“Al concluir la siembra, continuó la sequía y eso dificultó también el normal desarrollo del cultivo en momentos de llenado de grano, lo cual ocasionó mermas en la productividad y, por ende, una menor producción”, lamentó el presidente de Anapo, Fernando Romero.

El líder de los productores de soya de Santa Cruz afirma que, “el abastecimiento del mercado interno está totalmente garantizado para los sectores pecuarios, pues solo demandan un 20% de la producción; sin embargo, disminuirán los excedentes que son destinados a las exportaciones en grano, harina y aceite”.

Los productores de soya hacen todos los esfuerzos para seguir impulsando —mediante el cultivo de la soya— otras varias cadenas de producción alimentos para el país. Empero, las condiciones climáticas adversas, principalmente de sequía, ocasionan pérdidas productivas y económicas considerables.

Romero asevera que aún se puede alcanzar una producción de al menos 1,7 millones de toneladas de grano de soya, “pero —indica— para ello requerimos el diésel suficiente para garantizar la cosecha en el momento oportuno”.

“Uno de los elementos más importantes para afrontar esta situación es avanzar con la biotecnología, sobre todo hacia la aprobación del evento en soya HB4 con tolerancia a sequía, para ayudar a que los productores mitiguen sus pérdidas por esta adversidad climática”, enfatizó el representante de los productores de oleaginosas.

Las principales zonas productivas afectadas son los municipios de Pailón, Cuatro Cañadas y San Julián, que representan el 50% de la superficie sembrada en la campaña de verano 2023-2024. “Son casi 500 mil hectáreas afectadas y/o pérdidas por efectos de la sequía y eso implica una disminución importante en el rendimiento y la producción de soya”, señaló el presidente de Anapo.