El Cordillerano entrevistó a Patrick Buchanan, coordinador del Programa de Perros en Conservación del Programa Patagonia de Aves Argentinas, quien brindó detalles de cómo nació la idea y de la etapa en la que está el proyecto.

Se trata de un trabajo que apuesta a la convivencia del ganado con depredadores como el puma y el zorro. “Es un proyecto de conservación e investigación científica donde trabajamos en distintas problemáticas ambientales más relacionadas a especies en peligro”. Hace muchos años comenzaron a trabajar en el tema del macá tobiano.

“En un momento por cuestiones de necesidad recaímos en la idea de usar perros para ayudarnos en trabajos de conservación, tareas de control de poblaciones de especies invasoras para proteger a otras que estaban críticamente amenazadas”. Esto fue hace aproximadamente 6 años.

Todo esto lo vienen desarrollando en campos privados, el macá tobiano va a lagunas donde quiere nidificar, no hace diferencia si está en un Parque Nacional o un campo particular y ganadero. “Por eso tenemos un trabajo muy cercano con ganaderos de la zona, a través de horas de charlas y litros de mate, que es como se van dando estas relaciones”.
“Siempre la conversación caía en el problema del puma y del zorro como un conflicto por la ganadería ovina, aprovechando la estructura del proyecto pensamos cómo podíamos aportar nuestro trabajo”.

Se fueron sumando más actores, mejoraron la logística y consiguieron mayores recursos. “Con todo esto fuimos buscando generar un mayor impacto, cuando ya teníamos el proyecto de Perros de Búsqueda para Conservación, viendo este conflicto decidimos apuntar a esa problemática”.

Es un problema muy grande que se viene arrastrando desde que se trajo a la oveja a la Patagonia y que sigue creciendo. “Esto lleva a que cada día haya menos ganaderos, las poblaciones de depredadores están estables y en algunos lugares en crecimiento, hay más áreas protegidas y más campos abandonados”.

La pérdida de cabezas de animales genera el odio del ganadero hacia los depredadores nativos. “Lo empezamos a trabajar a través de una alianza con INTA Bariloche y en Pilcaniyeu que ya trabajaban con estos perros, conseguimos una primer hembra que era de un vecino del Parque Nacional Patagonia”.

Razas

Le propusieron implementar el proyecto para ver si lograban bajar las tasas de depredación. “En la Patagonia se utilizan principalmente dos razas, el Pastor Maremmano y Mastin de los Pirineos, nosotros trabajamos con la primera de ellas”.

Citó un ejemplo “lo comparo mucho con los autos, cuando uno quiere hacer 4x4 necesita utilizar una camioneta y para una carrera una Ferrari, acá sucede lo mismo, uno puede utilizar otras razas para el ganado pero el rendimiento no va a ser igual”. En nuestra región INTA comenzó a trabajar con esos perros en la década del 90.

“Al principio fue complicado porque se trataba de una metodología muy nueva, otro problema que hay en el campo son los perros asilvestrados y en muchas oportunidades, causa mucho más daño que los pumas y los zorros”.

¨Entonces la idea de que haya un perro en el campo y que nadie lo esté viendo genera cierta preocupación, pero termina siendo una gran ventaja una vez que el perro se demuestra en sus labores¨.

“Eso comenzó a dar movimiento a esta nueva herramienta, el uso de estos perros como protectores de ganado empezó hace cinco mil años en Turquía, no es algo que hayamos descubierto nosotros” aclaró.

Primera prueba

En el caso del proyecto comenzaron con un productor de Santa Cruz, campo vecino al Parque Nacional Patagonia que tenía serios inconvenientes con los depredadores. “Conseguimos un primer perro, probó y a los tres meses dijo que eso funcionaba”. Entonces consiguieron dos perros más.

“Pasaron dos años y nos dijimos por qué no empezábamos a potenciar esto y sabíamos que para que resultara bien, debíamos hacerlo con mucho cuidado”. Por eso decidieron abarcar pocos perros y un número muy bajo de productores.

