El consultor Eduardo Sierra recuerda que en marzo-abril de este año, la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA) y los servicios meteorológicos europeos pronosticaban, con muy alta probabilidad, una Niña para el segundo semestre de 2016. Justificaban el fenómeno en que la temperatura del agua del Pacífico estaba 2°C debajo de lo normal. Luego, en junio, las mediciones determinaron 1°C por debajo de lo normal y en julio, la NOAA vaticina solo 0°6 C por debajo de lo normal hacia octubre, para llegar a -0,3 en diciembre.

El analista recuerda que para que se considere la posibilidad de un fenómeno Niña, la temperatura del agua debe estar 1°C o más por debajo de lo normal durante tres meses seguidos, incluyendo diciembre. Con -0°6 y -0°3 C se enfrentaría una situación neutral fría desde el punto de vista del Pacifico. Y se desdibujaría la posibilidad de una Niña en la primavera y el verano próximos.

No obstante, Sierra advierte que hay otros fenómenos que están influyendo en el clima en 2016, aparte de la temperatura del Pacífico. En la actualidad hay un ciclón en el océano Atlántico, formado por el choque de las corriente de Malvinas -ascendente fría y cercana a la costa argentina- con la de Brasil -descendente cálida más alejada del territorio-, que envío permanentemente viento y humedad hacia el continente y que generó los temporales de los últimos días, que seguirán en las próximas semanas, alternados con situaciones de bloqueo que generan tiempo más seco.

Hacia adelante, Sierra prevé un clima inestable durante lo que resta del año, por un Atlántico complicado y por vientos del oeste que serán secos y frescos en invierno y secos y cálidos en verano, combinados con fenómenos extremos provenientes de la gran energía que dejó el reciente Niño, el más potente de las últimas décadas.

Nubosidad para rato

Por su parte, Anthony Deane, de la consultora Weather Wise Argentina, agrega otros ingredientes al panorama del tiempo. "En 2016 hay un desplazamiento de los patrones climáticos, que provocó el ingreso de nubosidad y la interrupción de heladas de los últimos días. "La humedad entra por Jujuy, sigue en dirección a Córdoba y cubre toda la región pampeana hasta Chacharramendi, lo que genera un desequilibrio de los sistemas de producción", observa el consultor.

El tiempo húmedo de principios de julio se repetirá a partir de la tercera semana de este mes. "Luego vendría un periodo más tranquilo en agosto, con pocas lluvias, que se puede prolongar en septiembre. Después puede haber más lluvias a partir de mediados de octubre, pero de distribución muy heterogénea, con áreas en las que faltará la humedad, y tiempo severo, que puede incluir vientos, granizo y tornados", proyecta Deane.

En ese escenario complejo desde el punto de vista climático, los productores deberán elegir los cultivos y materiales genéticos que se adapten a condiciones muy variables y poco amigables, y dimensionar muy bien la disponibilidad de maquinaria y/o contratistas para aprovechar los momentos de tiempo favorable para efectuar las labores. También sería imprescindible mantenerse permanentemente informados de la evolución de todas las variables que inciden sobre el clima, para desarrollar, de la mejor manera, planteos agrícolas que encierran más riesgo que en décadas pasadas.