Todos los que estamos en el sector ya sabemos que la producción de maíz 2017/18 dista mucho de las primeras proyecciones. Hasta el jueves pasado, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires mantuvo su estimación de cosecha en 32 millones de toneladas, pero con varios elementos que generan gran incertidumbre sobre cual será la producción final.

La misma Bolsa de Cereales porteña en su informe sobre estado y condición de cultivos muestra para el maíz temprano un 55,4% entre malo y regular y un 77,4% entre malo y regular para el maíz tardío.

Ahora, ¿es posible que el maíz local repita lo que vivimos con el trigo 17/18? Yo creo que sí, podemos ver en el plano local una situación "similar", aunque no tan extrema.

Respecto a la relación con el mercado internacional, me cuesta ver que nuestro maíz llegue a valer 76 dólares por tonelada más que Chicago como ocurrió con el trigo el 24 de abril pasado. Ahora va corrigiendo, pero sigue con un diferencial elevado de 56 dólares versus Chicago y 48 dólares versus Kansas.

A diferencia del trigo, lo que ocurre con el maíz en Sudamérica influye en los precios de Chicago: 36% de las exportaciones mundiales salieron de Sudamérica en la campaña 16/17 (Brasil con un 20% y la Argentina con un 16%), mientras que desde Estados Unidos fue el 37 por ciento

Usando la estimación de producción de la Bolsa de Cereales porteña de 32 millones de toneladas, de la cual resta cosechar el 70% -stocks iniciales y finales iguales, consumo interno de 14-15 millones de toneladas- podríamos estimar un saldo exportable de 17/18 millones de toneladas versus 27 millones en el ciclo 2016/17.

Al 25 de abril pasado, o con el 30% de la cosecha realizada, la exportación ya compró de acuerdo al Ministerio de Agroindustria: 11 millones de toneladas (65% del "probable" saldo exportable). Vendió al exterior 7 millones.

Podríamos sacar de conclusión que en el corto plazo la exportación está "cómoda" porque está "comprada" en 4 millones, no necesita salir a pagar locuras para comprar más maíz.

Pero, la realidad es que los valores FOB del maíz argentino siguen estando competitivos versus FOB Golfo y Brasil. Podemos seguir haciendo negocios de exportación.

En el medio, la demanda mundial de maíz sigue firme, el cereal en Brasil la semana pasada hizo límite de suba por la posibilidad de que la zafriña siga cayendo y el Hemisferio Norte, que representa el 70% de la producción mundial, está en "plena siembra".

Con lo cual, como analizó Enrique Erize en LA NACION Campo el sábado pasado, "si el clima en los próximos meses en EE.UU. no es perfecto, entonces sería muy prometedor el escenario para el año próximo".

Recordemos que en el caso del trigo el "saldo exportable" de excel era de 12 millones de toneladas y al 30 de noviembre pasado (con un 30% cosechado) la exportación había comprado 6 millones de trigo (50% del saldo exportable) y siguió comprando hasta llegar hoy a 10 millones de toneladas o 85% del saldo exportable.

Si el mercado se moviera por el excel, no encontraríamos explicación a que el trigo haya subido 44 dólares (21%) solo durante abril. Pero la realidad marca otra cosa, de aquí a noviembre la exportación puede decidir seguir buscando negocios en el exterior y la molinería tiene que asegurar sus necesidades para funcionar.

En tanto, la oferta total en maíz todavía no está definida (al igual que en soja), los consumos tienen que ir asegurando sus necesidades en un contexto productivo muy difícil y con una exportación que ya compró elevado volumen. Queda mucho por recorrer, pero a las buenas expectativas de precios internacionales se suma la posibilidad de firmeza local, buena noticia para los productores de maíz, mala para los consumos. En ambos casos hay alternativas para "cubrirse". Poner pisos en el caso de los productores (con alternativas flexibles) y techo en los valores de la compra de los granos para los consumos. No hacer nada en un mercado tan difícil parece la peor opción.

La autora es especialista en mercados de granos