En primer lugar, hizo su presentación José Lizzi, coordinador de Ganadería en el Movimiento CREA, habló de la brecha tecnológica que existe entre los productores de punta y los menos eficientes en distintos puntos del país. “Hay gran diversidad de productores y de objetivos. Los bajos índices productivos están ligados al mal uso de los recursos y a ineficiencias ambientales. En el 50% de los sistemas, el índice de preñez es mayor al 90% pero en el 75% de los sistemas el destete es del 75%”, ejemplificó.

Para mejorar, el especialista sugirió hacer algunos cambios. “Hay que empezar a ver la cadena orientada hacia el consumidor y no desde la producción; informar al consumidor para que tenga elementos para elegir y pagar más; apuntar a la trazabilidad y la transparencia en toda la cadena para que se distribuya el valor; expandir el mercado para no deprimir precios; hacer un plan con acuerdos que contemplen la fórmula ganar-ganar y no un juego de suma cero donde cuando un eslabón de la cadena gana el otro pierde”, enumeró.

“Hay que empezar a tener objetivos comunes, pensar cómo aumentar la eficiencia productiva como sector y como país. Tiene que haber una motivación, tiene que ser buen negocio hacer bien las cosas”, dijo Lizzi.

Posteriormente, Marcelo Signorini, veterinario, docente e investigador del CONICET, se refirió a los peligros en la cadena de la carne, desde el punto de vista de la inocuidad. “Hay que observar dónde está poniendo atención el mundo, qué es lo que los compradores dicen que no les gusta”, dijo el investigador. “Entre 2012 y 2014 se concentraron el 55% de las alertas sobre la carne argentina en la Unión Europea debido a una detección de presencia de genes de la bacteria que produce el Síndrome Urémico Hemolítico (SUH), aunque no todas esas bacterias son patógenas. Se trata de una bacteria que naturalmente está presente en los rumiantes aunque no produce síntomas en ellos”, contó Signorini. “También la presencia de ivermectina en la carne hizo que se nos cierren mercados de carne termoprocesada”, recordó. Asimismo, señaló que en los rodeos argentinos hay un 0,3% de prevalencia de tuberculosis bovina y presencia de brucelosis.

De acuerdo al profesional, las restricciones principales están dadas por lo microbiológico, puntualmente por la presencia de Escherichia coli. “Los peligros químicos tienen baja relevancia y los problemas sanitarios, si bien se puede mejorar, no representan una limitante de importancia”, enumeró el docente. En tanto, llamó a estar atentos frente a los “problemas emergentes” como las exigencias de bienestar animal que ya se presentan desde los mercados externos.

“El productor de carne no se da cuenta que está produciendo alimentos. No hay conciencia de eso ni en el productor ni en el profesional veterinario”, señaló Signorini.

Para cerrar el panel, el Ing. Agr. Adrián Bifaretti, del IPCVA (Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina), habló sobre los mercados y el consumo de carne de vaca. “En la actualidad, 4 de cada 10 personas se consideran fanáticos de la carne argentina en el país. Es decir que 6 personas se podrían pasar a otros alimentos, estamos frente a un problema de fidelidad”, indicó el ingeniero. “En la década del ´90 se consumían 80 kilos de carne de vaca por persona al año y hoy el consumo es de 56,7 k/hab/año, mientras que el de pollo trepó a 42,4 kilos y el de carne de cerdo aumentó a 14,5 kilos”, señaló Bifaretti.

Por eso, desde el IPCVA están llevando adelante acciones para promover el consumo de carne vacuna, especialmente la de novillo, apuntando a los consumidores más jóvenes. “De acá a 7 años, los millenials representarán el 75% de la fuerza laboral, por eso hay que apuntar los hábitos de consumo de ese segmento”, destacó. “A las nuevas generaciones hay que convencerlas con emociones. Los millenials son una generación volátil e infiel”, dijo el representante del IPCVA.

Asimismo, contó que desde el Instituto están realizando acciones en el exterior para promover las exportaciones de carne argentina. “La trazabilidad tiene cada vez más preponderancia como argumento de venta en el exterior”, remarcó.

El futuro del trabajo en el campo

Otro de los Ejes del Simposio Valor Ganadero, organizado por ACA (Asociación de Cooperativas Argentinas), fue los Recursos Humanos. En este marco, el Ing. Agr. Fernando Preumayr, consultor y profesor universitario, se refirió a los desafíos que encontrarán las empresas agropecuarias de carne y leche en cuanto a hacer atractivas sus empresas.

“El contexto ganadero hoy tiene un marco de evolución más intensivo, más demandante. Dentro de esto, lo que empieza a aparecer es un fenómeno que se da en toda la ganadería, que es que hay una sensación de que la gente no busca empresas ganaderas para trabajar. O sea, por un lado, es difícil atraer y también es difícil retener. En ese contexto, las preguntas son ¿por qué? y ¿cómo sigue la historia?”, sostuvo Fernando Preumayr.

En más de 30 años de trabajo con temas de personal y en temas de empresas y pymes agropecuarias, “lo que hemos ido viendo es que son organizaciones en que uno tiene muchas más posibilidades de trato con la gente, a diferencia de empresas más grandes”, dijo. Luego explicó: “la impresión que da es que el productor, o el gerente, o el que lleva adelante la empresa no le pone foco a este tema. Le parece importante, lo ve como una carencia, se queja, pero no hace. En general, también en las instituciones se trabaja muy poco en el tema. Yo hace 35 años que escucho que esto es un tema básico, pero hay muy poca gente que mete la mano en el bolsillo”.

Y en contraposición, dijo: “Por otro lado, veo productores con los que trato que, sin tener ninguna consultoría ni nada extraño, han logrado armar buenos equipos de trabajo, y buenos ambientes de trabajo. Veo que en todas esas empresas hay un proyecto, en el cual la gente está adentro. Esto es central y a diferencia de muchos otros que ven a las personas como un obstáculo, estas las ven como un impulsor”.

Con respecto al futuro del trabajo en el campo, Preumayr anticipó que “va a haber una sustitución parcial de mano de obra en aquellas cosas más físicas, quizá no tanto en el trabajo mental. Por eso creo, que una gran preocupación debería ser la formación y capacitación. La gente que pase por mi empresa debería irse mejor que como entró, si se quiere ir, ¿no?”.