La suba de retenciones al biodiesel, que el gobierno publicó ayer en el Boletín Oficial, no aportaría mucho al declamado objetivo de reducir el déficit fiscal, porque el aumento comprometería las exportaciones de ese producto y la recaudación adicional terminaría siendo poco significativa, o casi nula.

En efecto, un decreto dispuso un incremento del 8 al 15% en los derechos de exportaciones con los que se grava al biocombustible a base de soja. Pero este producto ya tiene fuertes trabas arancelarias en Estados Unidos, que lo dejaron afuera de ese mercado desde el año pasado, y con este salto de la alícuota casi al doble podrían complicarse también los embarques a la Unión Europea, el otro gran destino histórico.

"Con este nuevo nivel de retenciones, las exportaciones serán escasas. Los negocios futuros se ven muy condicionados", advirtió Claudio Molina, director ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno.

En el mismo sentido, Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara de la Industria Aceitera y del Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-Cec), estimó que, con esta medida, "las exportaciones de biodiesel corren peligro en el segundo semestre".

Desde el Gobierno argumentan que se busca propiciar la convergencia entre los derechos de exportación del aceite de soja (hoy en 24,5%) y el del biodiésel, que para el final de la gestión macrista confluirían en el 15%, en función de la baja mensual del 0,5 vigente para la soja y su biocombustible derivado. Además, se venía trabajando en una decisión de este tipo desde hace meses para contrarrestar la acusación de dumping norteamericana, razón por la cual el gobierno de Donald Trump dispuso aranceles "prohibitivos" de más del 70%.

En las negociaciones diplomáticas, esa decisión de la primera potencia mundial se defendía por la diferencia de precio entre la soja gravada al 30% y el biodiesel que hasta diciembre pasado no tenía retenciones. Ahora esa diferencia se achicó a menos de la mitad. Desde el viernes –1° de julio- el 26,5% de retenciones a la soja estará bastante más cerca del 15% que tributará el biodiesel. Con ese acercamiento, el gobierno de Mauricio Macri intenta que el Departamento de Comercio norteamericano habilite un cupo especial para el biodiesel argentino.

Con todo, la decisión tiene un contexto de oportunidad que la vincula con el afán de captar fondos de la Agroindustria. La posición de interrumpir la rebaja mensual de retenciones a la soja y sus subprodctos la frenó el presidente Macri el jueves, pero ese mismo día se firmaron los dos decretos, conocidos ayer, que retocan el esquema de retenciones.

"La medida tiene una connotación claramente de recaudación fiscal, aunque no vemos que en los próximos meses las ventas de biodiesel vayan a justificar esta decisión", evaluó Idígoras, directivo de las principales compañías exportadoras.

Y Molina pdió que, para que el complejo industrial oleginososo no se resienta en su nivel de actividad y empleo, es fundamental que se aumente el corte obligatorio al gasoil en el mercado interno (por ley se mezcla en un 10%) y que se avance en el "cumplimiento de la obligación de uso que tiene el segmento de generación eléctrica, un mayor uso en el transporte automotor de pasajeros y la implementación de programas de uso intensivo de biodiesel en flotas cautivas". Y que además, se intensifiquen las gestiones para obtener un cupo esepcial en Estados Unidos.