El salón Ocre de la Exposición Rural de Palermo está a pleno. A pesar de que aun falta la jura de clasificación, como en los últimos años, la raza ovina Hampshire Down, más conocida como cara negra, (caramora, en Uruguay) vuelve a ser protagonista. Este año más de cien ejemplares de la raza dijeron presente.

Para los criadores, la raza tiene características que sobresalen como productora de carne por excelencia y rusticidad.

Edgardo Cardoso tiene 67 años. Su cabaña La Virginia está en la localidad santafesina de Runciman. Jeringa en mano, buscó a una de sus ovejas para vacunarla. La agarró con fuerza para que no se le escape dentro del box.

Dos minutos más tarde, se acercó con el tranco lento y dijo: "Yo hace ya más de 50 años que tengo esta cabaña y hace 30 que vengo a Palermo. Debo ser el más antiguo, por no decir el más viejo, de los cabañeros que vienen".

Cardoso explica el crecimiento de la raza en esta exposición. "Nuestra ventaja es que es una raza muy buena en producción de carne. Además, hemos conseguido mejorar la calidad de carne y el cordero nuestro marca la diferencia. Es muy buscado", señaló. Tiene 26 grandes campeones en su haber.

Los cabañeros son gente de trabajo y lo hacen en un ambiente de familia. "Lo nuestro es una empresa familiar, trabajan mis hijos, tenemos tambo y un poco de agricultura, hacemos una explotación mixta. Yo tengo 200 ovejas inscriptas; debe ser una de las majadas de pedigree más grandes del país", afirmó Cardoso.

Abel Arana es de Ayacucho. Su cabaña, El Charabon, tiene más de veinte años y hace tres que viene a la Rural. "En una época tuve una majada de Corriedale, después el patrón empezó a introducir Hampshire Down para lograr un cordero más pesado. Ahí empecé a apasionarme con la raza y ver los resultados", señaló. Y agregó: "Siempre pensé que el día en que pueda tener mi cabaña sería Hampshire Down. Es muy noble y no es estacional, uno puede darle servicio en cualquier época del año".

El crecimiento de la raza se produjo cuando la lana dejó de valer. Es ahí cuando Hampshire Down, carnicera 100%, empezó a tener un papel preponderante en el sector. Esto impulsó a que nuevos productores se vuelquen a la raza.

Valeria Brandi tiene 55 años y es veterinaria. Nació en Chascomús y desde chica su padre le transmitió la pasión por los cara negra. Hace más de veinte que vive en Esquel, en la Patagonia, donde desarrolla su actividad como profesional. Pero siempre para esta época viene a Palermo a formar parte del comisariato de ovinos.

"En los últimos años la lana no tuvo buen valor. La única que se paga es la lana fina de la raza Merino. El Hampshire Down da muy buenos corderos pesados y muy precoces. Por esa razón se va imponiendo a las otras razas. En el sur del país, la mayoría de las majadas son de Merino, pero ahora empiezan a incorporar Hampshire Down para cruzar y sacar corderos más pesados y precoces", dijo.

Matías Márquez es un pequeño productor de la ciudad entrerriana de Irasusta, cerca de Gualeguaychú. Su cabaña, Don Alberto, va a cumplir 20 años. Tiene una majada de 60 madres.

Este año está en Palermo con tres machos y cinco hembras. "La ilusión de todo cabañero es participar en Palermo; es la vidriera. Si tenés la suerte de tener buenos resultados, los clientes te buscan. Trato de aprovechar los buenos precios que se logran acá. Siempre he vendido todo. He mejorado en calidad y cada año me acerco más a los premios", destacó, esperanzado.

La vidriera de la Exposición Rural de Palermo de la que habló Márquez se repite en todos los cabañeros. Los productores ovinos tienen la posibilidad de mejorar la genética de sus rodeos con grandes campeones.

"Para venir a Palermo encerramos seis meses antes. A medida que pasa el tiempo, vemos cuáles se destacan más. Todo lo que traemos viene a venderse. Nos sirve mucho mostrarnos y competir con los colegas para ir mejorando. Además, nos permite hacer ventas particulares el resto del año", contó Arana.

Para Cardozo, "acá es muy buena la propaganda". Señaló: "Yo vendo todo, nunca me guardé ningún campeón. Para mí, traer a Palermo es un placer; ya venimos mirando los corderos que están naciendo para el año que viene. No hay nada mejor que esto, mi vida hubiera sido muy distinta si no me hubieran gustado tanto las ovejas y trabajar con ellas".

La venta de la carne

En este contexto, el viernes pasado se realizó el lanzamiento de la Mesa Ovina Nacional. Allí, el titular de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Dardo Chiesa, indicó: "El ovino puede darnos mucho más de lo que nos está dando. La producción ovina tiene mucho que ofrecer al país".

Arana destacó lo que está haciendo el Ministerio de Agroindustria para introducir la carne ovina como alternativa en las góndolas. "Esto para nosotros es muy importante. La carne ovina puede competir muy bien por precio y, además, es una carne criada totalmente a campo", dijo el cabañero.

En esta línea, Brandi afirmó: "Para llegar a las góndolas hay que crear conciencia; la carne ovina tiene la misma utilidad que la carne bovina".

"El borrego (más pesado que el cordero) es el producto que se debe comercializar para generar un aumento de consumo de carne ovina. El cordero de 12 kilogramos tiene destino de exportación. Debemos tener frigoríficos que sepan trozar la res ovina más pesada y así proveer a las góndolas de todos los cortes necesarios para el consumo familiar", dijo la veterinaria.

Brandi comentó que en Uruguay y España se utiliza una técnica de faena donde se desposta un capón de 30 kilos. "Después de sacar los costillares, lo trozan y sacan aproximadamente 110 bifes. De esa manera, disminuyen los desperdicios y se facilita la comercialización por cortes", concluyó.

Por: Mariana Reinke