuestro país. En Andalucía, prima sin lugar a dudas el olivo, extraordinaria planta que requiere muy poco de la tierra, que acá es tan pobre que apena.

Sólo pide sol y un mínimo volumen de agua. Según la región, existe una variedad de aceituna, tal como sucede con la vid en el gran parte de Europa.

Pero, volvamos a los granos. ¿Qué está pasando con la soja?

Tal como lo veníamos comentando, la demanda internacional sigue fortaleciéndose.

Pese a los informes del USDA sobre una cosecha extraordinaria en EE.UU. los valores de la oleaginosa no sólo no muestran visibles bajas sino que, por el contrario, tienen breves impulsos a la suba. El último informe del USDA ponderó el 72% de las plantas en estado bueno/excelente, por encima del 63% vigente a igual fecha de 2015. El organismo informó que el 95% de los cultivos de soja ya que atravesaron la etapa de floración.

Aún con un mercado más complejo, por cierta reducción en el crecimiento, China sigue importando en cantidades que sorprenden.

En tal sentido, EE.UU. continúa su programa de exportaciones sin señales de decaimiento. Según distintos cálculos, para el 1 de septiembre de este año, cuando finaliza el ciclo productivo 15/16 del país, el volumen total exportado sería de alrededor de 55 millones de toneladas.

Es un volumen récord. Y las exportaciones de la cosecha de la próxima campaña tienen también un registro extraordinario.

Con relación a nuestro país, se estima que cerca de 28 millones de toneladas permanecen aún sin vender y alrededor de 33 millones sin precio firme.
Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) la cosecha 2015/2016 de soja ya ha finalizado, con un volumen de 56 millones de toneladas y con un rinde promedio nacional de 30,4 quintales por hectárea.

Como vemos, lo que permanece sin vender y comercializar hace una proporción elevada del volumen cosechado y stockeado. ¿Por qué tanta demora en desprenderse de la mercadería? Más, si consideramos que a la vista no existe posibilidad alguna de concreción de (prometida) reducción de 5 puntos en los derechos de exportación.

¿Acaso los tenedores de soja apuestan a un precio internacional mejor?

No creemos que se trate de ello. Más bien, la apuesta está en mantener su capacidad de pago para el futuro en una suerte de moneda dura como es la soja.

Décadas de inestabilidad y de devaluaciones han dejado esta huella: la gente teme a quedar en dinero. Prefiere mantener las reservas de valor en soja.

Sin embargo, tal temor no debería ser mayor al de una baja en los precios por la oferta proveniente de EE.UU. y la posibilidad de un aumento futuro en Sudamérica.