Este potencial se ve impulsado por su rica biodiversidad y el interés creciente de empresas multinacionales en cumplir con sus compromisos de descarbonización.

La región, con su matriz energética sustentada en energías renovables y el vasto ecosistema de la Amazonía, atrae inversiones orientadas a la sostenibilidad. Sin embargo, la concentración de gases de efecto invernadero ha alcanzado niveles récord, lo que subraya la necesidad urgente de inversiones para alcanzar cero emisiones netas para 2050, según el Acuerdo de París.

Brasil y Chile lideran en la emisión de bonos verdes, con importantes contribuciones también de Colombia, Perú, Argentina y México. Estos bonos, que certifican la reducción de emisiones de CO2, alcanzaron un valor de mercado de US$2.000 millones a nivel mundial en 2022.

El interés en el financiamiento climático ha crecido, destacándose los sectores extractivos como los más involucrados en la adquisición de créditos de carbono. Por ejemplo, la brasileña Petrobras marcó su entrada en este mercado con una transacción significativa, preservando 570 hectáreas de bosque.

Río de Janeiro ha lanzado un programa de incentivos fiscales para fomentar la participación empresarial en el mercado de créditos de carbono, evidenciando el interés creciente en estas iniciativas.

A pesar de las oportunidades, la región enfrenta desafíos significativos. La Amazonía, un activo crucial para el mercado de carbono, sufre amenazas por la deforestación y actividades ilícitas. La seguridad, el acceso a la tierra y la falta de regulaciones claras son obstáculos que necesitan superarse para garantizar el éxito de las inversiones en este sector.

La demanda de créditos de carbono se espera que crezca exponencialmente, con estimaciones que sugieren un mercado que podría valer más de US$50.000 millones en los próximos años. Este crecimiento representa una oportunidad significativa para América Latina de liderar en la lucha contra el cambio climático y promover un desarrollo sostenible.

En resumen, América Latina se encuentra en un punto crítico, con la capacidad de expandir significativamente su participación en el mercado de créditos de carbono. Superando los desafíos existentes, la región puede aprovechar este momento para fortalecer su economía y contribuir de manera significativa a la sostenibilidad global.