En plena campaña de cosecha de soja en nuestro país, resulta razonable que el precio de la oleaginosa tienda a la baja.

El problema se está agravando, porque las condiciones de siembra en el gran coloso del norte del mundo siguen siendo bastante favorables.

El tiempo para la siembra es propicio, hasta ahora, en el cinturón maicero estadounidense.

De hecho, hay claras previsiones de lluvias para este martes sobre zonas del oeste y del norte del cinturón sojero/maicero. Aunque -hay que marcarlo- los pronósticos extendidos de 6 a 14 días hablan de precipitaciones inferiores a las normales para gran parte de las zonas productoras.

Otro factor bajista está dado por la política cambiaria de Brasil.

Ya bien avanzada la trilla de soja en ese país, persiste la devaluación del real contra el dólar.

Lleva acumulada, en las tres semanas precedentes, 2,6%. Y ahora sumó una nueva depreciación del orden del 1,3%.

En consecuencia, la paridad ha llegado a prácticamente 5,20 por dólar.

El gráfico muestra cómo desde fines de diciembre pasado, el dólar ha seguido un recorrido en suba (EXCHANGE-RATES.ORG).

Con este cuadro, lógicamente, los tenedores de soja se ven alentados a vender.

En suma: la mayor competitividad de la soja brasileña patea en contra de los precios internacionales.

La cosecha en ese país se acerca al final, por lo que, al momento, es una mercadería que abunda y con precios más competitivos merced a la devaluación. Un fenómeno totalmente distinto al que hoy por hoy experimenta nuestro país.

AgRural relevó el progreso sobre el 84% del área apta, contra 78% de la semana anterior y el 86% de igual momento de 2023.

Finalmente, unas palabras sobre el turbulento mundo nuestro. Hemos amanecido con tristes noticias por un nuevo foco bélico en el Oriente Medio, con un ataque de Irán sobre Israel que abre las puertas a posibilidades de violencia como hace mucho no veíamos.

El conflicto debería afectar los precios de commodities el petróleo.

La región involucrada es una importante fuente de petróleo, por lo que cualquier tensión en la región debería elevar los precios del combustible.

Así, al ya mayor consumo del tipo de biocombustibles, que exige más aceite, pero no más harina, se agregaría una nueva demanda por este sucedáneo del petróleo.

La Asociación Nacional de Procesadores de Oleaginosas relevó este lunes la molienda de soja estadounidense de marzo en 5,35 millones de toneladas, un nuevo récord histórico. El relevamiento sobre el stock de aceite fue en 839.600 toneladas, un volumen superior a lo aguardado.

Todos los meses se registran aumentos en la molienda de soja en EE.UU. Y así se continúa con el incremento de existencias de harinas, algo que empuja hacia abajo el precio de la oleaginosa. El cuadro, que se está agravando por el desbalance de oferta y demanda, es preocupante.

A medida que pasa el tiempo, crece la demanda de aceite y, por lo tanto, sube la oferta de harina.