El queso representa un alimento de suma importancia dentro de la dieta diaria por su aporte concentrado de proteínas de alto valor biológico, las cuales contienen aminoácidos. También aporta vitaminas y minerales. Por ello, es recomendable consumir dos porciones diarias del tamaño de una cajita de fósforos.

El Código Alimentario Argentino (CAA) define al queso como “el producto fresco o madurado que se obtiene por la separación parcial de la leche o leche reconstituida (entera, parcial o totalmente descremada) o los sueros lácteos, coagulados por acción física, del cuajo, de enzimas específicas, de bacterias específicas, de ácidos orgánicos, solos o combinados, todos con calidad apta para uso alimentario; con o sin agregado de sustancias alimenticias y/o especias y/o condimentos específicamente indicados, sustancias aromatizantes y materiales colorantes”.

En defensa de la salud pública y los intereses de los consumidores, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) fija las normas para la habilitación y el funcionamiento de los establecimientos elaboradores de quesos dedicados a la exportación.

Son 200 los establecimientos de este tipo habilitados en todo el país, principalmente, en Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos en los que la Coordinación de Establecimientos Lácteos y Apícolas del Senasa fiscaliza las condiciones sanitarias y edilicias. También las buenas prácticas de manipulación desde que llega la leche a la planta hasta su exportación.

Estas medidas contribuyen a ofrecer un producto de calidad al mundo. El valor agregado de la certificación sanitaria del Senasa fomenta y protege la producción agroalimentaria argentina en su estrategia de sumar mercados que aporten divisas al país.

Los envíos de quesos al exterior –generalmente semiduros y duros– se realizan en contenedores refrigerados a bordo de camiones o barcos según su destino. Según datos del Indec actualizados al 21 de junio, se exportó queso por 10.324.216 kilogramos equivalente a 49.660.979 U$S