Para Alejandro Gutiérrez, magister en Economía Agrícola y director del Centro de Investigación Agroalimentaria de la Universidad de Los Andes, a partir del año 2021 la producción agroalimentaria comenzó una importante recuperación en comparación con la fuerte caída de años anteriores.

El especialista explicó que en el año 2021 empieza la recuperación motivada por los cambios en las políticas económicas. Se liberaron los precios, y eso hizo que se equilibraran los mercados y que las cadenas de valor agroalimentarias comenzaran a funcionar con mayor fluidez.

Agregó que, entre otros elementos que influyeron en la recuperación, están la legalización de las transacciones en dólares, las facilidades para importar insumos, el hecho de que el estado abandonó su rol como monopolista de la importación, y eso ha creado un entorno más favorable del que existía hasta el año 2018, cuando había fuerte intervención del estado.

En su análisis, el experto señaló que hay un proceso de recuperación que se ha mantenido, “el cual pudiera haber sido mayor si hubiéramos tenido más financiamiento, pero la política macroeconómica no permite que fluyan los recursos financieros de la banca, debido a las altas tasas de encaje legal para poder combatir el proceso inflacionario o hiperinflacionario que teníamos, y que todavía sigue en niveles muy elevados”.

Despegue del sector agrícola

Indicó que el proceso de recuperación que se ha hecho en algunos rubros del sector agrícola, como lo son la producción de cereales, maíz, arroz, café o caña de azúcar, se ha venido incrementando con cierta fuerza, al igual que la producción ganadera, sobre todo la bufalina de leche y de carne.

Gutiérrez señaló que, en el lado de la producción, este aumento ha sido muy desigual porque no todos los productores tienen capacidad para financiarse, hay problemas muy fuertes que limitan el que el despegue del sector agrícola sea mayor, como la falta de financiamiento, la escasez de combustible y los problemas de servicios públicos. Por otra parte, la producción de la agroindustria también ha venido aumentando en los últimos dos o tres años, y desde ese punto de vista se puede decir que eso es positivo.

Seguridad alimentaria

Para Gutiérrez, el problema sigue siendo que los niveles de inseguridad alimentaria de la población son muy altos, mientras los niveles de ingreso son muy bajos. Y aunque hay un equilibrio en las fuerzas del mercado, los niveles son muy bajos, poca oferta, poca demanda, las poblaciones más vulnerables se siguen quejando de que sus ingresos no son suficientes para tener acceso a una ingesta de alimentos que les permita tener una verdadera seguridad alimentaria.

Eso es lo que reflejan los diferentes estudios realizados sobre el tema de la seguridad alimentaria. “En la medida en que haya crecimiento de la economía, por supuesto que la situación de seguridad alimentaria, que es muy crítica en Venezuela, se va a aliviar, pero 2022 y 2023 no fueron precisamente de crecimiento económico”, indicó.

El problema de los servicios

El problema de los servicios y la falta de combustible, que afectan tanto a la producción agrícola como a la agroindustrial, no se han solventado en las áreas rurales donde se da la producción agrícola sigue siendo fundamental.

El experto en Economía Agrícola recordó que el año pasado se quedaron cosechas en el campo que se perdieron debido a la falta de combustible para trasladarlos. Ese problema de la falta de gasolina todavía no se ha resuelto, y en este momento los problemas de corte del servicio de energía eléctrica están en un pico nuevamente en las regiones.
Actualmente ha recrudecido otra vez el corte de electricidad, de manera que en las áreas rurales es un problema fuerte.

En cuanto al financiamiento, señaló que “este problema aún no tiene solución porque forma parte de la política macroeconómica para evitar la expansión de la oferta monetaria y contener el fenómeno inflacionario”.

Los pequeños productores

Venezuela está aplicando un programa de estabilización económica sin financiamiento internacional, y esto hace mucho más difícil la utilización de medidas compensatorias, especialmente para los pequeños productores. Mientras tanto, los medianos y grandes productores hacen esfuerzos para que, con recursos propios y algunos mecanismos alternos que han surgido para propiciar la producción y las cosechas, salgan adelante.
Gutiérrez aclaró que no todos los rubros están siendo objeto de aumento de producción, pero sobre todo que los pequeños productores son los más afectados porque si no tienen recursos propios, o no pueden acudir al “prestamista del pueblo”, ven muy limitadas las posibilidades para aumentar su producción.

Del lado de la oferta ha habido algunas mejoras, hay más facilidad para importar, entonces la disponibilidad de alimentos ha aumentado desde el punto de vista de la oferta, pero desde el punto de vista de la demanda todavía hay problemas muy graves y la situación de inseguridad alimentaria sigue siendo muy severa.

El terreno en la producción agrícola

Según el primer vicepresidente de la Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios de Venezuela (Fedeagro), Osman Quero, en el año 2023 Venezuela sembró 315 mil hectáreas de maíz. Eso significa que el país va recuperando el terreno perdido en la producción agrícola.

“Hace 10 o 12 años se llegaron a sembrar más de 700 mil hectáreas de maíz, y solamente en el estado Portuguesa se sembraban 270 mil hectáreas de maíz”, dijo Quero.

El representante agrícola señaló que ese crecimiento se puede mantener en el tiempo si se mejoran condiciones como el acceso al diésel, porque la escasez de combustible ha limitado la posibilidad de aumentar la producción agrícola en el país.

“Esta circunstancia nos dice que realmente el país todavía tiene que mejorar en muchas necesidades de la producción agrícola nacional, y que escapa de las manos del productor, puesto que el suministro del gasoil proviene necesariamente del control y la distribución del gobierno nacional”, dijo.

Quero recordó que, cuando llegó la pandemia del Covid- 19 a Venezuela, ya el sector agrícola presentaba dificultades debido a la crisis económica.

El vicepresidente de Fedeagro asegura que desde hace tres o cuatro años pasaron de sembrarse 50 mil hectáreas a las actuales 350 mil hectáreas de maíz, pero ese crecimiento “dista mucho” de las cifras que manejaban hace 10 o 12 años.

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