Una práctica común de los ganaderos es la utilización de cebos tóxicos, veneno y de trampas y la caza indiscriminada. “Lo primero que queremos hacer es reemplazar algunas de esas prácticas por lo perros, sabemos que el uso de tóxicos genera un daño muy grande en el ecosistema”.

Agregó “estos perros también generan un impacto porque quieras o no es un depredador exótico en un ambiente natural pero estamos seguros que va a ser mucho menor que los utilizados actualmente”.

Educación

El trabajo que vienen realizando tiene dos ejes centrales, la implementación de los perros para reducir el conflicto y un estudio para realmente medir el impacto real que generan.
El entrenamiento de estos animales es muy distinto al de cualquier otro can “uno lo que hace es trabajar sobre la impronta, son una especie que tiene una estructura social de jauría”. En el caso de los perros domésticos los dueños son parte de esa manada “estos perros desde antes de nacer ya se encuentran en un recito donde la madre tiene a los cachorros en el mismo corral que las ovejas, el día que abren los ojos es lo primero que ven, cuando empiezan a caminar andan entre las ovejas entonces terminan sintiendo que son una de ellas”.

La gran diferencia es que piensa que es una oveja pero sigue siendo un perro es decir que “los comportamientos primitivos están intactos, cuida a las ovejas porque protege a sus pares”.

La reacción de los depredadores al encontrarse con uno de estos perros es alejarse. “Le tienen miedo porque además de proteger al ganado cuida su territorio, pero no ataca a los zorros ni los pumas”. El perro vive con las ovejas día y noche y tiene un sistema de manejo con comederos y agua.

“Se interpone entre las ovejas y el depredador, puede llegar a correrlo pero no atacarlo, por eso se utilizan estas razas que son más dóciles y tranquilas” aclaró.

Actualmente tienen una camada de ocho cachorros que ya están trabajando. “Nacieron en un corral donde estuvieron con la madre hasta el destete, después se fueron a distintos corrales donde ya convivieron con las ovejas, fueron ganando confianza pero siempre con ellas”.

Después pasaron a potreros con mayor cantidad de ganado. “Fueron ampliando su territorio y a seguirlas, conocer otras especies y a tener contacto con depredadores conociendo su olor”.

Ahora tienen seis meses “ellos no se apegaron a mí porque durante todo el proceso el contacto conmigo fue mínimo pero eso no quita que sí me encariñe, obvio que dan ganas de mimarlos pero sé que para que el proyecto funcione, es necesario mantener esa distancia”.

Una vez que se vinculó totalmente con el ganado sí comienza a generar un acercamiento con los cachorros porque aprender a estar en contacto con la gente.

A futuro

Si hay ganaderos que tienen intenciones de sumarse a este proyecto pueden hacerlo. “Los cachorros tienen un costo elevado pero a largo plazo se absorbe por comenzar a bajar la pérdida de ganado”.

“Estos perros no son una solución mágica, es parte de un proceso que es relativo a muchos factores que determinan el nivel de funcionamiento del animal”.

Generalmente se lo ve durmiendo entre las ovejas cuando hay luz diurna “no olvidemos que es durante la noche cuando hay mayor circulación de depredadores entonces recién descansan de día”.

Cada perro que comienza a trabajar en el campo tiene un collar para monitorearlo y saber el lugar exacto en el que está, información que luego cotejan y analizan.

Auslese Ultra Premium es una empresa que les facilita el alimento a un precio muy accesible. “Tienen un desgaste energético muy grande y deben tener una nutrición completa”. INTA Bariloche apoya con asesoramiento y Aves Argentinas brinda logística, costos administrativos y cubren otras necesidades.

“Es un proyecto ambicioso, el ámbito conservacionista y el productivo están de dos lados distintos, con estos perros apuntamos a lograr acercar a estos dos ámbitos, que ninguno de los dos necesite desplazar al otro, sino encontrar un punto intermedio”.

Una producción ovina sustentable “Que el productor pueda producir lanas o carne ovina sin que los depredadores nativos sean un problema”. Sabe que va a llevar mucho tiempo pero sabe que es posible hacerlo. (Fotografías gentileza de Valeria Aspinall y de Patrick Buchanan).

Fuente: El Cordillerano